- Buscan chamba
Luis Velázquez
Veracruz.- DOMINGO
Marcaje a Yunes
La pelota electoral está en la cancha jarocha. Los partidos disputan la gubernatura, la presea política más alta. Cien mil millones de presupuesto anual, más las participaciones federales, “para hacer y deshacer” el erario, tipo Javier Duarte.
Y mientras cae el último jonrón, el desempleo priista alcanza niveles de locura. Cardíacos, incluso.
Por ejemplo:
Con frecuencia, el gobernador Yunes suele caminar unos 5 a diez kilómetros diarios en la mañana, sobre el bulevar Ávila Camacho. Inicia a la altura del hotel Holiday Inn, en Boca del Río, y termina, digamos, hacia la plaza de La Soberanía. A veces, llega a la altura del hotel Balajú.
Hay un trío de priistas que todos los días se turnan, cada uno unos 2, 3 kilómetros, para vigilar a Yunes. En ningún momento para espiarlo que de eso se encarga el CISEN, Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional, sino con la esperanza de que en una de esas se den ánimo y lo aborden y le pidan un carguito público.
LUNES
Tres priistas lo vigilan
El trío de priistas se ha dividido los diez kilómetros por donde trota el Yunes azul.
A Mario Tejeda Tejeda, por ejemplo, le toca del hotel Holiday Inn a la estatua del general Ávila Camacho, entrando a la avenida.
Al priista Gabriel Pérez, alias “El chopo”, de la estatua a Avila Camacho a la plaza de “La Soberanía”.
Y al regidor priista, Marlon Ramírez, de la plaza al hotel Balajú, propiedad, por cierto, de otro priista, Raúl Ramos Vicarte.
Los tres llevan su celular para de inmediato avisarse que el góber azul ya está en el carril.
Entonces, hacen como que de pronto, zas, caminando, se topan con él.
Y si les saluda, ya sacaron el día.
Y si les saluda con una sonrisita, más ánimo se dan.
Y si les saluda con una risita y por su nombre, entonces, sienten que casi casi tocan el cielo.
Mario Tejeda Tejeda, por ejemplo, recuerda con entusiasmo que una que otra vez ha estado a punto de fajarle, pero una fuerza esotérica, rara y extraña, lo frena.
Y se detiene. En seco. Dándose “golpes de pecho” por su inseguridad, su tibieza, su miedo, su temor, a fajarle.
MARTES
Obsesiva obsesión
“Ahí va” se hablan Mario, El Chopo y Marlon cuando miran pasar al Yunes azul corriendo a paso lente, a paso veloz, despacio, sobre el bulevar, digamos, hacia las 7 de la mañana.
Y los tres se ponen en estado de alerta como si apretaran el botón nuclear.
El objetivo es claro: el desempleo los está ahogando a ellos y a los suyos de igual manera, digamos, como a la mayoría de las elites priistas, todas que tocan puertas en el CDE del PRI para que les den una candidatura pluri a diputado local o federal y/o una delegación federal, aunque sea la de más bajo perfil.
Al momento, y por desgracia, ningún resultado han obtenido, pues el miedo y “el miedo al miedo” a Yunes les atemoriza, y lo peor, paraliza, casi casi a punto de un síncope cardiaco.
Por fortuna, sienten que en la vigilia están bajando de peso, aunque sea unos kilitos, aun cuando después, agotados y sulfurados, lleguen a casa y se retaquen de picadas y gordas con un lechero y canillita.
MIÉRCOLES
Priista incómodo
Ellos han deseado invitar a la guardia patriótica al gobernador a Raúl Díaz Diez, el ex presidente del comité municipal del PRI jarocho.
Más ahora cuando su hada madrina, Beatriz Paredes Rangel, es delegada del CEN en Veracruz para llevar la campaña de Pepe Yunes a la gubernatura.
Pero se han frenado.
Y en seco.
Y en seco desde aquel reality-show que viviera en un restaurante de mariscos de la plaza comercial “El Dorado” en un duelo fatídico con Germán Yunes Linares, el hermano menor del gobernador.
Piensan que les puede salir contraproducente, pues desde entonces, Raúl Díaz se volvió un priista incómodo para la yunicidad.
Y mejor, lejitos.
Y como es amigo del trío, más, mucho más del regidor Marlon Ramírez, se han jurado como “Los tres mosqueteros” de que si el góber los escuchara y diera una chambita, entonces, treparían a Raúl Díaz a su arca.
JUEVES
Misericordia de Yunes
El marcaje al Yunes azul se redobló el miércoles primero de marzo cuando trascendiera la noticia de que el diputado federal, Fidel Kuri Grajales, impusiera a su hermano Edgar como delegado federal de la secretaría de Economía en lugar de Gilda Trujillo González.
De entrada, se indignaron.
Les pareció una bofetada a la militancia priista que la delegación fue concesionada, primero, a un tricolor premiado por segunda ocasión con la curul.
Segundo, a un priista que fue lanzado como candidato a presidente municipal de Veracruz y perdiera.
Tercero, a un priista enriquecido a la sombra del poder político, desdeñando el trabajo y la lealtad de la otra militancia.
Cuarto, porque más allá del dinero que Fidel Kuri Grajales arrastra, ningún liderazgo social encarna.
Y cinco, porque ellos (Mario Tejeda, “El chopo”, Marlon y Raúl Díaz, entre otros) representan el destino de la mayoría priista, pues y por lo general, las elites de elites se quedan con “hacha, calabaza y miel”.
Por eso, sintiéndose lanzados del paraíso rojo apuestan a la misericordia del Yunes azul.
VIERNES
Se cuentan sus penas…
Las cúpulas priistas están aterrorizadas.
Por ejemplo, están pensando en la fatalidad que les esperaría si el PRI y PVEM perdieran la gubernatura ante el candidato del PAN, PRD y MC.
Simple y llanamente, y de entrada, significarían seis años más fuera del presupuesto y que como decía el filósofo tuxpeño, César “El Tlacuache”, Garizurieta, significa vivir en el error y tan es así que cuando él mismo quedara desempleado, viviendo lo que ahora padecen los priistas de Veracruz, mejor se suicidó…digamos, para evitar la vergüenza laboral y social.
Además, el riesgo de que si “El chiquis” ganara, entonces, la cacería de jefes priistas seguirá imparable, y más, cuando la Contraloría revelara que interpuso denuncias penales contra 315 ex funcionarios públicos, omitiendo, claro, sus nombres y cargos para multiplicar el terrorismo.
Todavía peor si se considera lo siguiente:
En el CDE del PRI necesitan operadores electorales. También, delegados municipales y regionales para el zurcido político. Y nadie, absolutamente ningún priista que antes estuviera encumbrado ha aceptado, porque, caray, los están “enviando a la guerra y sin fusil”.
“Ahí ponle” les han dicho a todos, sin excepción, cuando todos necesitan un ingreso seguro en este tiempo del desempleo rojo.
Es más, ni siquiera tienen para comprar las tortas, Frutsis y refrescos para la militancia acarreada a los eventos partidistas.
Su única esperanza es que el Yunes azul les abra la puerta del palacio de Xalapa en un algún carguito por ahí y de paso los recomiende con el hijo.
Pero en el bulevar Ávila Camacho, Yunes Linares se ha topado a Mario Tejeda Tejeda, Gabriel Pérez y Marlon Ramírez, y luego del saludito y la risita y el apapacho, nada de nada.
Y ellos, tan tímidos que se han vuelto…
En el café toman lecherito y sopean una canillita contándose sus penas.