Ignacio Carvajal blog.expediente.mx Para el Piñero de la Cuenca
Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.- “Si alguien escuchaaa que haga ruido” grita un elemento de la Marina Armada de México a los escombros de lo que fue el Palacio municipal de Juchitán, hasta ahora la ciudad istmeña más afectada por el temblor del jueves por la noche.
Se hace el silencio. Un centenar de personas, policías y soldados observa la escena de devastación. Los últimos datos indican que 15 personas perdieron la vida por el sismo, y acá esta noche se busca a un policía de la municipal que operaba con velador del inmueble, y que podría ser el número 16 en Juchitán.
Se llama “Juan”, dicen sus compañeros gendarmes que han tendido un cerco para evitar el ingreso de los curiosos. Los policías tendrían que estar cuidando la vía pública para evitar los saqueos, pero momentáneamente han desacatado la orden para estar pendiente del que les hace falta. Han pasado 24 horas desde el terremoto y cada réplica, por pequeña que sea, paraliza las actividades.
La familia del oficial también está presente. Están inconsolable a después de que la camisola que usaba apareció entre los escombros.
Por breves segundos todos cierran la boca. Las máquinas que meten sus tenazas de metal se apagan. También los flashazos y las transmisiones en vivo de media docena de corresponsales de medios de comunicación internacionales que llegaron al pueblo.
El marino vuelve a reclamar al montículo de escombros. Lo secunda un miembro del escuadrón de rescate de Los Topos, que arribaron de la ciudad de México para colarse entre los añicos de la ciudad.
Nada… Solo silencio. Las autoridades dan la orden de acabar la búsqueda y poco a poco comienzan a marcharse. Una columna de marinos armados con palas arriba al lugar para seguir sacando escombro. Sueltan a tres perros rastreadores, Eco, Even y Fryda, que mueven la cola y ladran tímidamente entre el montón de ladrillo tronador. No encuentran nada…
Los curiosos y la familia del oficial se van. Pasarán otra noche larga y angustiante como cientos de personas en este cabecera de aproximadamente seis mil habitantes, por lo menos la mitad de ellos hoy pernoctarán en la vía pública. La mayoría teme correr la misma suerte de las 45 personas que hasta ahora han sido localizadas sin vida. Sacan colchonetas, hamacas, casas de campaña y ventiladores para tratar de dormir.
“La verdad es que no dormimos, pasamos la mitad de la noche de ayer en vela y haciendo oración por las réplicas” dice Elvira Orozco López, vecina del callejón Virgen Angélica Pipi. Ella y sus familiares llevan dos noches durmiendo en la calle. Temen morir aplastados por sus viviendas que ya están dañadas estructuralmente. Protección Civil estima que son 7 mil las casas con afectaciones, el número podría subir en las siguientes horas.
Jesús González, delegado de Protección Civil del gobierno del estado de Oaxaca para el Istmo informó que los 45 muertos ya están entregados a sus familiares en los 42 municipios afectados. Los más impactados son Juchitán , Ixtaltepec, Unión Hidalgo, San Mateo y Francisco del Mar, entre otros.
Aunque el funcionario afirma que ya no hay personas desaparecidas entre escombros, los oaxaqueños son incrédulos; la mayoría cree que hay más víctimas.
