Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: El dicho popular dice que “crea fama y acuéstate a dormir”… Así, pudiera, digamos, explicarse que 13 palabras escritas por Albert Einstein, el científico ganador del premio Nobel, creador de la ley de la relatividad, se haya vendido en 1.3 millones de dólares en una subasta efectuada en Jerusalén… Y más, mucho más, porque la frasecita la dice cualquier viejito del pueblo que ha vivido 60, 70, 80 años de edad… El proverbio de Einstein está relacionado con la búsqueda inacabable de la felicidad… Dice: “Una vida tranquila y modesta brinda más felicidad que la búsqueda del éxito”… Y es que si un lector mira a su pasado y recuerda, por ejemplo, los dichos de sus padres y/o de sus abuelos y/o de los vecinos seniles, descubrirá que en su momento le habrán dicho la misma frasecita, sin necesidad de que uno y otro hayan sido científicos o ganado el Nobel… Pero en el caso, se trató de una nota escrita a mano por Einstein en alemán y como en el mundo hay personas ultra contra súper enriquecidas, de pronto, con tanto dinero, les gusta coleccionar cositas… Y más, como Einstein, quien rechazara la presidencia de Israel cuando se la ofrecieron…
ROMPEOLAS: El mismo día de la subasta de la notita de Einstein, el poeta argentino, Eduardo Kovalivker, a quien de niño su madre solía leerle poemas para arrullarlo y dormirlo, reveló el gran secreto de su literatura y dijo que su gran “fuente de inspiración son la vida y las ideas”… Pero las vidas, dijo, sencillas que llevan todos los días las personas más comunes… Albert Camus, premio Nobel de Literatura, quedó huérfano a los 2 años de edad, pues su padre murió en la guerra… Entonces, hijo de una madre analfabeta que trabajaba en labores domésticas de casa en casa, vivió con su hermano en un departamento muy pobre y jodido… Pero Camus dice que fue la etapa más preciosa y feliz de su vida, porque su gran riqueza era disfrutar al máximo con sus amigos la playa, el mar, el sol, la luna y el deporte en la playa, como el futbol y el volibol… Así, llevó, como decía Einstein y el viejito del pueblo “una vida tranquila y modesta”, lejos de la frivolidad y la megalomanía en que, por ejemplo, suelen caer 9 de cada 10 políticos encumbrados…
ASTILLEROS: El sexenio de Javier Duarte “fue de todo y sin medida”… En 6 años, los duartistas hicieron y deshicieron con el dinero público y con el destino social y económico de los demás… Se dieron la gran vida, vida de lujo a costa y a la sombra del erario, el dinero captado con el pago de los impuestos… Encumbrados, creyeron que el poder público sería para siempre, si se considera que usufructuaron el poder durante doce años consecutivos… Y por eso mismo, se pasaron de tueste y se excedieron y abusaron del poder y humillaron a la población… Varios entre ellos, como Érick Lagos, Jorge Carvallo, Elizabeth Morales, Adolfo Mota y Alberto Silva, llegaron, incluso, a creerse gobernadores… Por desgracia, nunca leyeron a Albert Einstein de que “una vida tranquila y modesta brinda más felicidad” que cualquier éxito social, económico y político, y la mayor parte de ellos están acalambrados y viven azorrillados, temerosos de dormir en el penal de Pacho Viejo donde ya están once de ellos y/o en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, donde está el ex góber tuitero, y a quien ahora acompaña “El mata-novias”, detenido, por cierto, en Guatemala… Igual que a las doce Césares descritos por Suetonio en su libro clásico, los duartistas se creyeron infalibles, y al mismo tiempo, intocables, y lo más canijo, eternos… Seis, doce años les duraron los privilegios y las frivolidades, y ahora, andan con “el alma en un hilo” temerosos de ser aprehendidos en la calle y enviados a las mazmorras de Pacho Viejo… ¡Vaya lección de la vida!…
ARRECIFES: Einstein y el viejito del pueblo y Albert Camus y los demás tienen la razón del mundo cuando hablan de “una vida tranquila y modesta” para alcanzar la felicidad… Por ejemplo, resulta envidiable la felicidad de un pescador a la mitad del mar tirando sus redes para pescar, en la infinitud del océano, mirando el cielo y las nubes y las gaviotas y los peces nadando alrededor de su lancha… Y ni se diga la felicidad de un campesino sentado debajo de un árbol comiendo sus frijolitos y su arrocito con tortillas frías, echadas a mano y en el comal por su señora esposa… Y la felicidad de un indígena mirando la tarde limpia caer en la montaña saboreando su cafecito de olla con un pancito… Y la felicidad de una madre pobre dando a luz con una partera de rancho y del pueblo, escuchando el primer grito de su hijo, mientras afuera, en el patio, el perrito ladra y los gallos corretean a las gallinitas… Y la felicidad de la gente del rancho bañándose en el río, jugando chapoteadas con los demás, y tirándose a las pozas en un abierto y franco desafío a la naturaleza… Un amigo del pueblo decía que para ser feliz únicamente había necesitado dos mudas de ropa y dos pares de zapatos, unos negros y otros cafés… La felicidad del Papa Francisco está en ir todos los días a comprar el periódico al puesto de la esquina y pagarlo de su propio sueldo, levantarse muy temprano y él mismo prepararse un sándwich y vivir en el más sencillo departamento del Vaticano… La felicidad de José Mujica, el ex presidente de Uruguay, el guerrillero que estuviera preso con su esposa durante veinte años, está en jugar con un perro callejero que había recogido y al que falta una pata que perdiera en un accidente automovilístico… Otros, sin embargo, son felices coleccionando mansiones, automóviles, joyas, ranchos, caballos de carrera, viajes por el mundo, lanchas, barbies y hasta helicópteros y aviones…