Luis Velázquez/ Barandal
11 de julio de 2019
ESCALERAS: De nuevo, la discordia en la vida pública de Veracruz. La lucha sórdida y siniestra por el poder político, sinónimo del poder económico y el poder social. ¡Vaya espectáculo, reality-show, fuego pirotécnico, de los políticos, los políticos poderosos, los jóvenes y los carcamanes como en un costal de perros y gatos rabiosos!
Y en el otro lado de la cancha social, 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria, la pobreza, la desigualdad y la jodidez según el INEGI y el CONEVAL.
El último fuego cruzado es, todavía, entre el Poder Legislativo contra el Poder Ejecutivo, y de paso, la Fiscalía.
El diputado Bingen Rementería, soñando con la candidatura panista a la presidencia municipal de Veracruz, “tiró su espada en prenda”.
PASAMANOS: Y la tiró para defender la legítima facultad del Fiscal Anticorrupción de investigar al gobernador y a su Contralora, la Leslie Garibo, por el llamado nepotismo, el delito que Miguel Ángel Yunes Linares derogara de la Constitución local para dar paso al llamado tráfico de influencias y conflicto de intereses, el Primogate, con Eleazar Guerrero (hasta ahora amarrada su lengua con un zipper) como epicentro del conflicto.
Entonces, el secretario General de Gobierno, soñando con la candidatura de MORENA a gobernador en el año 2024, defendió a su góber.
Y aseguró que el joven Bingen, dueño del restaurante-bar “La velitas” en el bulevar de Boca del Río, carece de autoridad moral.
Tampoco, dijo, la tiene el Fiscal Anticorrupción.
De lado y lado, las partes declarándose ángeles de la pureza.
No ha existido, digamos, en la historia pública de Veracruz, desde Guadalupe Victoria, el primer góber en 1820, una generación política tan honesta, honesta, honesta “a prueba de bomba” como los Morenistas y los Panistas.
CORREDORES: La discordia, el odio, la venganza, “el ojo por ojo y el diente por diente y la mano por la mano y la lengua por la lengua”, por delante.
El ajuste de cuentas, girando alrededor de dos años electorales. 2021 con la elección de alcaldes, síndicos, regidores y diputados locales y federales. Y el 2024, con la gubernatura y las senadurías.
Por eso, incluso, el joven Bingen (declarado símbolo sexual por sus panegiristas) quedando bien con el jefe del clan Kennedy de Boca del Río, Yunes Linares, para planchar desde ahora cualquier obstáculo a la nominación para la alcaldía boqueña, pues de por medio también suspira y respira su homóloga María Josefina Gamboa.
Y por eso mismo, el joven Bingen tan solícito porque su padre, el senador Julen Rementería del Puerto, sueña con la candidatura a la silla embrujada del palacio de Xalapa, cuando antes, mucho antes, están los hermanos Miguel Ángel y Fernando Yunes Márquez.
BALCONES: He ahí el trasfondo del rafagueo de Bingen defendiendo al Fiscal Anticorrupción para investigar con microscopio penal al góber y a su Contralora.
En ningún lado de la agenda pública, la pobreza y la miseria de 6 de los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Ellos, dirá Bingen, nacieron pobres, son pobres, seguirán pobres y morirán pobres.
El ejercicio del poder, con sentido patrimonialista en su más alto decibel.
Tampoco, claro, ocupa ni preocupa a la generación de MORENA, de la izquierda, la izquierda delirante, en el palacio de Xalapa, pues 7 meses y once días después, ninguna señal concreta y específica para ofrendar un Veracruz mejor, digno para todos.
PASILLOS: Llevamos 7 meses de fuego cruzado entre los Morenistas, los Panistas y los Priistas. Los perredistas, sumidos en el fondo del barranco. Y los otros, rogando a su chamán les inyecten vida electoral.
Y en 7 meses y cachito ninguna esperanza de que Veracruz ofrezca condiciones de vida dignas para la mayoría.
Bastaría referir el saldo sangriento. Hacia el día número 216, un total de mil 67 asesinatos. 131 feminicidios. 42 infanticidios. Y la mayoría, con saña y barbarie. Lo peor de la naturaleza humana. Casi casi, un campo de concentración tipo José Stalin, tipo los emperadores romanos tan cruelmente descritos en el filme de Netflix, “María Magdalena”.
VENTANAS: Igual que siempre, las élites políticas riñendo por el poder. Y se recuerda: nunca para el beneficio social, sino con sentido patrimonialista. Un trienio (caso de los diputados) y un cuatrienio (caso de los alcaldes) y un sexenio (caso de los gobernadores y el presidente de la república) han bastado para salir de pránganas y mudar a nuevos ricos.
76 gobernadores y 50 Legislaturas después en Veracruz, 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria y la pobreza. Medio millón de paisanos solo haciendo dos comidas al día, y mal comidas, de tan jodidos que están. Un millón, en Estados Unidos, como migrantes sin papeles. Uno de cada 3 jefes de familia, llevando el itacate y la torta a casa con la venta del changarro en la vía pública. Veracruz, primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales.
Y las cúpulas políticas de MORENA, PAN, y PRI, disputando el hueso presupuestal.
¡Porfis, que el joven Bingen y el secretario de Gobierno y el Fiscal Anticorrupción y anexos y conexos dejen “de cortarse las venas” en nombre de los precaristas.
PUERTAS: Desencantan las elites políticas. Difícil, imposible mejor dicho, creer en los políticos.
Y más, cuando Veracruz, dicen los apologistas, es una entidad federativa pródiga en recursos naturales, pero habitada por jodidos.
Y lo peor entre lo peor, todas son iguales. Quizá habría por ahí algunos políticos íntegros, pero equivale a buscar una aguja en un pajar.