Luis Velázquez | El Piñero
25 de agosto de 2021
EMBARCADERO: Hay dos formas infalibles de alcanzar la dicha y la felicidad, conscientes y seguros de que toda felicidad y dicha son, por desventura, efímeras… La primera, tener una persona que te quiera… Y la segunda, tener un trabajo donde se esté a gusto… De allí pa’lante, la vida se vuelve una aliada y con una resistencia espiritual, emocional, neurológica, del corazón, capaz de enfrentar y derrotar los peores vientos huracanados… De entrada, todos los seres humanos tenemos una persona que nos ama… Los padres, la pareja, los hijos, los hermanos, los tíos, los primos, por ejemplo… Y, claro, de igual manera también nosotros los amaremos, pues el amor es como la autopistas, caminos de dos carriles… Va y viene… Te doy y me das…
ROMPEOLAS: El camino más difícil para alcanzar la dicha es tener un trabajo que le guste a uno… Si es así, entonces, muchas felicidades… Y es que de tal forma, cada persona se levanta con ganas en cada nuevo amanecer para arreglarse y prepararse y llegar a tiempo a la chamba… Pero más aún, contento de que se llega a un centro de trabajo donde habrá buena vibra y mejor karma y los astros se acomodarán a favor de todos y repartirán entre todos en partes iguales y justas…
ARRECIFES: Pero más aún: las horas laborales caminan con buena vibra en el transcurso de la mañana, el mediodía y la tarde, porque simplemente se está a gusto… Digamos, con mejores compañeros y jefes y subjefes y directores y subdirectores respetuosos de la dignidad y los derechos humanos… En ningún momento, jefes soberbios, petulantes y engreídos que suelen humillar, evidenciar, satanizar a los demás desde el trono imperial y faraónico…
ESCOLLERAS: Nada peor en la vida laboral que llegar al centro de trabajo y saber que el infierno espera… Y espera, entre otras cositas, porque, digamos, hay compañeros y jefes chismosos, envidiosos, mentirosos, intrigantes, capaces de asestar “la puñalada trapera a la primera de cambios”… Y “de tenderse al piso” para que el jefe pase loando cualidades y atributos de los que adolece con tal de ganar su simpatía… Y si el jefe es un tirano y abusivo, entonces, todos los días se vivirá en el rincón más arrinconado del infierno…
PLAZOLETA: Es el peor de los mundos… Y aun cuando se aguante por necesidad y hambre y el desempleo galopante, imparable, y con todo y se percibieran bajos sueldos, incluso, sin prestaciones sociales, ta’canijo soportar tantas humillaciones solo por necesidad del empleo… Incluso, con todo y tener una persona, o varias, que lo quieran a uno, el mundo laboral resulta insoportable… Entonces, ha sonado la hora de cerrar ese capítulo laboral y tocar otras puertas porque con un ambiente así únicamente el corazón y las neuronas se enferman y se llenan de carga negativa… Y lo peor, suele estarse en la antesala de la desesperación social, con ganas de vengarse y hasta matar al compañero y/o al jefe…
PALMERAS: Toda vida humana constituye una aventura… Días, meses, años, buenos y malos… Y lo importante es buscar el equilibrio, pues el riesgo laboral se ubica tanto en las oficinas privadas como públicas… Más, mucho más quizá en las oficinas burocráticas donde la competencia es dura y ruda por escalar… Y más, porque los jefes políticos suelen disponer del presupuesto para cosas personales y entre otras cositas, estimular con bonos a los empleados sumisos, dóciles y serviciales… Una feroz competencia donde y por lo regular, suele imponerse la mala vibra…