Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: El terror y el horror son los dueños de las calles y los pueblos en Veracruz.
De entrada, se diría que los malandros siguen ganando la batalla.
El miedo “y el miedo al miedo” como decía León Felipe, instalado en el corazón social.
Y lo peor, cuando el bienio yunista se acerca al final, pues les queda un semestre, la gente siente, huele, olfatea, que estamos peor que antes, con todo y que antes, en el duartazgo, se vivía y padecía el infierno.
Por ejemplo:
El par de vendedores de esquites (háganos, favor, de esquites) acribillados en la colonia Mácuiltepec de Xalapa, y en un ataque que dejara herido a otro civil.
Los comensales de una taquería asaltados en Córdoba.
Los feligreses de una iglesia asaltados en Córdoba.
El hombre asesinado en un balneario de Córdoba.
Simple y llanamente, la violencia se ha recrudecido tanto que sigue arrasando con la población civil.
Queda claro:
Los malandros utilizan a la gente sencilla y común para multiplicar el terrorismo, igual que cuando en la guerra de Independencia los realistas colgaban los cadáveres de los árboles en el camino para intimidar a los indígenas y campesinos para que ninguno se sumara a Miguel Hidalgo y José María Morelos.
PASAMANOS: El candidato del PAN, PRD y MC a gobernador fue a Paso del Macho, y momentos antes, se registró una marcha silenciosa de los familiares de Jesús Antonio León Guzmán y Maricela Sarmiento desaparecidos con dos amigos (Julieta Gómez y Julio César Hermida) el 3 de febrero en el puerto jarocho de Fer Yunes.
En la marcha también desfilaron los hijos de Maricela y Jesús Antonio, de 8 y 9 años de edad, originarios del pueblo.
4 meses después de su desaparición los familiares y amigos siguen clamando justicia y se dejan escuchar por todos lados y caminos.
En una primera versión, y como se recuerda, fue trascendido en las redes sociales que una patrulla policiaca los levantó.
Luego, y cuando el hecho se volvió un escándalo, hubo otro reality-show peor. El gobernador Yunes dijo que el cuarteto había participado en una fiesta swinger en un motel acompañado de malosos.
Denostados, humillados, expuestos, satanizados, sabrá el chamán, el asunto dejó de referirse en las redes sociales.
Y la desaparición de las dos mujeres y los dos hombres ha caído en el mismo atolladero del duartismo.
CORREDORES: Hay casos igual de siniestros y sórdidos.
Por ejemplo, el asesinato de los cuatro niños en una colonia popular de Coatzacoalcos… que porque el padre era malandro según aseguró el gobernador y quien, por cierto, llamara “¡Bestias!” a los malosos.
El asesinato de un niño y su profesora en Tantoyuca.
El asesinato de dos niños en Córdoba, una niña en brazos de su madre en una plaza comercial y que sirviera para que Miguel Ángel Yunes Linares de nuevo asegurara que el padre era sicario.
La desaparición de las tres edecanes y modelos de Amatlán de los Reyes y Córdoba.
La delincuencia organizada estará, digamos, aumentando los decibeles de la incertidumbre, la zozobra, la inseguridad y la violencia, el terror y el horror, en respuesta, digamos, al operativo oficial en su contra.
Pero al mismo tiempo, caray, queda claro que el Estado de Derecho, cuya prioridad es garantizar la seguridad en la vida, está rebasada por el Estado Delincuencial.
RODAPIÉ: Los políticos quisieran borrar y desaparecer de un manotazo, un discurso, una declaración, las páginas rojas.
Incluso, hacia la mitad del sexenio, Enrique Peña Nieto planteó la posibilidad de suprimir la página roja de los medios en el país y hasta una orden fue emitida de la secretaría de Gobernación a los gobernadores.
Desde luego, se trata de una locura. Pero si así fuera están, por ejemplo, las redes sociales.
Más aún: está la realidad real, simple y llanamente, la realidad cotidiana, pues una cosita es que los hechos sean publicados y otra que por ocultarse desaparezcan, falacia pura, entuertos y patrañas.
En todo caso, allá cada gobernador que enfrente el infierno con la estrategia, la inteligencia y el talento que pueda en sus estados federativos.
La población civil de Veracruz, ocupa y preocupa a todos.
BALAUSTRES: Cada jefe del Poder Ejecutivo Estatal, en su tiempo.
Por ejemplo, con todo y el sexenio siniestro y sórdido significado en el tiempo de Javier Duarte, en el imaginario colectivo ya perdió efecto político y social seguir inculpando al político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México de los males en Veracruz.
Y más, cuando han transcurrido dieciocho meses.
Desde luego, Duarte y Karime Macías y los suyos (familiares, amigos, socios, cómplices, prestanombres y jefes máximos del gabinete legal y ampliado) han de pagar las pillerías cometidas a la luz de la ley y la justicia… por más defensa a ultranza que de ellos enarbolen AMLO y Cuitláhuac García.
Los malandros están arrasando con la población civil y nadie está seguro. Nada puede cantar victoria de que ya la libró. Nadie puede encender las farolas.
Está claro que 18 meses después, la estrategia de la yunicidad ha fracasado. También, se entiende, hay un fracaso nacional.
Pero con todo y su fama de político bragado, experto en seguridad pública, el mero mero, Yunes Linares fue absorbido por el principio de Peter.
Y topó con pared.