- Peor obra legislativa
Escenarios
Luis Velázquez
VERACRUZ.- Uno. Cuatro reelecciones en puerta
Dueños del poder, 47 diputados locales llegaron al cinismo. El jueves 27 de junio, 47 de los 50 aprobaron las reglas para reelegirse. Y podrán reelegirse por cuatro periodos consecutivos más. Es decir, para durar catorce años en el trono legislativo, tan imperial y faraónico, que una parte de ellos, utiliza el erario para “borracheras, drogas, mujeres y orgías”.
Y lo peor, luego de la denuncia de la diputada Cinthya Lobato Calderón sobre las francachelas del coordinador de la bancada panista, He Man Sergio Hernández Hernández, con Carlos Fuentes Urrutia, nada pasó.
Peor aún, nunca Lobato Calderón “soltó la sopa” sobre los asociados de He Man y “chico” Fuentes en las orgías (bacanales al mejor estilo romano, quizá), y en donde tan insaciables del poder hedonista, además de emborracharse, consumen drogas.
Y al mismo tiempo, claro, “el pinche placer” del que hablaba Fidel Herrera Beltrán, con daifas, pues luego de la tercera copa, sólo puede concebirse la vida con mujer a un lado.
Insólito: en lo que va de la LXIV Legislatura, ninguna iniciativa de ley ha sido aprobada con tantos votos como la reelección de diputados. 47 en total. Ninguna abstención. Ninguna voto en contra. Y si faltaron tres legisladores habría sido, digamos, porque andaban en sus distritos en la gestión social, vaya.
Es la hora de preguntarse el beneficio social que los diputados han concitado para los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Más aún, para los pobres entre los pobres. El millón de indígenas. Los dos millones de campesinos. Los tres millones de obreros.
Y cuando se hace el balance, caray, el desencanto.
Y el desencanto por lo siguiente: quizá el gran logro legislativo es haber ampliado la concesión por treinta años más de la operación del libramiento Plan del Río, la caseta de cobro en la autopista Veracruz-Xalapa, de tal forma que la familia Ruiz Ortiz la usufructuará hasta el año 2063.
Y es que para la historia quedó desde el sexenio Patricio Chirinos Calero la amistad relevante entre Miguel Ángel Yunes Linares, secretario General de Gobierno, con Valentín Ruíz Ortiz, QEPD, y que se tradujera, además de los negocios, con la versión aquella de que el magnate, llamado el Carlos Slim del Golfo de México, le regalara un yate a Yunes.
Por eso, quizá, los diputados locales creen que merecen reelegirse.
El día cuando Benito Juárez empezó a reelegirse como presidente de la república (catorce años en el poder), los hombres de la Reforma “que parecían gigantes” (Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Zarco, Melchor Ocampo, etcétera) le renunciaron y se volvieron los críticos más agudos.
Pero, bueno, y considerando a la LXIV Legislatura con su reelección, ya lo dijo el cacique estelar de San Luis Potosí, Gonzalo N. Santos, “la moral es un árbol que da moras”.
También lo dijo, ajá, el diputado federal, el mesiánico Fidel Kuri Grajales como candidato a alcalde jarocho:
“¡A mí no me vengan con chingaderas! ¡Yo con perder gano!”.
Dos. “El año de Hidalgo”
El 13 de junio, el priista Carlos Antonio Morales Guevara, fue elegido para lanzar la iniciativa de ley de la reelección de diputados.
Y el diputado se prestó al juego en un país donde la reelección está prohibida gracias a Francisco I. Madero, aun cuando la idea original era de Ricardo Flores Magón, a quien Porfirio Díaz encarceló 41 ocasiones.
Y en un país que ocupa los primeros lugares de corrupción en el mundo.
Y en un país y en un Veracruz, por añadidura, donde la fama pública de los diputados es que son unos levanta-dedos.
Y de que llegan al Congreso, pensando en el cargo público siguiente, como fue el caso de varios diputados que tiraron la curul a la mitad del río y se fueron de candidatos a presidentes municipales (donde podrán reelegirse por cuatro periodos consecutivos más), y en donde, oh paradoja, tendrán presupuesto para hacer y deshacer a su antojo.
Y en un Veracruz, donde ningún diputado local ha logrado una gestoría social trascendente, de impacto regional, en beneficio de la población.
Y en un Veracruz, donde siguen pendientes graves debates, entre otros, sobre el aborto y el matrimonio igualitario.
Y en un Veracruz donde otorgaron, ajá, la autonomía financiera a la Universidad Veracruzana… pero para aterrizar hasta el año 2026.
Y en un Veracruz, donde “al cuarto para las doce” autorizaron más créditos a los presidentes municipales, entre otras cositas, ¡vaya inverosimilitud!, para la pavimentación de sus pueblos cuando ya hay alcalde electo y ellos van de salida y lo único que les ha de ocupar es la rendición de cuentas en la Comisión de Vigilancia del Congreso y del ORFIS.
Pero, bueno, la conseja popular habla de que este año para los ediles “es el año de Hidalgo”, y los diputados son generosos.
En tales circunstancias, la reelección es una ofensa social a la población.
Tres. ¡He Man! ¡He Man! ¡He Man!
Y más por lo siguiente: la confesión del diputado Fernando Kuri Kuri de que entre ellos se repartieron el presupuesto de Comunicación Social para favorecer cada uno “a dos o tres medios”.
Y entre ellos, el mismo Kuri Kuri quien se destinó millonario subsidio, millonario embute, millonario cochupo, para su periódico “El mañanero” en Oluta.
Esos son, señoras y señores, los diputados que aprobaron con 47 votos la reelección por cuatro periodos consecutivos más.
Es decir, para perpetuarse en el poder legislativo hasta el año 2030.
Caray, ¡qué chulada!
¡Hosanna, hosanna, alabado sea el Señor!
La historia demuestra que luego de varios años en el poder, cualquier político se corrompe.
Y más si a su lado tiene un ejército de bufones y cortesanas que le endulzan el oído y los vuelven (genes han de tener) mesiánicos, petulantes, engreídos, perdona-vidas, paridos por los dioses.
Y más, con la fama pública de la corrupción que tiene por ahora a diecisiete ex gobernadores en el banquillo.
¡Veracruz se ha salvado!
¡Los conscriptos de la patria (así les llamaban en la antigua Grecia) construyendo un mundo mejor!
¡Y que sirvan las otras y que traigan más cortesanas que la droga recicla el ímpetu sexual!
¡He Man! ¡He Man! ¡He Man!