Luis Velázquez
04 de noviembre de 2017
DOMINGO
“Marcha a la victoria”
Los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa lanzaron su llamada “Marcha a la victoria” de cara a la elección de gobernador de Veracruz el año entrante, tan lejos y tan cerca.
Francisco I. Madero y José María Suárez le llamaron “Marcha por la democracia” para tumbar a Porfirio Díaz.
José Vasconcelos le denominó en 1929 la “Marcha por la libertad” enfrentando a Plutarco Elías Calles, marcha, por cierto, fallida.
El subcomandante Marcos y su EZLN la calificó “Marcha por la dignidad” y contra la pobreza y la miseria indígena… y que siguen igual o peor.
En todas partes del mundo, Greenpeace les llama “Marcha por la vida” para conservar los recursos naturales.
Los Colectivos le denominan “Marcha por los hijos” y que siguen buscando.
Así ha de preguntarse si con tres derrota consecutivas del PRI en menos de un año (la gubernatura, el Congreso y las alcaldías) habría, digamos, posibilidad de que el tricolor resucite en Veracruz.
Mucho se duda.
Y más porque con la Cuenta Pública del año 2016, el año de Hidalgo de Javier Duarte y Karime Macías, más duartistas están en la picota, pues en el último año del sexenio, el año de Hidalgo, el daño patrimonial ascendió a más de 12 mil 493 millones de pesos.
Insaciables que eran, los estragos repercuten ahora y feo en el tricolor.
LUNES
“Amor eterno”
“La marcha por la victoria” de los senadores tendrá, dice el politólogo Carlos Ronzón, el mismo efecto que el Frente Ciudadano por México.
Es decir, la marcha y el Frente tendrán vida hasta cuando el candidato los separe, pues entonces, se pelearán tanto que llegarían, en el caso de Veracruz, al mismo odio que Héctor Yunes padece por su ex primo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Con todo y que los senadores se juran, como Juan Gabriel, “amor eterno”.
La historia es contundente: Carlos Salinas, por ejemplo, odiando a Ernesto Zedillo.
Roberto Madrazo, odiando a la profe Elba Esther Gordillo.
José López Portillo, odiando a Luis Echeverría Álvarez.
Vicente Fox y Felipe Calderón, odiándose hasta la locura.
Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, entre más lejos, mejor.
El poder político es canijo. Pero más, mucho más ríspido, porque saca lo peor de la naturaleza humana en la lucha interna por el poder.
MARTES
Entre Pepe y Héctor Yunes
Los senadores priistas son así:
A Héctor le encanta el show. Pepe prefiere el bajo perfil.
Héctor apuesta a los guantes y trepado en el ring. Pepe, sin guantes, apuesta a la prudencia y la moderación.
Héctor vive obsesionado con acelerar los tiempos y las cosas. Pepe, como Job, espera el momento.
Héctor ya habló de “madrear” a su adversario número uno, su ex primo. Pepe, nunca, jamás, diría una palabra altisonante.
Héctor muestra el puño y el músculo. Pepe, muestra la inteligencia y la paciencia.
A Héctor lo mueven el corazón y el hígado. A Pepe, las neuronas.
Héctor, elegido por “dedazo” en sus cargos públicos, cayó en la desesperación y dice que ni a Pepe ni al PRI le conviene que el candidato a gobernador sea elegido por “dedazo”. Pepe, imperturbable.
Héctor, alardea. Pepe, calmado y reposado.
Héctor se desvive con ruedas de prensa y exposición en la prensa defeña. Pepe es discreto, sin sonar los tambores de guerra mediática.
Héctor es burlón, irónico, sarcástico. Pepe, nunca, jamás, humilla a los demás.
MIÉRCOLES
Pepe es mejor
Yunes Landa se desvive por las candilejas. Incluso, antes y después de la “Marcha por la victoria” habla como si sólo le faltara tomar posesión de gobernador.
Más aún: en tanto Pepe es cauto, Héctor busca adueñarse de las luces y los reflectores.
Con la mecha corta y prendida un día sí y el otro también vive para rafaguear a su ex primo, aplicando la misma estrategia que Yunes Linares ha mantenido durante más de veinte años en contra de Fidel Herrera Beltrán, pensando que así influirá en el ánimo social del millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros, de los que 6 de cada diez viven en la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración.
En contraparte, sin tanta faramalla, Pepe Yunes sigue cabildeando recursos federales para los presidentes municipales y los productores organizados, consciente y seguro de que el único aval de los hombres públicos (y también de los comunes) son los hechos y los resultados.
Además, la honestidad “a prueba de bomba” y la decencia y el respeto a los demás de Pepe lo hace millón de veces mejor.
JUEVES
“El dedazo” de Héctor
Héctor ya puso el tema del “dedazo presidencial” en la mesa, aun cuando el “Dedazo”, ha existido siempre en el sistema político mexicano.
Es más, de un tiempecito para acá se ha llegado al autodedazo.
Por ejemplo, tanto Andrés Manuel López Obrador como Ricardo Anaya se han autodeclarado los candidatos presidenciales de MORENA y el PAN.
