“Una falla que yo veo es que Gobernación no se ha juntado todavía con las Casas de Migrante, las organizaciones de la Sociedad Civil que podrían ayudar. Estamos para eso. Nosotros podríamos ser factor de equilibrio. También por la experiencia podemos ayudar a una buena práctica de las políticas públicas migratorias, no hacer acciones aisladas sino una política bien planeada con acompañamientos y asesoría desinteresada”, dijo el sacerdote Alejandro Solalinde Guerra, en entrevista con este diario digital.
Sugeyry Gándara/SinEmbargo
Ciudad de México (SinEmbargo).- El padre Alejandro Solalinde Guerra, director del albergue Hermanos en el camino, reprochó las deportaciones masivas e indiscriminadas que autoridades mexicanas han realizado en fechas recientes. Consideró como una falla de la Secretaría Gobernación (Segob) excluir el apoyo ofrecido por organizaciones civiles y casas migrantes para tratar el tema.
En entrevista con SinEmbargo, el activista defensor de los derechos de los migrantes explicó que debe existir un equilibrio –y Gobernación lo intenta– entre “la apertura que quiere tener México hacia Centroamérica y el mundo, y cuidar que no entren personas que de alguna manera comprometan la seguridad nacional”. Sin embargo, el sacerdote católico también aludió que la deportación masiva es una incongruencia de las autoridades que dicen buscar el equilibro entre seguridad y derechos humanos:
“Yo no acabo de entender, no veo para qué dejar entrar a tantas personas si en Veracruz las van a detener o se les va a detener en otro lado y se les regresa, ¿por qué hacer eso?”.
Al menos 204 hondureños fueron deportados a su país el pasado 12 de abril, la mayoría eran familias que viajaban con menores de edad. El traslado se hizo vía aérea de Minatitlán, Veracruz, a San Pedro Sula, en Honduras. Además, dos días antes, la noche del miércoles 10 de abril, un grupo de cubanos que viajaban en autobús con documentos que garantizaban su estancia fueron detenidos por miembros del Instituto Nacional de Migración (INM) en la caseta migratoria de Huehuetán, según reportaron las autoridades.
Los agentes de migración bajaron del autobús a los cubanos y les quitaron sus documentos personales, como el pasaporte y el amparo que les permitía transitar libremente. La organización “Todo por Ellos” publicó que lograron evitar que siete cubanos fueran detenidos y trasladados a la Estación Migratoria Siglo XXI para su repatriación, mientras que otros no corrieron con la misma suerte, según explicó la propia ONG.
“El Gobierno tiene que entender que las personas que ya salieron de su país, aunque haya sido con campañas inducidas, [no pueden ser deportadas indiscriminadamente]. El Gobierno tiene que distinguir quiénes pueden regresar y quiénes no. Hay personas que no pueden regresar […] Vienen muchos niños, muchas mujeres, de la forma que sea, aunque hayan pagado para que las lleven al norte –sobre todo a Tijuana–, pero no las pueden deportar porque si las deportan su vida peligra. Entonces debe de haber un programa y para eso estamos las casas y las organizaciones de la sociedad civil, para entre todos buscar una solución humana donde se les pueda acoger, dónde puedan trabajar, donde los niños puedan ser atendidos, que puedan ir a la escuela; pero no pensar que la única solución es la deportación. Esto no es lo que más conviene, no es humano y tampoco es la repuesta que México debe dar a Centroamérica”, reprochó el padre.
Solalinde reconoció que la situación migratoria en México es muy compleja, porque el Estado tiene la obligación de dar seguridad y cuidar la frontera, y -dijo- Gobernación intenta cumplir con ese deber “tratando de no atropellar los derechos humanos”, sin embargo, opinó que aunque hay funcionarios “bien intencionados”, algunos de ellos no tienen la experiencia de la migración y “solamente se basan en las ideas de seguridad o de lo que tienen que hacer”.
