- Cunde el “vómito negro”
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Primero fue Mauricio Audirac Murillo, ex titular del ORFIS, Contraloría y SEFIPLAN, tirando lodo a Tarek Abdala, ex tesorero de SEFIPLAN, por el caso de Javier Duarte, anexos y conexos, cometiendo tropelías.
Después, María Georgina Domínguez Colio, la primera vocera duartista, arrojando aguas negras a Alberto Silva Ramos, el sucesor.
Luego, Alberto Silva devolvió las pedradas a Gina Domínguez.
Entonces, Mauricio Audirac se fue a la yugular de Tarek Abdalá y Ricardo García Guzmán, el excontralor, y con quienes sostiene pleito histórico.
Luego, Flavino Ríos Alvarado, el góber durante 40 días, “se lavó las manos” y dijo que Duarte “era mi amigo, pero a todos nos engañó”.
Después, el empresario César Augusto Morando, ya preso en el penal de Pacho Viejo, se declaró una víctima de Duarte, porque le quedó a deber 150 millones de pesos.
Y ahora, otra vez, el ex Contralor, Iván López Fernández, se ha lanzado contra su enemigo público número uno, Ricardo García Guzmán, y el número dos, Mauricio Audirac, agregando un nuevo traidor y desleal en la lista negra, como es el doctor Pablo Anaya Rivera como secretario de Salud, veinte días diputado local, desertor del PRI y afiliado al Movimiento Ciudadano, con cuyo partido fuera derrotado en la elección a presidente municipal del pasado 4 de junio.
El caso es que la historia se repite una vez más, pero como una gran comedia. El histrionismo en su dimensión estelar. El proverbio popular lo dice así: “cuando las ratas miran que el barco se hunde se tiran al mar”.
Y es que con Duarte preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México…
Ocho duartistas en Pacho Viejo…
64 más con denuncias penales en la Fiscalía y que han subido a cien según el Contralor azul…
Un par de solicitudes de desafuero en el Congreso de la Unión (Alberto Silva Ramos y Tarek Abdalá)…
La denuncia penal en contra de Karime Macías, sus padres y 8 familiares más…
El libro “Sí merezco abundancia” de las reporteras Isabel Arvide y Claudia Guerrero a punto de entrar a la segunda edición…, el ex contralor Iván López solo pareciera estar deseando salvarse.
Y por añadidura, está revelando los grandes secretos de Estado.
“Vómito negro” le llaman a tal fenómeno político, social y sicológico.
PASAMANOS: El excontralor dice que tanto Javier Duarte como Pablo Anaya “siempre supieron de las medicinas oncológicas clonadas”. (La Jornada, Jair García, 23 de septiembre9)
Lo expresó cuando declarara en la Fiscalía como testigo de la investigación correspondiente, toda vez que se desempeñó como el primer Contralor en el sexenio anterior.
Incluso, advirtió que esta semana regresará a la Fiscalía para entregar las pruebas de quienes participaron en el ilícito.
Es más, interpuso denuncias concretas y específicas en contra de Ricardo García y Mauricio Audirac, quienes le sucedieran en el cargo.
Y es que para llegar a tales niveles, terrible será la herida política y social que le infligieron tanto Duarte como García y Audirac.
Y si él tiene las pruebas y por encima de todo ama la verdad, y la justicia, y es enemigo irreconciliable de la impunidad, su testimonio y documentos son necesarios, porque “a ellos correspondía aplicar inhabilitaciones y verificar la sanción a los funcionarios y proveedores responsables”.
En la jiribilla, sembró la duda y el desconcierto, asegurando que no sabe si Audirac y García “lo hicieron”.
CASCAJO: La mayoría de duartistas se están descobijando.
La historia de los Judas inició con un par de prestanombres de Duarte, como son Moisés Mansur Cisneyros y Juan José Janeiro, los grandes creadores y operadores de las empresas fantasmas.
Y como todos ellos cometieron tantos abusos y excesos del poder y “se pusieron de pechito” al nuevo gobierno, entonces, las delaciones se han vuelto “la comidilla del día”.
Javier Duarte cometió, entonces, el peor pecado mortal del mundo como es creer a ciegas en su gente. Le faltó calibrar la naturaleza humana. Medir a sus aliados, socios y cómplices.
A menos, claro, que a unos (igual que él) enriqueciera de manera asquerosa, y a otros, les repartiera mendrugos, y a otros los utilizara, como suele darse siempre en todos los espacios y niveles políticos, donde el jefe máximo hace y deshace.
Y más, cuando los empleados, súbditos, bufones, lacayos y barbies pelean por las bendiciones del jefe máximo.
La traición, la deslealtad y la venganza entre duartistas constituyen el signo de los tiempos.
Por eso tantos andan amparados y otros más prófugos y otros arrodillados y otros buscando padrinos azules.
Y aun cuando el ex líder de la sección 32 del SNTE, Juan Nicolás Callejas Arroyo, qepd, pedía detener lo que llamaba (también Javier Duarte) “la cacería de brujas”, la realidad es que simple y llanamente se trata de justicia, justicia a secas, sin la gracia juaristas para los amigos.
Los duartistas se excedieron “y pasaron de tueste”. Y para salvarse, se acusan entre sí.
¡Vaya final de la generación política que alardeaba de su juventud porque “aquí, en Veracruz, nada pasaba!”.