Luis Velázquez /Malecón del Paseo
13 de septiembre de 2019
EMBARCADERO: Hay un par de mujeres brillantes, inteligentes y talentosas cuyos destinos se unieron en tiempo y forma… Incluso, se enfrentaron y confrontaron… Más todavía, compitieron entre ellas por un espacio y un lugar digno en el mundo político…Todavía aún, midieron fuerzas… Una es la reina Isabel II de Inglaterra y la otra, Jacqueline Kennedy… La familia Kennedy fue de visita a París y Londres y fueron invitados a la Casa Real… Entonces todos los hombres y mujeres estaban deslumbrados con Jack… En París, el presidente Charles de Gaulle y su ministro de Cultura, el escritor André Malraux, habían quedado fascinados…
ROMPEOLAS: Pero de acuerdo con las crónicas periodísticas, Jack era mucho más interesante que John F. Kennedy… Y en el palacio de Windsor se desvivían por ella… En la visita, Isabel II le muestra el palacio a petición de ella… Dialogan… Platican… Intercambian puntos de vista… Apenas sonríen… Incluso, Jack juega con uno de los tres perritos de Isabel II y los niños…
ASTILLEROS: En la noche, Jack tiene una cena privada con un grupo de intelectuales y empresarios de Londres… Y con unos alcoholes de más se va de la lengua… Y se expresa mal, tanto del palacio de Windsor, un viejo templo religioso de mal gusto, dice, y de la reina Isabel, viviendo en un mundo de espaldas a la realidad… Y como es natural en el fenómeno de la comunicación, la versión llega a Isabel II…
ESCOLLERAS: Entonces aparece un conflicto entre Gran Bretaña y Rusia, disputando una región del mundo, la Guinea, para su dominio… Y de pronto, ¡zas!, la reina Isabel decide viajar a Guinea para enfrentar a los líderes africanos y ver si pudiera resolver el conflicto a partir de la relación diplomática… Y aun cuando el gabinete británico y los asesores y los consejeros, y hasta su frívolo marido, el príncipe Felipe, se oponen, la reina va… Y en Guinea, sorprende a las elites políticas de África, Rusia, Estados Unidos y de Londres… Incluso, la prensa británica la aplaude y reconoce sin reservas ni limitaciones…
PLAZOLETA: La reina Isabel recurre a una estrategia simple y sencilla… Baila con el líder de los africanos… Y el baile es transmitido en vivo por la televisión local, entonces, en blanco y negro, y de ahí para el resto del mundo… Y la reina, sonriente, platicando con el líder de Guinea, actuando con visión de Estado, resuelve el conflicto a favor de Londres y en contra de Estados Unidos… Y el presidente Kennedy enfurece, en ningún momento, con la reina sino con su esposa porque se fue de la boca en aquella cena etílica…
PALMERAS: Jack Kennedy regresa a Londres y organiza una comida, pero también solicita una audiencia con la reina… Y las dos, en privado, en el castillo de Windsor, dialogan… Jack le pide disculpa una y otra vez… Y la reina se mantiene digna, con gran altura… Y con todo el hielo (en vez de sangre) en las venas, talentosa, calculadora, mide y calibra a Jack Kennedy… Y la señora, tan famosa en el planeta, egresada de Harvard, le hace confidencias conyugales y le confía que sufre al lado de Kennedy, para quien resulta más electrizante hablar ante unos diez mil o veinte mil personas en vez de platicar con ella en la intimidad de la recámara cada noche al acostarse… Dos mujeres talentosas, inteligentes, frente a frente… El documental está en Netflix por si el lector deseara una hojeada… Se llama Crown…