Para el presbítero, el Gobierno de México debería buscar a las organizaciones civiles y trabajar de la mano con ellas: “Una falla que yo veo es que Gobernación no se ha juntado todavía con las Casas de Migrante, las organizaciones de la sociedad civil que podrían ayudar. Estamos para eso. Nosotros podríamos ser factor de equilibrio. También por la experiencia podemos ayudar a una buena práctica de las políticas públicas migratorias, no hacer acciones aisladas sino una política bien planeada con acompañamientos y asesoría desinteresada”, dijo.
En México hay 103 albergues y casas para migrantes, de acuerdo a datos brindados por el activista.
El padre reiteró su postura contra “caravanizar” la migración, pues insistió que las caravanas son un error y ya no deberían de existir: “Que quede claro que no hay necesidad de hacer caravanas. Las caravanas deben de pasar a la historia, ya no se deben de hacer, se debe de buscar otra manera de cómo ayudarle a los migrantes”.
Insistió que estas movilizaciones masivas han sido “inducidas” y se ha filtrado el crimen: “aunque es muy bajo el porcentaje, sí han pasado personas de conductas antisociales y crimen organizado. Hay, aunque no se quiera, tráfico de personas, tráfico de muchísimas cosas, y droga para el norte. Desde hace muchos años la caravana de migrantes no viene sola: ya el crimen organizado se infiltró, ya los migrantes son mercancía. Aprendieron a cómo lucrar, incluso, he observado en algunos casos personas que empezaron como activistas y defensores, de repente ya le van entrando al negocio [tráfico de personas] y empiezan a lucrar con los migrantes.
Desde el año pasado, Solalinde acusó a la organización Pueblo Sin Fronteras de utilizar a los migrantes centroamericanos y a los mexicanos para pasar a polleros, personas armadas y llevar de forma irresponsable a estas personas a la frontera de Tijuana, Baja California, donde no hay solución.
“Que quede claro que no hay necesidad de hacer caravanas. Las caravanas deben de pasar a la historia, ya no se deben de hacer, se debe de buscar otra manera de cómo ayudarle a los migrantes”, dijo el padre Solalinde en entrevista con este diario digital. Foto: Cri Rodríguez, SinEmbargo
El retraso en la entrega de visas humanitarias para personas migrantes en México ha provocado enfrentamientos entre agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) y centroamericanos que permanecían en Mapastepec, Chiapas. El pasado 13 de abril, migrantes lanzaron piedras y botellas. El enfrentamiento habría iniciado con agresiones verbales hacia personal del INM, luego de que se le notificó a los migrantes que la entrega de la visa para transitar libremente en México se retrasaría.
Ese no fue el primer altercado, un día antes el INM denunció que un grupo de aproximadamente 350 personas migrantes irrumpió de manera violenta en la frontera de México. En un comunicado, señaló que la nueva caravana de migrantes, proveniente de Guatemala, ingresó alrededor “con una actitud agresiva, rompieron el candado que cierra la reja fronteriza e ingresaron al país”, detalló el Instituto en un boletín.
Al respecto, Solalinde dijo que no hay que calificar como un blanco o negro, o prejuzgar la manera en la que reaccionaron los migrantes en las oficinas del INM, pues comentó que “también ha habido formas inadecuadas de la atención”.
En relación a la polémica que se suscitó el fin de semana pasado, cuando el defensor de derechos humanos criticó la forma en que periodista Jorge Ramos cuestionó durante una conferencia mañanera al Presidente Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Solalinde sostuvo su postura y calificó que la intervención del periodista “fue un exhibicionismo”.
El padre estimó –a pregunta expresa– que tan desafortunado fue el acto de Jorge Ramos, como el discurso y los ataques vertidos por el mismo AMLO contra la prensa y sociedad civil utilizado términos como “fifí”.
–¿Cómo ve esta nueva Caravana y la situación migratoria actual?
