Luis Velázquez | El Piñero
11 de agosto de 2021
UNO. Matrimonio desconchiflado
La sagrada y solemne, histórica, legendaria y mítica institución del matrimonio está descarrilando.
Un reporte del Registro Civil de Xalapa enciende la mecha. Hay parejas que al tercer día de casadas regresan para solicitar el divorcio.
Incluso hay parejas que casaron el sábado en la mañana y el lunes tramitan la separación.
Y son muchas. Bastaría referir que cada mes, en la capital hay cincuenta divorcios.
Indicativo y significativo y que en ningún momento se debe, digamos, al COVID.
DOS. El gallo salió gallina
En unos casos, por la diferencia de edades entre la pareja contrayente, más allá de que José José glorificara a las parejas de “40 y 20”.
En otros, por aquí se conocieron al mes, dos meses, tres meses, decidieron casarse.
Y a la primera de cambios, apenas unas semanas viviendo juntos, el divorcio.
En muchos casos se debe, por ejemplo, a que el gallo salió gallina, y/o bisexual, y ni hablar.
En otros, quizá a una pronta y temprana infidelidad.
Quizá el choque de trenes con el carácter y el temperamento y la forma de ser y pensar y reaccionar y actuar.
El hecho es que el divorcio se va abriendo paso y con fuerza avasallante y destructiva.
TRES. Vivir arrejuntados
La fórmula norteamericana y europea sería quizá una alternativa digna. Si los chicos se entienden, entonces, nada mejor como vivir juntos, y sin boda de por medio, durante un tiempecito.
Vida en común. Conociéndose y re/conociéndose. Luego, si la relación cuaja, entonces, quizá la boda.
Pero, bueno, si así la pareja se siente a todo dar, entonces, seguir juntos, que ya podrían casarse cuando los hijos sean mayores.
CUATRO. Casa llena de hijos
En el siglo pasado así era en el país, sobre todo, en las regiones indígenas, campesinas y hasta obreras.
“Se arrejuntaron” decían los padres felices. Más, si la chica quedaba embarazada.
Dichosos, decidían vivir juntos llevados por el amor, el cariño, el afecto, el respeto y el deseo, claro.
Y así caminaban llenando la casa de hijos. Padres de familia hasta con diez hijos, los suficientes para tener un equipo de fútbol o dos de básquet.
La fuerza de la costumbre y el hábito religioso terminó imponiéndose. Ahora, sin embargo, en caída libre hacia abajo.
CINCO. Villa casó 29 ocasiones
Pancho Villa, el Centauro del Norte, era muy querendón. Casó veintinueve veces y se divorció de una y eso porque le salió intrigante y chismosa.
Además, y como había sido pareja de un soldado villista aprovechaba su relación con Doroteo Arango para difamarlo.
Y fue cuando Villa terminó con ella y por poco y la fusila por querer envenenar su corazón y neuronas.
Pero no todos son Pancho Villa y el divorcio está causando estragos en el matrimonio.
En el siglo pasado predicaban que el matrimonio era el principio básico de la sociedad.
SEIS. Tiempo de la 4T
El caudal de divorcios se está dando en el tiempo de la 4T, la purificación moral.
Entonces, quizá convendría revisar el clausulado del Registro Civil para validar un matrimonio.
Por ejemplo, digamos, que la pareja contrayente tenga más, mucho tiempo, de relación, suficiente para conocerse “en las buenas y las malas”.
Incluso, hasta una sesión sicológica “para medir el agua a los tamales” y calibrar la naturaleza humana.
Y, bueno, si una pareja demasiado dispareja desea casarse, el príncipe de la canción, José José, expuso demasiadas razones con su “40 y 20”.
Y que a todas las parejas así… les vaya bien. Muy bien.