Luis Velázquez / Barandal
12 de septiembre de 2019
ESCALERAS: Los derechos humanos (DH) en Veracruz son un destripadero. Todos los días, como si los DH fueran unos simples huesos son revolcados en la cancha pública. Y los días se van ensortijando en una larga y extensa y sombría y siniestra cadena de inseguridad, primero, y de impunidad, después.
Los derechos humanos, por ejemplo, de las 180 mujeres asesinadas.
Y de los 46 menores de edad, la mayoría de 17 años, ejecutados en los últimos 9 meses.
Y de los 18 policías acribillados.
Y de los 15 policías y líderes sindicales muertos en el fragor de la batalla entre el gobierno y los carteles y cartelitos.
Y de los doce miembros de la comunidad sexual asesinados.
Y de los 7 activistas sociales ejecutados.
Y del primer reportero asesinado, corresponsal en Actopan, en el sexenio de MORENA que camina.
PASAMANOS: Los derechos humanos de todos ellos “valen una pura y con dos con sal” diría el rancherito.
Y lo peor, cada nuevo ultraje hace olvidar el anterior y el anterior y el anterior.
Por eso, Veracruz en el primer lugar nacional de secuestros y en el primer lugar nacional en feminicidios según asegura la diócesis de Orizaba.
Y por eso mismo, tantos desaparecidos del sexenio de Javier Duarte a la fecha y tantas fosas clandestinas y tantos cuerpos hallados por los Colectivos sin que la autoridad tenga voluntad política para aplicar la prueba ADN.
CORREDORES: Los días caminan y las elites políticas se purifican en el discurso oficial gritoneando que trabajan por los derechos humanos.
Son unos farsantes. Unos cínicos en la profecía de José López Portillo. Decenas, cientos, miles quizá de madres de familia siguen buscando a sus hijos desaparecidos desde el año 2011, el primero de Javier Duarte, sin que los DH sean observados.
Y las cúpulas políticas, burlándose, mofándose, pitorreándose.
¡Vaya cínicos!
BALCONES: Las elites gobernantes siempre han tenido la misma filosofía política y social sobre los derechos humanos, cuando, caray, ya en el relato bíblico se hablaba de.
Más aún: a nombre de los DH millones de delitos han cometido los políticos.
En el discurso oficial se atragantan hablando de los DH y hasta se asfixian.
Y cuando por ahí auxilian a una familia agraviada, por ejemplo, luego enseguida la publicitan en los medios para que la mitad del mundo y la otra mitad conozcan de su inmensa generosidad.
PASILLOS: Hay en Veracruz, por ejemplo, un millón de indígenas en las regiones de Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica, Valles de Santa Marta y Uxpanapa y Soteapan.
Y al millón de indígenas, todos nacidos en Veracruz, las cúpulas gobernantes han negado sus legítimos derechos humanos a un montón de satisfactores para llevar una vida de calidad:
Empleo seguro y pagado con justicia social y con Seguro Social e INFONAVIT. Buena calidad educativa para los hijos y de salud pública para la familia. Seguridad en la vida y justicia pronto y expedita, como el caso, por ejemplo, de los 700, 800, 900 indígenas presos en las cárceles por el terrible y espantoso delito de robar una gallinita, un pollito, para llevar el itacate a casa.
VENTANAS: 9 meses después y días de MORENA en el palacio de Xalapa, los derechos humanos igual de agraviados como en el tiempo panista y priista.
Y aun cuando la izquierda, izquierda delirante, ha tenido como bandera universal lucha por la dignidad humana de los pobres y “de los pobres entre los pobres”, todo redunda en un discurseo, en una palabrería, en “una tomadura de pelo”.