–La situación migratoria es muy compleja en este momento porque –vamos a hablar del marco legal regional que tenemos– México está obligado a dar seguridad y cuidar la frontera. Eso lo hace cualquier país. Sí, es verdad que Gobernación ha hablado de Seguridad Nacional, pero también ha hablado de derechos humanos, es decir, debe haber un equilibrio entre la apertura que quiere tener México hacia Centroamérica y el mundo, pero también debe cuidar que no entren personas que de alguna manera puedan comprometer la seguridad de la ciudadanía mexicana. ¿Eso a qué se refiere? A que, aunque es muy bajo el porcentaje, sí han pasado personas de conductas antisociales, mareros [Mara Salvatrucha], y crimen organizado. Y aunque no se quiera, hay tráfico de personas, tráfico de órganos, tráfico de muchísimas cosas, de droga también.
No es un tema simple, estamos empezando un Gobierno y en cuatro meses de vida es difícil encontrar un equilibrio entre la seguridad y los derechos humanos. Yo creo que el Gobierno está haciendo un esfuerzo, pero también no hay que olvidar que hay factores nuevos, que de alguna manera las caravanas han estado un poco inducidas. Las vemos inducidas, hemos visto que se da dinero en los países de origen como Honduras, pero luego también hay información que se da allá que tiene efecto: “Que dicen que pueden venir a México, que estamos recibiendo a todos, que puede venir quien quiera y que las fronteras están abierta”. Y entonces, esta información ha sido confusa. También ha faltado información en la frontera para advertir a nuestros hermanos que hay reglas, que México es un país que deben respetarlo, que hay maneras para pedir las cosas. Yo no sé quién los ha inducido para tener estas conductas impacientes que han sido calificadas de vandalismo –refriéndose al conflicto en INM–; pero tampoco podemos ver esto como blanco o negro. No. También ha habido formas inadecuadas de atender a los migrantes, en el sentido de los tiempos. Ha habido deficiencias por parte de migración. Se ha juntado todo eso y hoy tenemos el gran desafío de tantos miles de personas que están llegando y ya están transitando por el país.
En ese equilibrio que se está buscando –entre seguridad y derechos humanos– yo no acabo de entender, no veo ¿para qué dejar entrar a tantas personas si en Veracruz se les va a detener y se les regresa? ¿por qué hacer eso?, mejor decirles desde el principio que no pueden pasar o se da un permiso para trabajar en la frontera. Tiene que decidirse esto.
Una falla que yo veo es que Gobernación no se ha juntado todavía con las Casas de Migrantes y las organizaciones de la Sociedad Civil que podrían ayudar, estamos para eso. Nosotros podríamos ser factor de equilibrio. También por la experiencia podemos ayudar a una buena práctica de las políticas públicas migratorias, no hacer acciones aisladas sino una política bien planeada con el acompañamiento y asesoría desinteresada de nosotros.
–¿Qué han detectado dentro de las Caravanas??
–Desde hace muchos años la caravana de migrantes no viene sola: ya el crimen organizado se infiltró, ya los migrantes son mercancía. Aprendieron a cómo lucrar, incluso, he observado en algunos casos, personas que empezaron como activistas y defensores, y de repente ya le van entrando al negocio [tráfico de personas] y empiezan a lucrar con los migrantes.
–¿Cómo se enteran?
–Aquí no hay más indicadores que las familias de los migrantes: ellos son los que nos dicen siempre lo que pasa en el camino. Esto no es nuevo, es información que sale; nosotros lo aprendimos al acompañar a las personas migrantes, no podemos inventar cosas, es más, tratamos de entender la complejidad que hay en todo esto.
La situación de los migrantes es muy intensa y ahorita con tantas personas que están llegando no se alcanza a ver la complejidad y profundidad de esto. Hace falta conectar mundos, por ejemplo, Gobernación está cumpliendo con su cometido de velar por la seguridad, está tratando de no atropellar los derechos humanos, que eso no es fácil porque la línea es muy delgada; pero, por otro lado, vemos que los migrantes traen historias. Son mundos que no se conectan, cada migrante trae su propia historia y hace falta escucharlos, hace falta preguntarnos ¿por qué salieron de su país?, y luego, hace falta preguntarnos ¿hay personas que no pueden volver a su país porque salen por salvar su vida?, y es muy frecuente, algunos han vendido todas sus cositas.
