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El cuerpo femenino, como ofrenda ante la escalada de violencia y el tsunami de sangre en Veracruz.

El Piñero

Escenarios
Luis Velázquez
25 de mayo de 2019


UNO. La chica fascinante de Poza Rica


En el movimiento estudiantil del 68, en Praga, los estudiantes se amontonaron en una barricada, y enfrente de la policía con sus escudos antibalas y antipiedras y gases lacrimógenos.
Entonces, una chica fascinante se desprendió de la multitud, atravesó la brecha entre las partes, y entregó una flor a un policía. Luego, bamboleándose sabroso, regresó a los suyos.
En París, en el 68, donde prendiera fuego la rebelión universitaria, Charles de Gaulle presidente, André Malraux secretario de Cultura, policías y estudiantes quedaron frente en frente, listos para el ataque, en guarda, a la ofensiva y defensiva.
De pronto, una chica francesa se desprendió del grupo y entregó un cafecito con leche a un policía y hasta un pancito.
En Avándaro, en el estado de México, una chica (siempre se dijo que era originaria de Poza Rica, Veracruz) subió al templete en aquel imborrable festival de rock, y moviéndose con sensualidad desordenada, poco a poco fue desnudándose hasta “quedar en pelotas” delante de los miles de jóvenes, muchos, quizá la mayoría, ebrios y drogados.
El domingo 19 de mayo en la madrugada, en Poza Rica, en la avenida 20 de noviembre, calle Diez, colonia Cazones, una chica trepó a una patrulla policiaca y luego la siguieron movimientos eróticos imaginando quizá un baile sensual.
Luego, la chica fue detenida por los policías y las redes sociales se encendieron y treparon el video de unos pocos segundos al Internet.
Para entonces, en el casi primer semestre de la era Cuitláhuac, iban 833 crímenes, 101 feminicidios y 35 niños asesinados.

DOS.  Flores en vez de balas

Mejor respuesta social jamás imaginada en el Veracruz turbulento y revolcado que vivimos y padecemos.
En vez de que los vecinos detuvieran, lincharan y quemaran vivos a unos malandros como en Soledad Atzompa…
Y en vez de que una guardia comunitaria linchara a un hombre que baleara a su esposa y muriera en el Valle de Uxpanapa…
En vez de que un ganadero de Jaltipan agarrara su escopeta para defender a su familia en el rancho y matara a tres malosos…
En vez de que los vecinos mataran a tres turistas a los que confundieron como roba-chicos en Las Choapas…
Etcétera, etcétera, una chica de Poza Rica sube a una patrulla y en la madrugada encendida de mayo se bambolea ante la alegría y euforia de los amigos y los testigos.
Y la policía… la detiene.

TRES. El cuerpo femenino, disolución social

El cuerpo femenino, como ofrenda ante la escalada de violencia y el tsunami de sangre en Veracruz.
La chica, y ante la sorpresa alucinante de los policías, escaló la camioneta patrulla por el lado del parabrisas.
Se sostuvo sobre los tubos de la camioneta. Llegó al toldo. Y bailó sabroso, sabroso, sabroso, madre santa.
El policía de Checoslovaquia en el 68 quedó sorprendido, sin saber el siguiente paso, cuando la chica universitaria le regaló una flor, como también el policía parisino cuando otra chica le llevó un cafecito para calentar los huesos.
Alucinados quedaron los jóvenes en Avándaro con el strea-tease de la chica.
La chica de Poza Rica trepada en la patrulla quiso, acaso, un baile stripero tipo Zenyazen, el secretario de Educación de Veracruz.
Pero los policías se lo impidieron…, su única reacción cuando la vieron bailando en la patrulla.
Sólo falta que la chica sea acusada de disolución social por alterar el orden público y atentar, digamos, contra la moral y las buenas costumbres, usando su fascinante cuerpo femenino como elemento perturbador.


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