Luis Velázquez/ Barandal
19 de agosto de 2019
ESCALERAS: Miguel Ángel Yunes Linares es un político congruente. Fiel a sí mismo. A su carácter y temperamento. A su personalidad de boxeador callejero.
En su biografía, peleó con Agustín Acosta Lagunes e Ignacio Morales Lechuga. Peleó con Fidel Herrera Beltrán y Dante Delgado. Peleó con Miguel Alemán y Javier Duarte. Pelea con Cuitláhuac García. Peleó con Héctor Yunes Landa, su ex primo.
Peleó con Elba Esther Gordillo, su hacedora y mecenas. Peleó con Roberto Madrazo Pintado. Peleó con Emilio Chuayffet Chemor. Se habría distanciado de Felipe Calderón. Peleó con AMLO.
Ahora, leal a su historia, aprieta el botón nuclear en contra del CEN del PAN, Marko Cortés (Notiver, 14 de agosto, 2019).
PASAMANOS: Fue el martes 13 cuando destapó de nuevo a Pepe Mancha como su candidato a presidente del CDE del PAN. Y cuando el par de hijos políticos estuvo a su lado, la dinastía Kennedy de Boca del Río. Fue el día cuando mostró el puño, a su lado, 800 líderes municipales del partido azul, 52 alcaldes y la mayoría, dice la nota, de los diputados locales.
Entonces, “se lanzó con todo contra la dirigencia nacional de su partido al señalar que no tienen rumbo y son débiles ante el escenario político del país” (Noemí Valdes).
CORREDORES: La revelación fue indicativa… por las siguientes circunstancias:
A: Su hijo, el primogénito, es consejero nacional del PAN. Habría entrado, entonces, “con calzador”, Y quizá, escasa, limitada pasarela. Además, el Consejo Nacional solo se reúne, parece, una vez al mes.
B: Los Tribunales Federal y Estatal Electoral anularon la elección del CDE donde Pepe Mancha se había entronizado y el CEN de Marko Cortés calló.
C: Y luego, el silencio. “Dejó hacer y dejó pasar”, y ni modo, una vez más, a la elección partidista.
El Yunes azul se habría enfurecido. Y por eso, el rafagueo.
BALCONES: En nombre de la pluralidad, digamos, ideológica (tan cacareada en los días vividos), el jefe de la dinastía Kennedy del Golfo de México ejerce a plenitud su libertad.
Cierto. Pero…
Pero cuando es una constante, Stendhal lo dice en su novela estelar, Rojo y negro, se vuelve un error pues nunca, jamás, un político puede andar en la vida pública sin un grupo. Y un grupo fuerte, homogéneo, sólido.
Claro, está el grupo de la yunicidad. Pero solo funciona, digamos, en la aldea, en la provincia y en el rancho. Y a veces, pues como en el caso, del huacal yunista han migrado, por ahora, Joaquín Guzmán Avilés, Enrique Cambranis, Tito Delfín, Omar Miranda, Germán Yescas, Alejandro Salas, Bingen y Julen Rementería y Francisco Gutiérrez de Velasco. Más otros en la fila.
PASILLOS: En sus años nacionales en política, Yunes nunca pudo integrar un grupo donde fuera el jefe máximo.
Estuvo en la cancha, por ejemplo, de Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, pero como uno más.
Por eso, necesita aliados para dar el gran brinco, tipo Antonio López de Santa Anna, Sebastián Lerdo de Tejada, Cándido Aguilar, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Heriberto Jara y Fernando Gutiérrez Barrios.
Dante Delgado, por ejemplo, sin tanta bilirrubina callejera, va por delante. Fundó su partido político y se mantiene. ¡Vaya comelitona con montón de políticos de todos los partidos en su casa en la Ciudad de México!
VENTANAS: El Yunes azul sabrá su estrategia para bombardear a Marko Cortés, el amigazo de Ricardo Anaya, fallido candidato presidencial.
Adolfo Mota lo decía así: Yunes Linares, Fidel Herrera Beltrán, Dante Delgado y Fernando Gutiérrez Barrios “nos quedaron a deber la presidencia de la república cuando se pelearon entre ellos”.