En el mundo de las personas de Gobernación, ellas son buenas, bien intencionadas, pero algunas de ellas no tienen la experiencia de la migración, no la tienen, no se ponen en el lugar de ellos, solamente se basan en las ideas de seguridad o de lo que tienen que hacer, o también, la presión que sin duda está haciendo Estados Unidos, entonces, no se conectan esos mundos: del deber con la realidad de la crisis humanitaria. Entonces, los defensores de derechos humanos que estamos en las casas de migrantes podemos acercar esas realidades, esos mundos, estamos en la mejor disposición. Nosotros estamos abiertos. En el último censo de los espacios para los migrantes ya tenemos 103 albergues, entonces vamos bien, pero estamos pasando por un bache para la aceptación de la gente y la empatía, porque muchos de ellos quedaron traumados, por un lado, por el número que llegó, por la forma en que los acarrearon, sobre todo en la caravana pasada, pero también la forma en cómo han irrumpido en la estación migratoria de Siglo 21, de Tapachula, que Migración cerró sus servicios. No es cerrando la solución, sino hablando con ellos, afrontando eso. La autoridad llama actos de vandalismo, pero también muchas veces responden a malos manejos administrativos.
–Entonces, ¿las declaraciones del INM de que la Caravana entró de forma violenta son desproporcionadas y no atienden un contexto?
–Yo siempre he creído, por la experiencia que tengo, que es mejor dialogar. Yo me he enfrentado a cosas muy importantes de migrantes, a estadillos de impaciencia, pero platicando con ellos se aclaran. Yo he hablado hasta con los mareros, por años, y no es cierto que son personas que no entienden, ellos entienden. hasta he hablado con Los Zetas. Hay manera de cómo hablar y yo pienso que se necesita de eso, pero es un esfuerzo que tiene que hacer migración y también Gobernación. Esa manera de acercar esos mundos entre Gobernación y los migrantes, para eso estamos nosotros (defensores). Esperemos que Gobernación acepte nuestra voluntad de colaborar. Desde el año pasado lo ofrecimos y todavía no se ha integrado. Cuando nos integren de buena voluntad van a ver la diferencia entre batallar solos, con una acción que no les va a dar resultado y cada día será más rígida, a una realidad más armónica. Esto no quiere decir que Migración y el Estado mexicano no tengan que luchar contra el tráfico de personas, esto existe, y se da.
–¿Qué hacer ante las caravanas?
–Las caravanas ya no se deben de permitir, que quede claro que no hay necesidad de hacer caravanas. Las caravanas deben de pasar a la historia, ya no se deben de hacer, se debe de buscar otra manera de cómo ayudarle a los migrantes.
–Además de trabajar con la sociedad civil, ¿qué considera que debería de hacer el Estado?
–Lo primero que hay que hacer [el Gobierno] es distinguir, quiénes son traficantes y quiénes son realmente migrantes. Lo primero que debe de hacer el Gobierno es distinguir, investigar quiénes de verdad están traficando. Segundo: el Gobierno tiene que entender que hay personas que ya salieron de su país, aunque haya sido con campañas inducidas, que no pueden regresar. Hay el principio de no devolución, el principio pro-persona que se tiene que emplear para aplicar toda ley. Vienen muchos niños, muchas mujeres, deben de considerar que no las pueden deportar porque si las deportan su vida peligra. Entonces debe de haber un programa y para eso estamos las casas y las organizaciones de la sociedad civil para entre todos buscar una solución humana donde se les pueda acoger, donde puedan trabajar, donde los niños puedan ser atendidos, que puedan ir a la escuela; pero no pensar que la única solución es la deportación. Esto no es lo que más conviene, no es humano y tampoco es la repuesta que México debe dar a Centroamérica.
