Luis Velázquez | Expediente 2021
19 de mayo de 2021
Antes del COVID, el desempleo era en Veracruz el peor jinete del Apocalipsis. En el tiempo del COVID fue escalando un peldaño más al infierno social. Y ahora, cuando por ahí decretan la vuelta a la normalidad, el desempleo resulta escalofriante. Lo dice el economista Hilario Barcelata: en un año, 44 mil empresas cerradas y 146 mil empleos perdidos.
El desempleo es el peor pendiente social para el gobierno de la 4T.
Bastaría referir la siguiente circunstancia: si existieran fuentes de empleos, además, con salarios cubiertos con justicia social y las prestaciones de ley, entonces, ningún joven, ningún padre de familia, se integraría al ejército de los carteles y cartelitos.
Hay desempleo en todos los niveles. Clase baja, clase media, clase alta, incluso.
Carpinteros, albañiles, fontaneros, pintores, electricistas, veladores, jardineros, vigilantes, choferes, etcétera, enfrentando el peor infierno de toda sus vidas, tocando puertas y ventanas y todas cerradas.
Egresados de universidades públicas y privadas laborando, si bien les va, de taxistas, y a comisión, y como el mercado anda “patas arriba”, entonces, apenas, apenitas, quizá, sacando para la gasolina.
Profesionales con maestrías y doctorados, a la quinta pregunta. Con todo y que en las escuelas garantizan que con sus posgrados las puertas laborales estarán más abiertas que nunca.
Un dato resulta escalofriante:
Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales en el resto del país y quienes han de subastar el cuerpo para llevar el itacate y la torta a casa.
Un millón de paisanos jarochos en Estados Unidos como migrantes y sin papeles, indocumentados, ilegales, la mayoría.
Unos observadores dicen que el gobierno de Veracruz entrará a la historia como el sexenio fatídico del COVID.
Cierto, ninguna duda. Pero al mismo tiempo, quizá reñiría duro y tupido con el más grande pendiente social como es el desempleo.
El sexenio, pues, del desempleo.
El sexenio de la falta de oportunidades laborales.
VIVIR DE MILAGRO
Antes, mucho antes, en el siglo pasado, se afirmaba que el gobierno creaba empleos temporales y por eso mismo, la oferta de obra pública.
Eran empleos creados al vapor y duraban el tiempo de la obra en construcción.
Ahora, ni siquiera la posibilidad.
Un amigo se pensionó. Reciben 4 mil pesos mensuales. Insuficientes, por más y más milagro económico que la esposa haría para multiplicar los peces y los panes.
Entonces, antes del COVID puso una fonda ofertando las más sabrosas picadas y gordas y tortas y tacos y garnachas hechos por su esposa. El mismo, mesero, digamos, para ahorrar centavos.
El COVID acabó de manera fulminante con el sueño, la utopía, la ilusión y la esperanza.
Poco a poco la venta fue cayendo a niveles insospechados y simplemente cerró la fondita.
Ahora, vive de milagro, con la ayuda de la familia y el préstamo de los amigos y reducidos a dos comidas al día.
Los hijos necesitaron dejar la escuela privada e inscribirse en el bachillerato y la secundaria pública.
En contraparte, a cada rato desde el gobierno de Veracruz repitiendo como chachalacas el estribillo.
“Vienen más sorpresas buenas” reiteran, creyendo que la palabra oficial basta para crear la percepción del paraíso terrenal.
Pero, y por desgracia, incurriendo en una diarrea verbal sin medicamento posible para frenar el chorro discursivo.
Ahora, la realidad está más agravada que nunca con la venta de esperanzas de los veintinueve mil candidatos a presidentes municipales, síndicos y regidores y diputados locales, cacareando que ellos, ajá, crearán los empleos suficientes.
Son unos farsantes. Unos mentirosos. Unos estafadores profesionales. Demagogos llamaban en el siglo pasado y lo que significaba la peor ofensa del mundo social y político.
FULMINANTE LEGADO HISTÓRICO
Allá cada exgobernador con su política económica. El legado histórico es fulminante. 6 millones de los 8 millones en el desempleo, la miseria, la pobreza y la jodidez.
Hoy es el tiempo de la 4T. Y ni para cuándo soñar con una oportunidad laboral digna y justa para todos.
Dos años y 5 meses y medio han transcurrido con la purificación moral y por ningún lado se asoma el anuncio de un nuevo día, el día del ser humano, el día de la humanidad, el día de la justicia social y que inicia con la creación de empleos.
Hay, cierto, cierto, cierto, doce programas del Bienestar Social y cuya estrategia, ajá, consiste en unos centavitos bimensuales para los ancianos, los ninis (jóvenes que no estudian ni trabajan), las madres solteras, los campesinos “Sembrando vida”, qué caray.
Pero igual, igualito sucedió en el PRI y el PAN encaramados en la silla embrujada del palacio federal y los gobiernos estatales y únicamente ofrecieron paliativos a los pobres para irla pasando, sin que nunca, jamás, los enseñaran a pescar.
Y enseñar a pescar significa ofrecer empleos seguros y estables.
Hora, pues, de revisar la política económica en todos lados.
Hora de una autocrítica.
Hora de enmendar la página y dar vuelta a los grandes errores del pasado mediato e inmediato.
“El lado correcto de la historia” en que los Morenos gritonean caminar felices está equivocado.
Es más de lo mismo y los pobres, los pobres de las clases bajas y medias, se están irritando.
Y la irritación social es mala consejera.
