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Diálogo en el infierno: el góber de Veracruz y un reportero; asunto: los convenios

El Piñero

Luis Velázquez/ Escenarios

Veracruz.- UNO. Mejor solo que mal acompañado…

 

El siguiente es un diálogo en el infierno entre el gobernador y el directivo de un medio de información:

–Gracias, hermano, por asesorarme.

–Gracias a ti, gobernador, por darme la oportunidad.

–Hemos caminado juntos y hecho historia.

–Tú eres la historia.

–Gracias, hermano. Y bueno, ya es tiempo de hablar de convenios.

–Gracias, góber.

–Como tú sabes haremos un recorte de casi el 50 por ciento, pero habrá para todos.

–Gracias.

–Te estoy considerando un convenio de 20, 25 mil pesos mensuales.

–¿Cuánto?

–20, 25 mil pesos.

–Caray, gobernador, es muy poco.

–¿Poco? No, hermano, contigo estoy haciendo una excepción. Me has ayudado mucho. Me asesoras y no me cobras. Te la jugaste conmigo. Me has publicado y bien y te lo mereces.

–Pero esa cantidad mensual es poca.

–A todos los demás les daré entre 15 a 18 mil pesos, máximo. A ti, 20, 25 mil pesos.

–Mira, solo de nómina pago 200 mil pesos quincenales. Reporteros, fotógrafos, editores, secretarias, corresponsales, columnistas, y materia prima para la edición

–Pues sí, pero nada más para eso alcanza.

–No, gobernador, gracias. Si eso me darás mejor ahí la dejamos.

–Hermano, no seas así.

–Tú tampoco me trates así. Es una ofensa.

–¿Una ofensa 20, 25 mil pesos mensuales de convenio?

–Claro. Es una ofensa. Ni idea tienes de lo que significa el gasto de un periódico. Ahí queda.

Ahí, el diálogo en el infierno entre el gobernador y el directivo fue roto.

Desde entonces, y como decía el historiador Daniel Cosío Villegas, la sana distancia, la distancia crítica, con el gobernador.

 

DOS. Frialdad del gobernador

 

Entre varios políticos, el góber de MORENA se ha creado la fama de utilizar a los demás para su objetivo. Y una vez alcanzado, los desecha.

Un priista experimentado, por ejemplo, cuyas iniciales son R de Ranulfo y M de Márquez marcó su raya del priismo en el año 2018 y operó para MORENA y su candidato a gobernador.

A su lado, sus amigos. Pusieron al Veracruz priista a los pies del candidato de AMLO a la silla embrujada del palacio de Xalapa.

Y cuando ganaron el primero de julio, el góber electo jamás, le contestó el teléfono.

Tampoco se lo contestó el secretario General de Gobierno, a quien el góber electo nombrara su enlace.

Del mes de julio al mes de noviembre, RMH los buscó y la frialdad, mejor dicho, el congelamiento, fue la respuesta.

En el mes de diciembre del año anterior, ya encaramados en el palacio, intentó de nuevo.

Y otra vez, la frialdad.

Supo entonces que había sido utilizado.

El góber, se dijo, es un político, quizá un tecnócrata ignorante de la vida pública, los acuerdos, los pactos, las alianzas, que mira a los demás como elementos desechables.

Y en la misma tesitura hay otros políticos. Incluso, hasta de MORENA, como el caso del diputado local, Amado Cruz Malpica, el político de izquierda más experimentado, con mucho más fogueo en la cancha pública, con visión de Estado y con amplias relaciones en la elite nacional de MORENA, empezando por AMLO, y al que el góber mantiene congelado por celos políticos.

El Príncipe odia que le hagan sombra. También la prensa le vale, a menos, quizá, cuando lo acusan en público ante el presidente de la república como el señalamiento de la reportera Araceli Baizabal en la conferencia mañanera del día 22 de abril en la ciudad de Veracruz.

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