Luis Velázquez | Escenarios
03 de agosto de 2021
UNO. Crucero turístico
El crucero “El cuenqueño” que ya navega en el río Papaloapan para jalar turismo en el tiempo del COVID, la recesión, el quebradero de empresas y el desempleo, y, claro, la inseguridad y la impunidad, mucho se parece al crucero descrito por Gabriel García Márquez en la novela “El amor en el tiempo del cólera”.
“El cuenqueño” es un crucerito muy sencillito y modestito. Una planta baja y una planta alta, donde apenas, apenitas, apretaditos, cabrán unas cien personas, quizá menos.
En la parte superior tiene un techo para tapar, claro, del sol, pero también de la lluvia, aun cuando sería difícil soportara un torrencial del Papaloapan, como de aquellos tiempos cuando el río se desbordaba.
Más, porque está desprotegido. Al garete que estarán los turistas.
DOS. La novedad del momento
Desde luego, y como cada vez que abren, digamos, un restaurante, un antro, una disco, por ahora, existe novedad.
Y el viernes 30 de julio cuando lo inauguraran con gente curiosa hasta pastelito le llevó una señora con bozal, vestida de blanco.
Y es que “El cuenqueño” está pintado de blanco, el color de la pureza y la purificación moral, aun cuando, parece, y según la foto, también está pintado de rojo, o en todo caso, marrón, el color preferido de MORENA y los Siervos de la Nación.
TRES. Veracruz se antoja…
En el tiempo del COVID es, podría ser, incluso pasada la novedad, un negocito.
Unos lo acreditan a un empresario sureño con relaciones políticas y que por eso mismo el secretario General de Gobierno fue tan aplicado.
Pero, bueno, cuando el lema oficial del turismo es “Veracruz se antoja”, y toda vez que el Tren de Xalapa tarda demasiado, con riesgo de convertirse en una soflama, y luego de que el regreso del Aguila nunca levantó la expectativa de los Tiburones Rojos, ahí va.
Quizá Éric Cisneros Burgos habría sentido que con “El cuenqueño” ganó indulgencias en el corazón y las neuronas del góber de la 4T de cara a la candidatura de gobernador en el año 2024 por encima de su oponente, Zenyazen Escobar, de la SEV.
CUATRO. El crucero de García Márquez
El crucero de García Márquez en la novela “El amor en el tiempo del cólera” sirve para consumar el deseo amoroso tantos años, décadas, medio siglo aplazado, de Fermina Daza y Florentino Ariza.
Luego de que ella enviuda y pasan los meses y los años, por fin, acepta a Florentino y la luna de miel la pasan en el crucero.
Y aun cuando el crucero se detiene de pueblo de pueblo, Florentino, el dueño de la empresa naviera, ordena que siga navegando sin pararse.
Entonces, el par de viejitos se encierra en el tálamo nupcial y hacen el amor y el sexo.
“Toda mi vida te esperé”, le dice él mientras Fermina le responde que es un mentiroso porque todo mundo sabía de sus aventuras sexuales con casadas, viudas, divorciadas y solteras.
CINCO. Un hotel sobre el Golfo de México
De acuerdo con su andamiaje, “El cuenqueño” se trata de una inversión mínima.
Y con la ayudadita de la secretaria de Turismo, bien pudiera tener alta demanda los fines de semana y con lo que sería suficiente para recuperar la inversión antes de que el gallito cante tres veces.
Cuando Juan Maldonado Pereda fue presidente municipal de Veracruz soñaba con un hotel sobre el Golfo de México y que sería una maravilla en tiempo de norte.
Por lo pronto, el góber tendrá una página más para el tercer informe de gobierno.
