Luis Velázquez
Veracruz.-
DOMINGO
Guerra contra la prensa
La prensa en la nación más poderosa del mundo enfrenta momento estelar. El presidente de Estados Unidos los tiene amenazados. “A tiro por viaje”, el bombardeo verbal. Los medios, ha dicho, “son los más deshonestos del mundo”, casi casi, en competencia con los políticos y los policías, que fama pública es.
“La prensa política es increíblemente deshonesta”, dice. “Sinvergüenza, ruin” llamó a un reportero cuando investigaba sus declaraciones fiscales y escudriñaba sus discursos públicos. “Mentirosos” ha denominado a la mayoría.
Y en su lista negra, todos por igual. Medios pequeños, medianos y grandes.
Su guerra también incluye las redes sociales. Por ejemplo, al The New York Times que con The Washington Post son los periódicos legendarios en el mundo, le dijo en un tuit que “debería enfocarse en el buen periodismo y en sobrevivir financieramente, y no en dar constantes palos contra Donald Trump”.
“Eres injusto” dijo a Jorge Ramos, conductor de Univision cuando lo interrogó en una rueda de prensa y sus escoltas lo sacaron casi de “palomita” del salón.
Ya casi se parece a Richard Nixon, el de Watergate, quien tenía una lista negra de enemigos en la prensa.
LUNES
Sólo decir la verdad…
Martín Baron es el director de “The Washington Post”. Y con una frase lacónica ha definido la postura del mítico periódico, en cuya plantilla figura Bob Woodward, quien con Carl Bernstein enfrentaran a Nixon y Henry Kissinger en el Watergate:
“Dejaremos a Trump en evidencia cada vez que no diga la verdad.
Tenemos intención de hacer un seguimiento inmediato a todo lo que diga. Haremos verificaciones de hechos cada vez que sea necesario.
Queremos informar sobre su presidencia de la misma manera que informaríamos sobre cualquier otra presidencia. Queremos cubrirla de manera honesta, honrosa y directa. Queremos decir la verdad”.
Desde 2013, Martín Baron es director del Post. Entonces, “el diario agonizaba. Las ventas y la publicidad se desplomaban. En contraste, ha cerrado 2016 con beneficios y compitiendo con The New York Times por ser el diario de referencia en el mundo angloparlante” (El País, David Alandete, 26 de enero, 2017).
“Hemos tenido mucho éxito. Hemos probado muchas cosas. Hemos experimentado en muchas formas diferentes” que el nuevo del Post, Jeff Bezos, fundador de Amazon, ha apoyado sin reservas de ningún tipo.
MARTES
“Escribir lo que se ve”
En la Casa Blanca hay un grupo de periodistas acreditados, conocido como Press Corps. Ellos entregaron una carta al presidente para fijar su postura ante tantas agresiones y animadversiones.
Entre otras cositas le dicen:
“Aunque usted tiene el derecho de decidir sus reglas para relacionarse con la prensa, nosotros también lo tenemos.
Después de todo, es nuestro tiempo aire y nuestras columnas las que usted busca influir.
Nosotros, no usted, decidimos cómo servir mejor a nuestros lectores, escuchas y televidentes.
“Cuando usted o sus subalternos digan o tuiteen algo equivocado, lo diremos repetidamente.
Buscamos hechos y no tenemos obligación de repetir falsedades.
El hecho de que usted o alguien de su equipo diga algo es noticioso, pero también lo es si lo que se dice no resiste el escrutinio.
Ambos aspectos deben tener el mismo peso” (Proceso 2100, Lourdes Cárdenas, 29 de enero, 2017).
He ahí, pues, la esencia del periodismo y que de alguna manera reproduce la filosofía mediática del Eclesiastés cuando dice que la tarea de informar se reduce a “escribir lo que se ve”, lo que se advierte, lo que se reportea.
Es decir, ante los políticos, por lo general mesiánicos y populistas, sólo resta un periodismo, como dicen los reporteros asignados en la Casa Blanca en la era Trump, “con objetividad, balance, justicia y ética”.
MIÉRCOLES
Frente reporteril contra Trump
Incluso, ante el bombardeo diario de Trump contra la prensa incómoda, indeseable, crítica y contestaría, como ha de ser, los reporteros han rescatado un estilo de buscar la información. El siguiente, como le dicen al presidente de EU en su carta:
“El reto de cubrir su presidencia requiere que cooperemos y nos ayudemos uno a otro cuando sea posible.
Así que cuando en una conferencia de prensa usted le grite o ignore a un reportero que ha dicho algo que a usted no le gusta, usted se topará con un frente unido.
Trabajaremos juntos en temas que tengan sentido y nos aseguraremos de que el mundo escuche cuando nuestros colegas escriben temas de importancia.
Y por supuesto, tendremos desacuerdos y debates sobre ética y balance.
Pero esos debates serán nuestros de principio a final”.
Y es que, por ejemplo, la megalomanía de Trump, el antiguo comediante televisivo, el hombre que habla de “los pedos y la caca” de su esposa Melania, incluye lo siguiente:
“The New York Times” que ha ganado 117 premios Pulitzer, es el más atacado.
“Es ruin y deshonesto” ha dicho Donald. “Es pobre y altamente impreciso”.
JUEVES
Periodismo de investigación
El Times ha reaccionado con serena y estratégica frialdad.
En un memorándum interno la dirección general dijo a los reporteros:
“Haremos una inversión de 5 millones de dólares adicionales para la cobertura de la presidencia.
Usaremos esos recursos para asegurar que estaremos a la delantera en reportar sobre la era Trump en Washington, Nueva York, la nación y el mundo.
Agregaremos periodistas de investigación, expertos en áreas y temas específicos, desde impuestos e inmigración a educación y cambio climático, para asegurarnos de que no habrá mejor cobertura de la Casa Blanca y más allá”.
El Times, igual que el Post, marcando la pauta del periodismo en el mundo. La misma filosofía de vida que han de tener, que tienen, incluso, muchos medios en los cinco continentes.
Y más, por lo siguiente:
La locura presidencial se ha traducido en una iniciativa de ley al Congreso norteamericano para “cambiar las leyes de difamación para demandar con mayor facilidad a los medios”.
VIERNES
Escudriñar tuits de Trump
Los medios en Estados Unidos han tomado otra decisión que ya desde antes. En el tiempo del Internet en que los políticos han decidido gobernar a través del Twitter, el Facebook, las redes sociales, etcétera, los reporteros están haciendo un reporte de los tuits del presidente.
Pero además, los están sometiendo a un proceso de verificación, más allá del seguimiento en sí mismo para derivar si son noticias falsas o están apegados a la verdad y a los hechos.
“La prensa no puede darse el lujo de cometer errores, porque cada uno de ellos será magnificado” por Trump y los suyos, dice Jane E. Kirtley, directora del Centro Silha para el estudio de la ética y las leyes en periodismo de la Universidad de Minnesota, ella misma reportera en el gobierno de Ronald Reagan. (Proceso 2100)
Son, pues, tiempos difíciles y nublados y turbulentos para la prensa en EU. Y más, porque la era Trump apenas comienza. Y lo peor, según la ley, el presidente puede reelegirse, aun cuando el intelectual y escritor, Enrique Krauze, siente que durará poco en la Casa Blanca. Sus meses están contados, dijo.
Con todo, lo importantes es la defensa, la gran defensa de la libertad de expresión, pues el empresario inmobiliario y showman que llegara a la Casa Blanca está ignorando a las miles de personas que en EU y el resto del mundo se han lanzado a la calle en su contra.