Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Un nuevo delito le están fincando a Javier Duarte. Es un delito electoral. Y la FEPADE está atrás. Claro, también tiene en la mira a César Duarte, ex de Chihuahua, y a Roberto Borge, ex de Quintana Roo, el trío a quien Enrique Peña Nieto puso como ejemplo de la nueva elite política de la nación.
En el caso de Duarte, siguen la pista a un par de denuncias, digamos, mediáticas, quizá también con denuncia de por medio en la instancia electoral.
Una, basado en el video donde Duarte reprocha a su tesorero de la secretaría de Finanzas y Planeación, Tarek Adbalá, el depósito (incumplido en ese momento) de mil millones de pesos en el tiempo de César Camacho Quiroz como presidente del CEN del PRI, los dos últimos diputados federal, el último coordinador de la bancada priista en el Congreso de la Unión.
¡Ah!, y de paso, el César Camacho que “metiera las manos al fuego” defendiendo a Tarek cuando la primera solicitud de la Fiscalía de Veracruz para el desafuero y que ahora, de nuevo, ha retomado.
Es más, por eso mismo, y aun cuando apenas el proceso legal de la Fepade ante la Procuraduría General de la República, PGR, está en marcha, la mitad de la población y la otra mitad ya juzgó a Duarte.
Por eso mismo, aseguran que el ex góber tuitero se cree y siente, entre otras cositas, tan echado para adelante y hay quienes, civiles, apuestan “veinte y las malas” que nada le hará la justicia peñista a Duarte y compañía.
Claro, si Duarte le pasó mil millones de pesos al CEN del PRI (enviados, se afirma, en cajas de huevo), ninguna novedad significa en la cultura política, y más en la práctica tricolor, porque desde tiempo inmemorial todos saben que el gobierno en turno (sea municipal, estatal o federal) financia a su partido político.
“Ningún general resiste un cañonazo de 50 mil pesos” solía decir Alvarado Obregón hacia 1920.
Y cuando Plutarco Elías Calles creó el partido abuelito del PRI en 1929, simple y llanamente, repartió el país entre los generales y los caciques para despacharse con la cuchara grande en todo y con todo… a cambio de pacificar la nación.
Duarte, claro, habría cumplido una misión histórica, pero en un tiempo equivocado cuando la corrupción política de México está ubicada en los primeros lugares en el mundo.
BARANDILLA: El otro expediente negro de la FEPADE en contra de Duarte se deriva de otro caso que parecía, oh paradoja, cerrado.
La versión de que Duarte financió con mil 300 millones la campaña electoral a gobernador del senador con licencia, Héctor Yunes Landa, el año anterior.
Incluso, en un audio cien por ciento político, donde se habla de que tanto la firma como la voz de Arturo Bermúdez Zurita son falsas y por tanto, un fotomontaje, se dice que el mismo ex secretario de Seguridad Público habría custodiado la entrega del dinero… por si las moscas, con tanto billete en efectivo, a los malandros les entraba la tentación.
Una y otra vez, el senador ha rechazado la versión e inculpado a Miguel Ángel Yunes Linares de la autoría intelectual del video y hasta recordado el bloqueo sistemático de Duarte en su contra para ganar la candidatura priista, a tal grado que él mismo trascendiera que el candidato de MORENA, Cuitláhuac García, salió de la Casa Veracruz, residencia oficial del góber tuitero en aquel entonces, con una risita de felicidad cargando una maletita negra.
Cuitláhuac, por el contrario, también desmintió a Yunes Landa y ha dicho que espera en su oficina el video correspondiente y la denuncia penal para enfrentar, cara a cara, a sus enemigos y adversarios.
Verdad o mentira, medias verdades o medias anteriores, intrigas o versiones fundadas, el caso es que la FEPADE, Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales, sigue la pista a los dos casos.
Y más ahora, aprovechando el viaje que ya fue extraditado de Guatemala, satanizado como el político más corrupto en la historia del país, una nación que tanto ha aguantado el lodazal y el cochinero de los funcionarios públicos y legisladores y ediles.
CASCAJO: Ninguno de los diputados federales de Duarte (Érick Lagos, Jorge Carvallo junior, Adolfo Mota, Édgar Spinoso, Alberto Silva y Tarek Abdalá, etcétera), se ha
defendido tanto con furor rojo como Tarek, “el hermano” que Karime Macías soñó tener y que así le llamaba.
Es más, todos dieron por sentado en el carril duartiano que si Tarek brincó del DIF estatal a la tesorería de SEFIPLAN y a legislador federal fue más por Karime que por Duarte.
El caso es que en el carril mediático de la prensa defeña ha trascendido, primero, la defensa apasionada de César Camacho Quiroz.
Después el encuentro fortuito y accidental de Tarek con el procurador general, Raúl Cervantes Andrade, en un restaurante de la Ciudad de México y en donde le habría reclamado el derecho de audiencia para que el escándalo “no salpique aceite cuando se le avientan ajos” (Proceso 2124, Jenaro Villamil).
Así, el titular de la PGR “habría comunicado a Los Pinos el reclamo de Abdalá”, sin que al momento trascendiera la respuesta.
El caso es que la Fiscalía azul de Veracruz apuesta ya a la segunda vuelta del cabildeo para desaforar a Tarek.
Mientras, Javier Duarte enfrenta la más larga y extensa y siniestra noche de su vida pública en una cárcel del país, la Fiscalía ha solicitado el desafuero del otro diputado federal, Alberto Silva Ramos, y Miguel Ángel Yunes Linares soltó la versión de que va por Karime Macías y algunos familiares.