Ya se sabe que hay presiones del (Presidente) Donald Trump, pero ya sabemos que es una persona completamente desequilibrada. Una cosa son las presiones de él y otra cosa es que nos diga cómo hacer las cosas, porque nosotros podemos muy bien retener a las personas, aunque no quieren quedarse en México, pero por lo menos decirles que se queden un tiempo, que busquen trabajo, atención para sus niños; ya más adelante verán qué deciden, pero eso sería una forma más ordenada [de tratar el problema]. Ahora, tampoco podemos obligarlos [a quedarse].
La migración tiene su vida propia, es autónoma y en este caso la mayor parte no quiere quedarse en México, su meta es Estados Unidos. Es una fuerza de atracción tan grande la de Estados Unidos por el tipo de vida que tiene, ese país es el encargado de hacer propaganda a través de las películas, programas de la televisión, hay un tipo de vida que es muy atractiva para la gente. Además, porque mucha gente no va solo por el factor aspiracional, sino se va porque ahí está su familia: la mayor parte de la gente de El Salvador, Honduras y Guatemala ya está en los Estados Unidos.
–Usted ha dicho que la Caravana Madre es un invento de Trump. ¿Con qué finalidad y en qué beneficiaría a ese Presidente inventarla?
–El propósito es claro: él quiere demostrar a toda costa que los migrantes son un peligro, que son una invasión y un riego, del cual los va salvar si votan por él. Es una cuestión electorera, pero eso no tiene sustento, más bien yo diría que Donald Trump es una persona que no lee, y que no le interesa conocer la historia, no le va a convenir saber que Estados Unidos es el culpable de la violencia y empobrecimiento en Centroamérica y de toda la descomposición que ha ocasionado. Entonces, lo menos que puede hacer Estados Unido para reparar el enorme daño que ha hecho a América Latina es recibir a los migrantes que son en afectados porque lo que ese país ha ocasionado.
–Trump ha dicho que mandará a los migrantes a las ciudades Santuario, ¿esta acción sería buena o mala para los migrantes, le podría salir el tiro por la culata al mandatario estadounidense?
Yo escucho a Donald Trump, pero no le hago mucho caso, no le doy mucho crédito porque para mí no es una persona seria. Es una persona voluble, muy impulsiva, violenta, que un día dice una cosa y luego dice otra. Lo que sí me queda muy claro, donde no es voluble, es que odia a todo mundo. Una persona enferma en su corazón, en sus emociones y enferma en sus relaciones: odia a las mujeres, odia a los migrantes, a las personas de la diversidad sexual, a los mexicanos. Yo creo que si se ve en el espejo se ha de odiar hasta a él mismo. Por eso yo no le hago caso, para mí él no tiene credibilidad. Yo admiro mucho que nuestro Presidente lo trate institucionalmente y con mucha prudencia. A esas personas hay que tratarlas con pincitas.
– Respecto al actual Gobierno mexicano, ¿cómo está viendo la actuación en temas de seguridad, qué se pronostica en vista de las acciones que ha emprendido?
–Este nuevo Gobierno quiere marcar un rumbo distinto y lo logrará si lo ayudamos todos, pero está empezando. Hay muchísimas inercias de la vida mala, corrupta: inercias burocráticas de personas que han perdido la vocación. Funcionarios públicos, servidores públicos anteriores –de los otros gobiernos que venimos cargando– con vicios de atención a la gente, pero lo peor de todo no son solo estas inercias que permanecen, sino las resistencias de la oligarquía, resistencias de personas que estaban muy cómodas, privilegiadas y muy tranquilas sabiendo que mientras hayan nacido bien a la mayor parte de los mexicanos les iba mal. No les importó nada que tuviéramos más de 56 millones de pobres, que el campo estuviera abandonado, no les importó nada que mucha gente viviera en la miseria.
