Luis Velázquez / Barandal
PASAMANOS: Aquel tiempo era el mejor de los tiempos (¡oh, Charles Dickens!) para los duartistas. El paraíso en la tierra. Todos, la mayoría, encaramados en el poder. El poder que significa el billete fácil. Y la soberbia y el desdén social. Mesiánicos, paridos por los dioses en que suelen caer las elites políticas.
Todo les valía. Soplaban vientos a favor.
Ahora, todos viven y padecen el peor de los tiempos. Los vientos huracanados en contra. Mal karma. Mala vibra.
En Puebla, con todo y amparo, Mauricio Audirac Murillo, uno de los seis secretarios de Finanzas y Planeación en el duartazgo, fue detenido. En la noche.
Y en la noche transportado al penal de Pacho Viejo donde hará compañía a otros coleguitas. Flavino Ríos Alvarado, el gobernador interino de 40 días. Arturo Bermúdez, el segundo de Duarte. César del Ángel, el líder de los 400 Pueblos que ha lanzado truenos y centellas en contra de Yunes desde, digamos, el año 2010, cuando la campaña panista de candidato a la silla embrujada del palacio, y embrujada porque a todos suele enloquecer.
Y Audirac fue capturado (“genio y figura… hasta la sepultura”, mejor dicho, hasta la cárcel) con ropita, zapatitos y cinturón Louis Vitton y un relojito Cartier, cuando, se afirma, se alistaba para comprar cochecito de lujo.
El gran protegido que fue, claro, de Fidel Herrera Beltrán, pero también de una dueña del periódico “La Opinión”, de Poza Rica, cuyo ex Jefe de Redacción y ex director editorial y reportero, Armando Arrieta Granados, fue baleado la madrugada (dos de la mañana) del miércoles 29 de marzo, diez días después del crimen con alevosía, ventaja y premeditación de Ricardo Monlui Cabrera, el primer reportero asesinado en la Yunicidad.
Muchos más están en la lista negra del góber azul. Y más, si se considera que el gabinete legal y ampliado ha interpuesto denuncias penales en contra de sus antecesores.
Bueno, hasta el vocero Elías Assad Danini… en contra de Gina Domínguez y Alberto Silva Ramos, el diputado federal hermano de quien fue contador y administrador general de Pancho Colorado, “El señor de los narco/caballos”, preso en una cárcel de Estados Unidos por sus ligas con los malandros.
La historia bíblica se está cumpliendo. Los carniceros de hoy… serán las reses del mañana.
Miguel Ángel Yunes Linares, el único político en México que ha encarcelado a dos exgobernadores: Flavino Ríos y Dante Delgado.
Y a cinco ex secretarios, digamos, de Estado, a saber: Porfirio Serrano Amador, Gerardo Poo Ulibarri, Arturo Bermúdez, otra vez Flavino Ríos y Mauricio Audirac.
Por eso, los panistas de la nueva generación le llaman “El justiciero solitario”, “El paladín de la justicia”, “El Chucho El roto” del Golfo de México.
“El que la debe… la paga” diría aquel.
BALAUSTRADAS: Muchos pecados mortales, más que veniales, cometieron los duartistas. Y sería difícil precisar los peores.
Si el desvío de recursos. O la soberbia altanera, irrespetuosa y agresiva a los derechos humanos y a las garantías constitucionales.
Una escena expresa aquellos tiempos:
Fue en el grito de una noche patria. En un septiembre. Javier Duarte en el centro, blindado por sus guardias pretorianos (Érick Lagos, Adolfo Mota, Jorge Carvallo junior y Alberto Silva Ramos) y quienes el viento, la respiración ni la luz dejaban pasar, dueños como se creían de las neuronas, el corazón, el hígado, el sexo y la voluntad del prófugo político de la justicia más famoso del país, incluido César Duarte, que son de por sí palabras mayores.
Además, el pitorreo a los padres de familia con hijos secuestrados, desaparecidos, asesinados y sepultados en fosas clandestinas.
La soberbia más atroz en la historia local y sin duda, nacional.
Dueños que se sintieron del día y de la noche y del destino común y de las vidas ajenas.
Todos, arrastrando la cobija y la esperanza para ver si se salvan de la furia azul, pues está canijo que antes fueran dueños del paraíso y ahora con un pie, quizá con los dos, en el infierno carcelario.
Y como dice un jurista, la cárcel siempre marca… así duermas una noche, una semana, un mes, un año, etcétera.
ESCALERAS: Y mientras los duartistas buscan arrimarse entre ellos para defenderse del Huitzilopochtli azul, y en tanto “el miedo al miedo” (León Felipe) los “empuja uno al otro” (Juan Rulfo, en Talpa), lo peor de todo es que ni así los yunistas han aprendido o desean aprender la lección de la historia.
Claro, “nadie escarmienta en cabeza propia”.
Claro, quien desconoce la historia (o ex profeso la ignora), tropieza y suele cometer los mismos errores.
En contraparte, al góber azul le aprueban la deuda pública y detiene a Flavino Ríos Alvarado.
Le matan al reportero Ricardo Monlui en Yanga y balean al periodista Armando Arrieta en Poza Rica, y le aparecen guardias comunitarias en Las Choapas.
La ONU, a través de la UNESCO, dice que en México continúan silenciando a trabajadores de la información y corre a detener a Mauricio Audirac, digamos, como elemento distractor de la agenda pública.
Uno de los Porkies está a punto de dejar la cárcel, lavando su nombre por un juez, y sigue cacareando los diarios íntimos de Karime Macías, sin que nadie conozca el destino de los 190 cuadros pictóricos (entre ellos, de Diego Rivera y Botero) embargados en el rancho “El faunito”.
Los carteles y cartelitos pasean, como en el duartazgo, en su casa y anuncia que en una fosa de la mafia descubrieron más de 47 cadáveres, todo, se afirma, como herencia del pasado inmediato.
Y cuatro meses después, cero obra pública, porque las arcas oficiales, ajá, quedaron tan saqueadas que ningún centavo hay.
El bienio achicado a una sola realidad como son noticias estridentes para embaucar a las audiencias.
Con todas esas cositas, la esperanza social poco a poco, pian pianito, ha ido muriendo.
El góber azul exprime el trapo de los pecados duartistas, pero de espaldas a la pobreza, la miseria y la jodidez del millón de indígenas, los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros.