Luis Velázquez | Barandal
21 de julio de 2021
ESCALERAS: Ninguna duda hay de que Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, nunca más quisiera vivir y padecer la tensión cardiaca de 1994 cuando su amigo y jefe, Manuel Camacho Solís, quedó fuera de la candidatura presidencial.
Y más, cuando Carlos Salinas, lo dijo con frase lacónica. “No se hagan bolas. El candidato es Colosio”.
Tampoco acaso desearía declinar una vez más, como en los años 2000 y 2012 por López Obrador como candidato presidencial que era de la oposición.
Tampoco permitiría quedar fuera de la jugada de López Obrador para definir al candidato presidencial de MORENA en el año 2024.
PASAMANOS: Luego de su cónclave en Toluca con los suyos de cara al 2024. Y luego de su periplo en Europa donde lo envió López Obrador para alejarlo de la jugada. Y después de encartarse una y otra vez, ofreció entrevista exclusiva a la reportera Azucena Urresti, de Milenio, y puso las cartas sobre la mesa.
Una. Nunca declinaría por nadie.
Dos. “Sería absurdo declinar”.
Tres. Si va como candidato será por MORENA. Y ningún otro partido más.
Cuatro. Está en la jugada y esperará.
Mucho ha esperado. Mínimo, desde el Salinato, tiempo aquel cuando seiscientos perredistas fueran asesinados.
Y Ebrard, caray, seguía encaramado en el arca, no de Noé, sino Carlos Salinas y Camacho Solís.
CORREDORES: Por eso mismo está consciente de que jugar las contras en un proceso sucesorio presidencial equivale tanto a intentar volcar de un puntapié el vagón de un ferrocarril.
El único que ha llegado a Palacio Nacional por la vía independiente ha sido López Obrador y luego de dieciocho años de espera, tres veces candidato opositor.
Y es que para Ebrard, ésta es la última ocasión en que el tren pasará frente a él.
BALCONES: Nunca Cuauhtémoc Cárdenas (1994 y 2000), Maquío Cloutier (1994), Juan Andrew Almazán (1940), Antonio I. Villareal (1934) y José Vasconcelos (1929) triunfaron en las urnas por la vía independiente.
Tampoco Nicolás Zúñiga y en 8 ocasiones (de 1865 a 1924), Valentín Reséndiz, Vicente Sánchez (1910) y Rafael Sánchez Tapia (1940).
Tampoco ganaron en las urnas Rosario Ibarra (1982 y 1988), Amalia García y Marcela Lombardo Toledano (1994), Patricia Mercado (2006) y Josefina Vázquez Mota (2012).
La historia de los presidenciales independientes es demasiado adversa, dura y ruda, y ni modo que Marcelo Ebrard quisiera exponerse para “ser inmolado en el altar de la patria guinda y marrón”.
PASILLOS: Dará la pelea.
En tantos días de activismo político, derecho, derechito, en claro mensaje a López Obrador y Sheinbaum, ha fijado su postura.
“Sería absurdo declinar” repite otra vez.
Tampoco irá por otro partido. Sabe que MORENA está posicionada. Y es con MORENA o con nadie más, según dice, pues tampoco escucharía “los cánticos de la sirena” opositora.
Mal les fue con Manuel Camacho Solís con aquel partido opositor al PRI que formaran.
VENTANAS: En par de ocasiones, Ebrard declinó por López Obrador como candidato presidencial, de igual manera que Heberto Castillo Martínez por Cuauhtémoc Cárdenas.
Pero, bueno, en la lógica del sistema política el poder se hereda a quien más conviene, y por ahora, Sheinbaum es, parece ser, la copia Xerox de López Obrador, en tanto Ebrard tiene su capital político propio, además de inteligencia incandescente y talento, experiencias y vivencias.
Y López Obrador, igual que Plutarco Elías Calles, soñaría con un Maximato, sin correr el riesgo de un Lázaro Cárdenas del Río que exiliara al jefe máximo luego de haberlo favorecido con la presidencia de la república.
La caballada está a la mitad del carril, desbocada, y gorda.