–Ayer estuve en Ixtepec, visitando a una señora de 85 años, una anciana prácticamente abandonada, enferma. Tiene un hijo enfermo y viven solos, en la más espantosa miseria. Yo ayer dije, ojalá esas personas –que no es que tengan mala voluntad, pero son privilegiadas en la posición social– pudieran venir a ver estos Méxicos bajos, estos Méxicos donde la gente está sufriendo, donde no tienen ni qué comer. Créamelo, la más espantosa miseria. Yo salí de ahí impactadísimo porque yo estoy ciertamente en estos niveles, pero esto es lo que la gente debería de ver. Las resistencias que se presentan son al cambio, porque los gobiernos anteriores sí trabajaron para la oligarquía, sí trabajaron para unos cuantos, sí trabajaron en la macroeconomía, sí trabajaron al servicio de los poderes fácticos capitalistas neoliberales, ellos eran parte. Ahora ya hemos visto que los presidentes eran criados, servidores de ese mismo sistema que les pagaba, habiendo tenido la más alta investidura se vendieron también.
–¿Puedo nombrar quiénes son los que se resisten?
–En primer lugar, gobernantes y políticos reciclados que han venido poniéndose las camisetas de todos los partidos, incluso priístas muy amañados y panistas que se han puesto la camiseta ahora de Morena, y lo que hacen es conservar una chamba, seguir tratando de mantener su privilegio, su estatus; a eso me refiero, es decir, la gente que han puesto por compromisos políticos, ellos no entienden nada de la Cuarta Transformación, ellos son más de lo mismo pero disfrazados del cambio. Ahí están, son los mismos y son los que están impidiendo que el Presidente pueda de verdad hacer un cambio.
De verdad sí me preocupa que el Presidente esté envuelto en todo esto y llegará el momento en que tenga que decir “vamos hacer cambio, le guste a quien le guste, le pese a quien le pese”, y es entonces él (AMLO) se tendrá que definir y las otras fuerzas que están cerca de él van a reaccionar violentamente. Yo me pregunto: ¿nuestro pueblo de México estará preparado en ese momento, o también lo van a manipular con prensa vendida, o le van hacer creer al país que el Presidente fracasó, que salió igual? No le van a decir la verdad, que no le están permitiendo cambiar, que lo están envolviendo y maniatando para que él no pueda hacer lo que tiene que hacer. Mi confianza es que el pueblo despierte y mi confianza es la sociedad civil, que la gente no se deje engañar esta vez, que responda al cambio, que defienda el cambio, que defienda a nuestro Presidente, que exija a todas esas personas que están en la inercia burocrática y también en la resistencia. Detectar quién no está queriendo hacer el cambio, quién está contribuyendo bajita la mano a la misma corrupción, y que esas personas sean señaladas y podamos ver un relevo.
–¿Cuánto tiempo considerará prudente o razonable para que se pueda empezar a ver un cambio, por ejemplo, en resultados más tangibles en materia de seguridad?
–Para mí eso es secundario porque lo principal es que hemos esperado 80 años para un cambio, ahora que lo tenemos, ya empezamos a cambiar. Esto no se dará fácilmente, hay muchos intereses, muchos grupos y personas que están impidiendo este cambio, que no les conviene y que van a querer tronar a como dé lugar este proyecto para seguirse beneficiando egoístamente porque ya son personas adictas, unas al poder y otras al dinero; y ellas creen, además, que están en lo justo porque es lo que les ha enseñado el sistema capitalista, en su lógica, son sus valores falsos que aprendieron del capitalismo, les han enseñado eso. Entonces ellos viven para lo material y además se creen muy religiosos, en realidad yo insisto: son ateos prácticos.
NO ES BUENO LLAMAR A LA PRENSA “FIFÍ”
–Sobre los comentarios que hizo este fin de semana al periodista Jorge Ramos por su confrontación con el Presidente, ¿sigue en la misma postura?
