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Duartistas cómplices, nadie se salva; la lista negra del Auditor

Staff El Piñero

 

Luis Velázquez /Barandal

Veracruz.-20 de febrero de 2017-.PASAMANOS: El informe del Auditor Superior de la Federación, ASF, sobre la Cuenta Pública del año 2015, significa el peor cochinero, el peor lodazal, la cloaca más nauseabunda de Javier Duarte.

Y más, por lo siguiente:

Sin medias tintas, Juan Manuel Portal Martínez pone el índice en la llaga purulenta:

“Hay una gran responsabilidad, dijo, de los secretarios de Finanzas, y tesoreros y contralores de los últimos seis años”.

Y por añadidura, sólo se espera que en la denuncia penal que habrá de interponer en la Procuraduría General de la República, PGR, incluya a todos ellos, los siguientes:

Ex titulares de la SEFIPLAN: Tomás Ruiz González, Carlos Aguirre Morales, Fernando Charleston Hernández, Mauricio Audirac Murillo y Antonio Gómez Pelegrín.

Y aun cuando Salvador Manzur Díaz también lo fue ha de significarse que tuvo un paso demasiado efímero. 27 días.

Ex tesoreros: Antonio Tarek Abdalá y Vicente Benítez González.

Y ex contralores: Iván López Fernández, Mauricio Audirac Murillo y Ricardo García Guzmán.

Así, cuando Tomás Ruiz se curó en salud diciendo que renunció porque “no le hacía caso”, se trató de una excusa mesiánica, porque según la ASF es corresponsable.

Y más, porque en su tiempo, la deuda pública fue reestructurada a modo y conveniencia, tanto de él como de Duarte.

Y más, porque luego de un ratito de renunciar a la SEFIPLAN regresó de secretario de Infraestructura y Obra Pública, desde donde se “ha cortado las venas” diciendo que fue

honesto “a prueba de bomba”, con el caso de la construcción legendaria del Túnel Sumergido de Coatzacoalcos.

 

BALAUSTRADAS: Gómez Pelegrín decía estar en paz porque “yo le decía a Duarte que estaba mal desviara recursos y no me hacía caso”.

Y sin embargo, Pelegrín siguió en el cargo público, usufructuando “las perlas de la virgen”, pero lo peor, convalidando el duartazgo.

Un hombre íntegro, mínimo, debió “quemar sus naves” e irse para siempre, sin jamás volver como el caso del digno ex director del Instituto de Pensiones, Armando Adriano Fabre.

Y en contraparte, en el otro lado de la moneda, el caso de Tomás Ruiz y de Mauricio Audirac, quien fue titular del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, Contralor y secretario de Finanzas, tres dependencias ríspidas, bajo la más canija sospecha de trastupijes, simple y llanamente, porque la Cuenta Pública pasa por ahí.

Incluso, con todo y que, por ejemplo, Tarek Abdalá, Juan Manuel del Castillo y Vicente Benítez son diputados y el presunto fuero los ampararía, la ley advierte que si de por medio “ordeñaron” el presupuesto en un cargo público anterior, ni modo, pierden el fuero, como el caso de Tarek quien enfrenta solicitud de desafuero de la Fiscalía.

En alguna parte del camino, los duartistas “se lavaban la mano” diciendo que el prófugo de la justicia desde hace 126 días hizo sus negocios con gente, ajá, desconocida, la realidad es que el dinero federal fue desviado desde la secretaría y la tesorería de Finanzas y Planeación.

Pero además, con la complicidad del Contralor y el ORFIS, pues de igual manera son corresponsables.

Y todos, absolutamente todos, callaron.

Y tienen, dice el Auditor, “una gran responsabilidad”.

Y más, porque como dice, “se gastaron todo el dinero y Veracruz nunca mejoró”, a tal grado que el CONEVAL ha sido avasallante con la siguiente estadística social:

6 de cada 10 habitantes de Veracruz está en la pobreza, la miseria y la jodidez.

Veracruz se ha convertido, además de un estado migrante, en la entidad federativa productora y exportadora número uno de trabajadoras sexuales que necesitan vender su cuerpo para llevar el itacate a casa…, ante, digamos, el gran fracaso de la política económica.

 

ESCALERAS: Nunca, jamás, Duarte ni los duartistas serán perdonados.

Vaya, hasta Fidel Herrera Beltrán se deslindó de su pupilo favorito en la segunda quincena del mes de julio del año anterior cuando dijera que “no fue lo que yo esperaba… pues hizo cosas que no tenía que hacer” (El Economista).

Es más, ha de recordarse la furia con que Duarte reaccionó lanzando sus cancerberos en contra del Auditor, asegurando, incluso, que le habían “untado la mano” hasta con un billete, entre cien y 150 millones de pesos.

Todavía más: el más indignado era Ricardo García Guzmán, el cacique huasteco que anda soñando de nuevo con la alcaldía de su pueblo, denunciando que Mauricio Audirac se había quedado con parte del embute millonario al Auditor.

Y eso por mismo, incluso, hasta lo inhabilitó durante diez años para ocupar un cargo público en Veracruz, todo, y en el fondo, porque ambos arrastran un encono legendario que llega al odio y la venganza.

En contraparte, el Auditor Superior de la Federación, ASF, sigue abriendo la caja de Pandora con todos sus males.

Por ejemplo, que será “casi imposible” aclarar o devolver los más de 30 mil millones de pesos desviados por el duartazgo de los años 2011 al 2015.

Que ni siquiera hay para pagar pasivos.

Que el duartazgo “era un desorden, una falta de disciplina y una desviación para gastos que fueron desproporcionados y descontrolados”.

Enrique Peña Nieto continúa soñando con el Sistema Nacional Anticorrupción. En el Senado hay una lista de 15 aspirantes a la titularidad. México figura en los tres primeros lugares de la corrupción en el mundo. El país pasó, dice Denise Dresser, de la dictadura perfecta “a la cuna del pillaje perfecto”.

Y luego de citar en la conferencia magistral en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM a Javier Duarte como el símbolo de la corrupción nacional, Dresser aseguró que “a los ladrones mexicanos la justicia no los persigue, sino los protege”.

Por eso, 126 días cumple hoy Duarte “a salto de mata”, huyendo.

Y será inverosímil, imperdonable, injustificable, que Duarte siga libre y que a los duartistas enlistados por el Auditor nadie los toque.

El agravio y el saqueo a los 8 millones de habitantes de Veracruz sólo pudo darse con la complicidad de los duartistas y desde luego, con un gobierno federal que no obstante las denuncias penales en tiempo y forma de la ASF, la PGR nunca procedió, y nadie quisiera pensar, que porque eran las órdenes de Los Pinos.

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