Margarita Zavala renunció al PAN asegurando que Ricardo Anaya, apodado “El cerillo”, tiene todos los dados azules a su favor para la nominación.
Desde 1929, cuando Plutarco Elías Calles, fundara el partido político abuelito del PRI, “el dedazo” ha sido la fórmula infalible de la democracia partidista (ajá) para elegir candidatos.
Más todavía: lo que en el PRI se llama “dedazo”, en MORENA se llama “Tómbola” y que sirve para el maquillaje, digamos, democrático (vacilada pura, claro).
Luego de varios cargos públicos ocupados por “dedazo” en el PRI, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas renunciaron en 1988 al tricolor exigiendo democracia partidista y el tricolor siguió viviendo.
Y si el año Héctor Yunes fue candidato a gobernador elegido por “dedazo”, resulta indicativo que ahora truene contra el sacrosanto “dedo” presidencial.
VIERNES
Jugando al gato y al ratón…
La “Marcha… a la victoria” tiene un largo camino enfrente. Incluye los meses de noviembre y diciembre del año que corre y los meses de enero y febrero, quizá marzo, del 2018.
Claro, en el camino pudiera ocurrir que Los Pinos tomaran la decisión antes y sólo la revelaran al elegido.
En cuatro, cinco meses, habría tiempo, digamos, para recorrer los 212 municipios deseando los senadores mostrar una unidad… “de dientes para afuera”… jugando “al gato y al ratón”.
Otro efecto sicológico, político, social y electoral causarían en la militancia priista y en los electores indecisos si, por ejemplo, uno de los senadores (que sería Héctor) declinara a favor del otro (que sería Pepe) y así caminaran, definidos ya, sin el juego perverso que ahora enarbolan.
Y más porque peleador callejero, Yunes Landa quiere repetir su juego de los años 2016 y 2010 y cuya fama pública está en el imaginario colectivo.
La marcha pasará días sombríos. Por ejemplo, un invierno frío que puede congelar uno o al otro. Una “cuesta de enero” que puede ser fatídica. Y una primavera que puede mudar en la Primavera Árabe, cuando debido a las redes sociales cayeran varios dictadores, entre ellos, Gadafi, el más siniestro.
Además, una marcha así… desgasta mucho, demasiado, y la población, atrapada en la jodidez de discursos mesiánicos y paraísos prometidos (“Mi destino es gobernar Veracruz” dice Héctor), se harta.
Diario de un reportero: Pepe o Héctor Yunes
Luis Velázquez
04 de noviembre de 2017
DOMINGO
“Marcha a la victoria”
Los senadores Pepe Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa lanzaron su llamada “Marcha a la victoria” de cara a la elección de gobernador de Veracruz el año entrante, tan lejos y tan cerca.
Francisco I. Madero y José María Suárez le llamaron “Marcha por la democracia” para tumbar a Porfirio Díaz.
José Vasconcelos le denominó en 1929 la “Marcha por la libertad” enfrentando a Plutarco Elías Calles, marcha, por cierto, fallida.
El subcomandante Marcos y su EZLN la calificó “Marcha por la dignidad” y contra la pobreza y la miseria indígena… y que siguen igual o peor.
En todas partes del mundo, Greenpeace les llama “Marcha por la vida” para conservar los recursos naturales.
Los Colectivos le denominan “Marcha por los hijos” y que siguen buscando.
Así ha de preguntarse si con tres derrota consecutivas del PRI en menos de un año (la gubernatura, el Congreso y las alcaldías) habría, digamos, posibilidad de que el tricolor resucite en Veracruz.
Mucho se duda.
Y más porque con la Cuenta Pública del año 2016, el año de Hidalgo de Javier Duarte y Karime Macías, más duartistas están en la picota, pues en el último año del sexenio, el año de Hidalgo, el daño patrimonial ascendió a más de 12 mil 493 millones de pesos.
Insaciables que eran, los estragos repercuten ahora y feo en el tricolor.
LUNES
“Amor eterno”
“La marcha por la victoria” de los senadores tendrá, dice el politólogo Carlos Ronzón, el mismo efecto que el Frente Ciudadano por México.
Es decir, la marcha y el Frente tendrán vida hasta cuando el candidato los separe, pues entonces, se pelearán tanto que llegarían, en el caso de Veracruz, al mismo odio que Héctor Yunes padece por su ex primo, Miguel Ángel Yunes Linares.
Con todo y que los senadores se juran, como Juan Gabriel, “amor eterno”.
La historia es contundente: Carlos Salinas, por ejemplo, odiando a Ernesto Zedillo.
Roberto Madrazo, odiando a la profe Elba Esther Gordillo.
José López Portillo, odiando a Luis Echeverría Álvarez.
Vicente Fox y Felipe Calderón, odiándose hasta la locura.
Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, entre más lejos, mejor.
El poder político es canijo. Pero más, mucho más ríspido, porque saca lo peor de la naturaleza humana en la lucha interna por el poder.
MARTES
Entre Pepe y Héctor Yunes
Los senadores priistas son así:
A Héctor le encanta el show. Pepe prefiere el bajo perfil.
