Por: Eugenio GONZÁLEZ
Tuxtepec, Oaxaca.- Ana Azucena, de 15 años de edad, residente de Estados Unidos e hija de padres mexicanos, fue secuestrada y asesinada al pisar territorio oaxaqueño. Se cumplen ya ocho meses del crimen y la impunidad que rodea el caso parece ganar terreno.
El 27 de enero del 2019, el cuerpo de Ana Azucena López Hernández fue encontrado carbonizado en la localidad de Arroyo Limón, Tuxtepec. Esto, luego de que el 25 enero fuera secuestrada por un grupo de varones armados cuando se disponía a acudir a su primer día de clases, en un bachillerato del Ejido San Bartolo.
Informes policíacos consultados por El Piñero, periodismo y debate, precisan que la menor tenía 20 días de haber llegado a Ojo de Agua, procedente de Estados Unidos, con el objetivo de seguir estudiando. Su mamá y hermana mayor radicaban en Tuxtepec y su papá estaba en víspera de regresar para reunirse en familia.
Sin embargo, la vida de Ana cambió radicalmente. Quienes la secuestraron pidieron rescate a cambio de su libertad, y en el vaivén de las horas, al no lograr su objetivo, la asesinaron y le prendieron fuego a su cuerpo, quedando totalmente carbonizado.
Frente a esta situación, el 2 de febrero la Fiscalía General del Estado logró detener a dos presuntos responsables del atroz crimen. Sus nombres Santiago E.S., y Emilio E.S, quienes habrían participado en el secuestro y muerte de la menor, de acuerdo a datos precisos que obran en la carpeta de investigación que se sigue al respecto.
De acuerdo a la comunidad mexicoamericana, al enterarse de lo sucedido, el papá de Ana Azucena, José Isabel López tuvo que cruzar el Río Bravo y viajó más de 36 horas para llegar de Estados Unidos a la comunidad de “Ojo de Agua” en el Municipio de Tuxtepec, Oaxaca, con la esperanza de escuchar a un Juez dictar sentencia condenatoria en el caso de su hija menor.
No obstante, a ocho meses del crimen, los presuntos responsables se encuentran en prisión en espera de que se les absuelva o en su caso condene por el presunto asesinato de la quinceañera.
Lo más indignante, refieren conocedores del caso, es que ambos eran sus vecinos y planearon el plagio para obtener dinero del padre de Ana Azucena, quien radicaba y laboraba en Estados Unidos.
Quienes conocen a detalle el cauce de este crimen, precisan que la casa en que vivían las personas que hoy están detenidas quedó totalmente abandonada pues los demás integrantes de su familia huyeron.
Hay que recordar que informes policíacos lograron establecer que tras una negociación fallida entre plagiarios y la familia, los primeros determinaron no pedir rescate después del último intento, por lo que decidieron matar a Ana Azucena y quemar el cuerpo al grado de quedar irreconocible.
“Ella era una niña muy estudiosa, en Estados Unidos tenía buenas calificaciones, allá no tuvo ningún problema, sino al contrario la felicitaban por su puntualidad en la escuela, ella quería seguir estudiando acá, ya se había venido, tenía 4 semanas de haber llegado a México y no es justo que le hayan esto, solo se pide el apoyo de las autoridades para que estas personas no salgan libres más adelante y mañana o pasado”, precisó una persona allegada a la familia que, por cuestiones de seguridad, se omite su identidad.
A consecuencia de este amargo episodio, dijo, la familia de Ana Azucena tuvo que salir del estado y buscar otro lugar en donde residir, pues tiene temor que personas allegadas a los presuntos responsables tomen represalías. Y agregó que desafortunadamente ninguna autoridad les ha brindado apoyo, ni de México ni de los Estados Unidos, pues Ana tenía la doble nacionalidad.