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Don Manuel Abascal, a sus 91 años terminó la secundaria

El Piñero

* Fue el mejor promedio con 8.5

 

Carlos Abad/El Piñero de la Cuenca.

 

Tuxtepec, Oaxaca.- ¿Alguna vez escucharon las frases NUNCA ES TARDE PARA APRENDER o QUIÉN DICE QUE NO SE PUEDE? Precisamente esta es la historia de perseverancia de Don Manuel Abascal, quien a la edad de 91 años, con 10 hijos, 14 nietos y 15 bisnietos terminó la secundaria.

 

Don Manuel nació un 16 de junio de 1927 en Tuxtepec, Oaxaca; y desde muy pequeño “remó contra la corriente” pues cuando tenía 8 años a su padre lo mató un toro de una cornada.

 

A partir de ahí el entonces niño Manuel Abascal comenzó a trabajar para sacar adelante a su familia; vendía frutas y verduras en un carretón, incluso salía del Estado de Oaxaca para ofrecer sus productos en Tres Valles, Veracruz.

 

No disfrutar de su niñez como los demás, lo obligó a dejar la escuela y para obtener unas monedas se dedicó al trabajo de campo, específicamente en los cañales, labor que llevó a la par por 43 años en el laboratorio de patología animal de la asociación ganadera local, donde también dejó los mejores años de su vida.

 

“Cuando era yo pequeño no me gustaba la escuela, para nada y me gustó irme al campo a trabajar, entonces por eso es que yo empecé a trabajar, no más veía yo (leía), pero no sabía que significado tenía aquello, entonces siento hoy mucho enojo por haber perdido tanto tiempo en no poder estudiar algo”.

 

Una de sus nietas, Eldie Dafne Abascal Beauregard, quien lo ha cuidado en su vejez, nos contó que desde hace 4 años y medio Don Manuel Abascal fue diagnosticado con un tumor duodenal con metaplasia intestinal, enfermedad que lo dejó en cama y sin ganas de vivir, pues incluso llegó a comentar que se quería morir:

 

“Estaba él llorando y estaba diciendo que ya no quería nada, que él era una carga para mí, porque al final de cuentas yo soy quien lo baña, lo cuida y le cambia la sonda, y me dijo que él ya no quería vivir, Le pedía a dios que se lo llevara, que ya se quería morir, que era un estorbo para nosotros, pero yo le dije que no, porque él prácticamente nada más estaba acostado y ya no hacía nada” refirió su nieta.

 

Después de convencer a Don Manuel que fuera “a la escuelita” como él le llama, asistió 5 veces a clases, hasta que se enfermó de la vista y tuvo que ser operado del parpado izquierdo, situación que lo desmotivó una vez más, pues no faltó quien le echara la culpa del problema en su ojo por tanto estudiar, leer, escribir y forzar su vista.

 

Fue ahí donde Teresa de Jesús Lara Peña Coordinadora de la zona 20-14 del Instituto Estatal de Educación para los Adultos (IEEA), le extrañó la repentina ausencia de Don Manuel Abascal, fue a buscarlo a su casa y le ofreció presentar un examen único para acreditar el nivel secundaria:

 

“Aquí está su pizarrón donde él estudia, tenemos las tablas de multiplicar, esta es la libreta donde él escribe las frases que más le gustan de los libros” destacó La Lic. Teresa de Jesús.

 

 

Su compañera de vida a lo largo de 68 años de casados, Doña Bertha María Beauregard Rangel lo ha visto desvelarse hasta las 4 de la madrugada leyendo libros del IEEA y el que le regaló Teté como se le conoce a la coordinadora del IEEA, pues el favorito de don Manuel es “DE LUNAS GARAPIÑADAS” que cuenta la historia de Francisco Gabilondo Soler “CRI CRI”.

 

“Que se enoja cuando le digo que se vaya a acostar, que deje eso, que le va a hacer mal, a mí no me va hacer mal nada vieja no tengo sueño” contó doña Bertha.

 

 

Don Manuel Abascal regresó al IEEA para presentar un examen de 80 reactivos, donde consiguió 8.5, que es el promedio más alto de todos los adultos mayores que acudieron a estudiar y apenas este miércoles 27 de noviembre recibió su certificado de secundaria.

 

¿Cuántas veces se ha dicho si hubiera hecho esto, si hubiera hecho aquello?

 

¿Cuántas veces se ha sentido con ganas de regresar el tiempo?

 

Cuándo lo único que queda hacer es un recuento de los hechos.

 

Esta última es la frase que más le gusta a Don Manuel Abascal y que nos leyó al momento de visitarlo; y es que don Manuel es Feliz cuando se pone a escribir en su pizarrón palabras que aprendió en el IEEA.

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