Héctor apuesta a los guantes y trepado en el ring. Pepe, sin guantes, apuesta a la prudencia y la moderación.
Héctor vive obsesionado con acelerar los tiempos y las cosas. Pepe, como Job, espera el momento.
Héctor ya habló de “madrear” a su adversario número uno, su ex primo. Pepe, nunca, jamás, diría una palabra altisonante.
Héctor muestra el puño y el músculo. Pepe, muestra la inteligencia y la paciencia.
A Héctor lo mueven el corazón y el hígado. A Pepe, las neuronas.
Héctor, elegido por “dedazo” en sus cargos públicos, cayó en la desesperación y dice que ni a Pepe ni al PRI le conviene que el candidato a gobernador sea elegido por “dedazo”. Pepe, imperturbable.
Héctor, alardea. Pepe, calmado y reposado.
Héctor se desvive con ruedas de prensa y exposición en la prensa defeña. Pepe es discreto, sin sonar los tambores de guerra mediática.
Héctor es burlón, irónico, sarcástico. Pepe, nunca, jamás, humilla a los demás.
MIÉRCOLES
Pepe es mejor
Yunes Landa se desvive por las candilejas. Incluso, antes y después de la “Marcha por la victoria” habla como si sólo le faltara tomar posesión de gobernador.
Más aún: en tanto Pepe es cauto, Héctor busca adueñarse de las luces y los reflectores.
Con la mecha corta y prendida un día sí y el otro también vive para rafaguear a su ex primo, aplicando la misma estrategia que Yunes Linares ha mantenido durante más de veinte años en contra de Fidel Herrera Beltrán, pensando que así influirá en el ánimo social del millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros, de los que 6 de cada diez viven en la pobreza, la miseria, la jodidez, el desempleo, el subempleo, los salarios de hambre y la migración.
En contraparte, sin tanta faramalla, Pepe Yunes sigue cabildeando recursos federales para los presidentes municipales y los productores organizados, consciente y seguro de que el único aval de los hombres públicos (y también de los comunes) son los hechos y los resultados.
Además, la honestidad “a prueba de bomba” y la decencia y el respeto a los demás de Pepe lo hace millón de veces mejor.
JUEVES
“El dedazo” de Héctor
Héctor ya puso el tema del “dedazo presidencial” en la mesa, aun cuando el “Dedazo”, ha existido siempre en el sistema político mexicano.
Es más, de un tiempecito para acá se ha llegado al autodedazo.
Por ejemplo, tanto Andrés Manuel López Obrador como Ricardo Anaya se han autodeclarado los candidatos presidenciales de MORENA y el PAN.
Margarita Zavala renunció al PAN asegurando que Ricardo Anaya, apodado “El cerillo”, tiene todos los dados azules a su favor para la nominación.
Desde 1929, cuando Plutarco Elías Calles, fundara el partido político abuelito del PRI, “el dedazo” ha sido la fórmula infalible de la democracia partidista (ajá) para elegir candidatos.
Más todavía: lo que en el PRI se llama “dedazo”, en MORENA se llama “Tómbola” y que sirve para el maquillaje, digamos, democrático (vacilada pura, claro).
Luego de varios cargos públicos ocupados por “dedazo” en el PRI, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas renunciaron en 1988 al tricolor exigiendo democracia partidista y el tricolor siguió viviendo.
Y si el año Héctor Yunes fue candidato a gobernador elegido por “dedazo”, resulta indicativo que ahora truene contra el sacrosanto “dedo” presidencial.
VIERNES
Jugando al gato y al ratón…
La “Marcha… a la victoria” tiene un largo camino enfrente. Incluye los meses de noviembre y diciembre del año que corre y los meses de enero y febrero, quizá marzo, del 2018.
Claro, en el camino pudiera ocurrir que Los Pinos tomaran la decisión antes y sólo la revelaran al elegido.
En cuatro, cinco meses, habría tiempo, digamos, para recorrer los 212 municipios deseando los senadores mostrar una unidad… “de dientes para afuera”… jugando “al gato y al ratón”.
Otro efecto sicológico, político, social y electoral causarían en la militancia priista y en los electores indecisos si, por ejemplo, uno de los senadores (que sería Héctor) declinara a favor del otro (que sería Pepe) y así caminaran, definidos ya, sin el juego perverso que ahora enarbolan.
Y más porque peleador callejero, Yunes Landa quiere repetir su juego de los años 2016 y 2010 y cuya fama pública está en el imaginario colectivo.
La marcha pasará días sombríos. Por ejemplo, un invierno frío que puede congelar uno o al otro. Una “cuesta de enero” que puede ser fatídica. Y una primavera que puede mudar en la Primavera Árabe, cuando debido a las redes sociales cayeran varios dictadores, entre ellos, Gadafi, el más siniestro.
Además, una marcha así… desgasta mucho, demasiado, y la población, atrapada en la jodidez de discursos mesiánicos y paraísos prometidos (“Mi destino es gobernar Veracruz” dice Héctor), se harta.