–Yo tengo mis convicciones y las tengo muy claras, muy definidas. Jorge Ramos es un periodista destacado, es admirable en muchos aspectos, pero es lamentable que haya llegado a ese grado de egolatría, de no respetar a una persona que representa a los mexicanos y mexicanas. Yo entiendo que hay algunos que no lo quieren [a AMLO], y entiendo que hay personas que han perdido dinero, privilegio y estatus. Lo entiendo, pero la mayoría, una buena mayoría votamos por él y me merece respeto. Jorge Ramos lo que hizo fue un exhibicionismo, y por eso, qué pena porque yo lo consideraba mi amigo, pensaba que era una persona más seria, más objetiva y veo que en realidad no lo es. Es una pena para mí. Lo siento. Yo admiro mucho el valor, admiro cuando una persona tiene valor y le dice a un dignatario lo que le debe de decir en el momento que él está fallando, pero decirle a una persona que fue legítimamente elegida, que sólo lleva cuatro meses, exigirle lo que no le exigió a los anteriores que llevaron a México al desastre, eso a mí se me hace una incongruencia. Por eso yo sí digo que nos ofendió y sostengo que fue un acto desafortunado de Jorge Ramos, y que una cosa es la libertad de expresión, la apertura de los periodistas que siempre es bienvenida, y otra cosa es que nos vengan a ofender de esa manera, yo pienso que eso no se debe de repetir.
–Y sobre este discurso del Presidente de atacar a la prensa y la polarización que se ha generado, ¿qué piensa?
No estoy de acuerdo. No estoy de acuerdo en esos adjetivos de fifís, chairos. No, yo no estoy de acuerdo. Yo creo que se deben de dejar esos adjetivos porque lo único que hacen es dividirnos. Todo lo que sea dividir no es bueno. Y en esto voy a ser muy claro: tenemos que olvidarnos en este momento que solo son de un partido, incluso olvidarnos del PRI que nos ha fregado tanto, la verdad. Olvidarnos y creer que podemos empezar juntos una buena etapa y una buena voluntad en la que de verdad pensemos en todos. Que de verdad haya puntos comunes donde nos responsabilizamos de la gente más amolada (fastidiada), que nos ocupemos por los pueblos originarios, los pueblos indígenas. Que nos preocupemos de los campesinos, los obreros, de todas esas personas que no cuentan en la sociedad, los que no tiene trabajo.
Yo creo que estamos en un momento muy oportuno, pero el peor camino para México y que no merece es la polarización y la división. Hago un llamado a quien sea, a que ya no sigamos diciendo esos adjetivos de fifí, chairos, o lo que sea. Como broma ya estuvo bien, pero ahorita hay que pensar que tenemos que atraernos unos a otros, acércanos, dialogar y buscar juntos un camino de cambio para México. Porque imagínense que llegaran a dañar la imagen presidencial, que llegaran hacer que fracase este proyecto del cambio, ¿sabe el infierno que nos espera? Porque algunos estarán conformes y otros no y las respuestas van a ser violentas. Yo concibo un México donde todos tenemos derecho a participar, por eso yo hago un llamado a priístas, panistas, los del Verde, Morena, de todos los colores, para que de verdad busquemos el bien común, a llegar a un acuerdo. La diversidad es sana e incluso, porque no, la opinión también es un equilibrio y también es sano, buscando ser razonables.
–¿Entonces, se puede decir que para usted es tan desafortunado la actitud de Jorge Ramos como este discurso del Presidente de llamar a la prensa fifí?
Sí, yo pienso que eso debemos que hacerlo a un lado. Además, porque el Presidente ha dicho muchas veces que él ya no es un partido, que se debe de a todas y todos, entonces por respeto a eso, sí debe de superarse y ya no debe de estarse señalando eso [fifí]. En todo caso decir cuando hay una prensa veraz, objetiva, y no dividir a la sociedad en esas dos cosas, porque entonces sí nos estamos polarizando, sí nos estamos dividiendo y no tenemos un diálogo. Yo pienso que el esfuerzo incluyente que está haciendo el Presidente Andrés Manuel es muy importante y no puede comprometerse usando adjetivos que dividan a la sociedad.
https://www.sinembargo.mx/18-04-2019/3567957