Luis Velázquez | El Piñero
23 de agosto de 2021
UNO. ¡Ay Señor Presidente ay!
¡Ay, señor presidente! De veras, resulta difícil a las mentes limitadas como la del escribidor entender y comprender las razones de su discurso amoroso!
Por ejemplo: Agradecer a Félix Gallardo, el jefe de jefes del narcotráfico mexicano en el siglo pasado, con incidencia en el extranjero, sus buenos deseos porque “va a resolver la violencia en México poco a poco”.
Más, cuando, caray, de hecho y derecho ya se fueron tres años y los carteles y cartelitos, sicarios y pistoleros, malandros y malosos y delincuencia común han florecido en el país como los peces y los panes en las bodas de Caná.
Más cuando saludara de mano a la madre de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, condenado a cadena perpetua en Estados Unidos.
Más cuando ofreciera a la madre de El Chapo el cabildeo diplomático del gobierno mexicano para ver si lo podían repatriar.
DOS. Amnistía es perdón
Más cuando desde el inicio del sexenio preconizó en la plaza pública que para los narcos una política “de abrazos y besos” en vez de balazos como Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, y que con todo, sigue igual, igualito que entonces.
Más cuando el Señor Presidente dice que Félix Gallardo, el mero mero del narcotráfico, no tiene ningún pendiente y podría recibir la amnistía.
Amnistía que significa, entre otras cositas, el perdón.
Mejor dicho, con todo y su condena, declararlo inocente.
Más cuando el presidente dice que como presidente no quiere que sufra nadie y que nadie esté en la cárcel, porque “es humanista”.
TRES. Estadio superior del hombre
Se trata, claro, de un estadio superior del hombre en la historia de la humanidad.
Más allá de Jesucristo con su discurso en el Gólgota de “Padre, perdonarlos porque no saben lo que hacen”.
Más allá de la homilía de Carlos Marx y Federico Engels y Lenin y León Trotsky soñando con “La dictadura del proletariado”.
Y de Tomás Moro con su Comuna.
Y de José Vasconcelos Calderón con su raza cósmica.
CUATRO. Caray, narcos y presos políticos
Ok.
Si el decreto de amnistía “que se está elaborando” implica la libertad para los presos que por edad y enfermedad alcanzarán la libertad, ni hablar, pa’lante.
Pero al mismo tiempo, se trata de un barón de la delincuencia organizada con todo el dolor y el sufrimiento que dejó o habría dejado en el camino en su tiempo de gloria.
Y, bueno, mil años luz de distancia para referirse, por ejemplo, a los presos políticos y activistas sociales que merecerán la amnistía… y connotar la trayectoria de Félix Gallardo, tan bien interpretado en filme cinematográfico por Diego Luna.
Otro capo, más o menos de la misma edad que Félix Gallardo, 75 años, fue dejado en libertad, Rafael Caro Quintero, y luego enseguida volvió a las andadas y ahora el gobierno de Estados Unidos anda tras su pista, involucrado en el crimen del agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena.
Además, Félix Gallardo, fundador del Cartel de Guadalajara, 37 años preso, fue condenado por el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA.
CINCO. El Humanista del Palacio
Dijo el Presidente: “Yo soy un humanista y estoy formado en la escuela de la no violencia, pero gobierno para todos y tengo que hacer que se cumplan las leyes”.
Está bien, pero, al mismo tiempo, resulta difícil entender el apostolado social, moral, ético y político del jefe del Poder Ejecutivo Federal para asimilar su “escuela de la No Violencia” y que de otra forma, caray, lo entendía Gandhi.
Incluso, Jesucristo, cuando en el Gólgota dijo al ladrón bueno que “esta misma tarde estarás conmigo en el paraíso”, en tanto desdeñó al ladrón malo.
El estadio espiritual del Presidente alcanza dimensiones insospechadas para estar de su lado con su filosofía política y social ante los barones del narcotráfico…