Luis Velázquez | Expediente 2021
Zenyazen Escobar tiene un solo mérito para despachar como secretario de Educación en Veracruz. Su amistad con Kuitláhuac García.
Profesor de escuela primaria, le entró a la disidencia magisterial y fue hasta vocero de un movimiento y de donde, se afirma, salió mal.
Repelido.
Pero como el salario apenas, apenitas, alcanzaba “para vivir con la medianía”, entonces, se metió de strippero en la zona centro y fue exitazo.
Más, cuando se ligó en la amistad con el góber de la 4T.
En un dos por tres, diputado local, titular de la Junta de Coordinación Política de la Legislatura y que maneja el billete oficial, y titular de la SEV.
Pero más que un maestro obsesionado con la calidad educativa, quizá habría alcanzado mejor desempeño como secretario General de Gobierno, pues la vitamina P, P de poder, mueve y recicla y convulsiona sus días y noches.
Dos años y medio después de la travesía sexenal, la educación y más, mucho más, la calidad educativa, empantanada.
Igual, igualito, que sus antecesores, Veracruz, en el sótano nacional.
Quizá, usufructuando el primer lugar nacional en bailable regional con los niños bailando “El tilingo lingo” y “La bamba”.
Y, claro, felices y dichosos con la Orquesta Sinfónica de Salsa, sin duda, para congraciarse más con su amigo, el góber, el tlatoani, el gurú, el tótem, el mero mero.
Si en el siglo pasado, Veracruz tuvo a Enrique Rébsamen, Enrique Laubscher, Carlos A. Carrillo, Rafael Delgado y Benito Fentanes, ahora, caray, con Zenyazen, ni a la esquina.
La relación amical, en su más alto decibel para ascender en los cargos públicos.
La SEV, como trampolín para ver si se queda como candidato de Morena a gobernador en el año 2024.
El mismo lastre de sus antecesores en la yunicidad, el duartazgo y el fidelismo, recrudecidos por el desdén, la indiferencia y la incompetencia.
650 mil personas de 14 años de edad en adelante, sin saber leer ni escribir.
Dos millones 600 mil personas con la escuela primaria y secundaria y bachillerato, inconclusos.
El desencanto total.
Más, porque dado la forma y el estilo de conducir a la SEV, ningún hecho concreto, específico y macizo para el resplandor educativo.
Zenyazen, digamos, como un administrador más de la secretaría de Educación y que, bueno, otra cosa determinar la honestidad y eficiencia y eficacia en el manejo del presupuesto.
El día cuando un funcionario cuestionó la dirección de Espacios Educativos fue despedido y hasta denuncia penal en la Fiscalía General le interpusieron.
El día cuando compareciera en el Congreso local acarreó a unos mil profesores con cartulinas glorificando su nombre (“El maestro de todos los tiempos”) para su gloria y prez.
Y el góber, como si nada, dejando hacer y dejando pasar a su amiguito… y que, bueno, otro fue el trato para aquel amigo fallecido de Sida.
La SEV camina por inercia. Sin objetivos ni metas superiores. Sin lustre. Sin brillo. Y en la oscuridad.
Y es que la profecía bíblica del dicho popular resulta infalible:
“Nunca es el cargo público el que hace al hombre, sino el hombre al cargo público”.
La grandeza de Rébsamen, Laubscher, Carrillo, Delgado y Fentanes, convertida en pequeñez escurriendo por las cañerías en la incierta era Zenyazen.
Pero, bueno, la vida es así: basta y sobra con que un amigo, un aliado, un socio, un pariente, ascienda a la cima del poder para que por añadidura todos sean bendecidos y santificados.
EL HOMBRE INTRASCENDENTE
Han de preguntarse, por ejemplo, los grandes logros educativos, académicos, pedagógicos, de Zenyazen como titular de la SEV.
Una cosita es que los profes cumplan con la tarea laboral de enseñar a leer y escribir, y otra, mil años luz de distancia que los niños lean con una gran calidad ejercitando la memoria y recordando para siempre lo leído.
Una cosita es que todos los niños saquen seis de calificación para que ningún reprobado exista y otra, mil años luz de distancia, el aprovechamiento en las materias básicas como son, entre otras, gramática, historia, redacción y matemáticas.
Y una cosita es ganar premio nacional en bailable regional, y otra, cientos de miles de años luz, ganar medallas al Mérito Educativo.
Quizá como strippero, un pasado inocultable, el profe Zenya mereció preseas estelares de las damas aplaudidoras en la noche intensa y volcánica y/o en las despedidas de solteras, pero de ahí a enaltecer la calidad educativa de norte a sur y de este a oeste de Veracruz se necesita, como para bailar “La bamba”, “un poquito de gracia y otras cositas”.
Zenyazen es uno más de los secretarios de Educación (directores antes) que han llegado a la dependencia.
Pero sin dejar huella ni rastro y sin tampoco trascender en el día con día.
La SEV le quedó demasiado grande. Y lo que es peor, de nada han servido dos años y medio al frente.
Tiene, claro, otro objetivo. La política-política. Brincar de la SEV a la oficina principal del palacio de Xalapa.
