Un error de cálculo de Ernesto Zedillo, lo obligó a que en el año 2000 le entregara la Presidencia al Partido Acción Nacional. El entonces presidente pensó que era fácil convertir una deuda privada en pública – el Fobaproa – pero debido al bloque opositor del PAN, PRD, PT y Verde se encontró sin los votos necesarios para aprobarla.
Conocedor de la ambición por el poder de Felipe Calderón y de sus pocos escrúpulos, Zedillo le planteó en 1997 al entonces Presidente del PAN, una oferta que no podría rechazar: los votos de Acción Nacional por el Fobaproa a cambio de la Presidencia de la República para su partido. Aunque la negociación fue con Calderón, la Presidencia no sería aún para él. Pero pactar el 2000 lo incluía en 2006.
Como en el libro “Desde el Jardín” de Jerzy Kosinski, (En cine “Un jardinero con suerte”) Fox fue confundido por el electorado con quien no era, y lo increíble ocurrió. A un hombre incapaz para ejercer la Presidencia, le regalaron la candidatura presidencial del año 2000. Vicente Fox estaba en quiebra, carecía de experiencia política, le gustaba el dinero y se prestaría a una farsa.
El maleable candidato, encabezó la inconformidad con un discurso ajeno, memorizado. El hartazgo se volcó en el supuesto opositor al PRI. Nadie sabía, pocos saben hoy, que lo impulsaba Zedillo. La alternancia y la transición a la democracia, fueron promesas huecas. Nada de eso le interesaba. Fox estaba ahí por el dinero, para arreglar sus finanzas personales. Además del ego, del tamaño de su estatura.
En la elección de 1988 y 2000 hay varias coincidencias. Salinas y Zedillo necesitaron del PAN. Si con Salinas fue “compartir el poder” a cambio de gubernaturas, con Zedillo el pago fue la propia Presidencia. Salinas negociaría con el PAN la Presidencia para sí mismo y Zedillo para su Fobaproa.
En el libro “1988 el año en que calló el sistema” de la periodista Martha Anaya, el ex presidente Miguel de la Madrid admite que “nada de lo que hagamos nos quitará el sanbenito del fraude”’ pero, “hubiera sido peor perder”. Reconoce que Salinas le abrió las puertas al PAN, y justifica: “porque no le quedaba de otra, era la necesidad de legitimarse” y señala que cuando vio al PAN aceptando, se dio cuenta que habían llegado a una negociación.
Según de la Madrid, a Zedillo perder “no le dio pena, él quería perder”. (A Zedillo tampoco le quedó de otra). Asegura que aquel, nunca se sintió priista y en los hechos, cuando tenía acuerdo con los gobernadores, Zedillo “les advertía severamente que no fueran a ayudar al PRI”. PRI.
Miguel de la Madrid acusa que Zedillo deliberadamente estableció las circunstancias para que perdiera el PRI. Su postura coincide con la del ex regente Alfonso Martínez Domínguez, quien me diría algo similar, en un libro que escribí aún no publicado. Como muchos priistas, estaba convencido que Zedillo los había traicionado al intervenir para que ganara Fox. De Fox, Miguel de la Madrid resume: “resultó un pésimo presidente”.
La noche de la elección, Zedillo aparece en cadena nacional a respaldar al panista, algo inusual en la liturgia priista. El mensaje entre líneas era: acaten, ya está consumado. Encima de la burda negociación que pocos conocían, hubo quienes quisieron ver en el presidente a un “demócrata”, no era tal. Ernesto Zedillo cumplió su parte del trato con Calderón: El Fobaproa a cambio de la Presidencia.
Fueron dos irresponsables que les daba lo mismo transferir esa deuda a los mexicanos. La prueba del Pacto Zedillo-Calderón está en la votación del Fobaproa.
Después de un discurso que durante meses sentenció que el PAN “jamás aprobaría el Fobaproa”, Calderón dio instrucciones a los legisladores panistas para votarlo a favor. Con 326 votos, los diputados PRI y PAN aprobaron el Fobaproa el 12 de diciembre de 1998.
El primer candidato que representaba al PAN estrenó nueva modalidad: llegar a la Presidencia por el dedazo de Zedillo. Hasta entonces los dedazos habían sido de exclusividad priista. Zedillo rompió todas las tradiciones.
Lo peor del engaño del 2000 es que la gente sí salió a votar convencida de que podía “sacar al PRI de Los Pinos”. Fueron utilizados y manipulados para ejercer el llamado “voto útil”, pero el cambio nunca llegó.
Vicente Fox no fue el primer presidente que accedió al poder por la vía democrática, fue resultado de un pacto político, era un aliado no un adversario del régimen. Es importante aclararlo, porque, si bien la gente votó, no ganó limpiamente. El primer candidato que gana de manera legítima la Presidencia es Andrés Manuel López Obrador.
Al ser Fox producto de un acuerdo entre Zedillo y Calderón, nunca estuvo en duda que “ganaría” no sólo con el beneplácito, sino con el respaldo del régimen. Ernesto Zedillo cobijó la candidatura de Fox desde el inicio hasta la noche de la elección en que lo declaró ganador, dando por derrotado al desangelado candidato priísta Francisco Labastida.
No hubo ruptura con el pasado, no hubo cambios para el futuro, no sustituyó el modelo económico, no hubo alternancia, no hubo transición democrática, y de manera evidente, Vicente Fox se sirvió con la cuchara grande de la mesa de la corrupción que le dejaron puesta. Fox representa en el 2000 una elección gatopardista: el “cambio” para que todo siga igual.
Después de hacer el trabajo sucio con el Fobaproa, a Felipe le tocaba turno en 2006 pero Fox hizo lo imposible para cerrarle el paso, hasta que se convenció que no podría. Calderón tenía sus propios apoyos, como el de un importante sector empresarial de Nuevo León.
Como Salinas, Calderón no ganó pero Fox lo ayudó a imponerse de mala manera. Si a Salinas el respaldo del PAN lo sentó en la silla presidencial, Calderón recibió los votos del PRI que le hizo llegar Elba Esther Gordillo según documenta Héctor Díaz Polanco en su libro: “La Cocina del Diablo”. Pese al caudal de votos, la diferencia no pudo agrandarse más allá del .56
Los doce años del PAN en la Presidencia dejaron ver que eran tan o más ineficaces que el PRI. Y se prestaron al engaño. Ahora la dupla Fox-Calderón, cada uno por su lado, ataca a diario al primer gobierno que llega a la Presidencia en contra del régimen y con el apoyo de la gente.
La permanente actividad de Vicente Fox y de Felipe Calderón en twitter, los deja mal parados. Haber sido Jefes del Ejecutivo seis años y no encontrar otra actividad más productiva que “twittear” explica sus malos resultados. Cabe preguntarnos: ¿Cómo es que llegaron a la Presidencia? Hoy lo sabemos. Fox, a cambio del Fobaproa y Calderón (ya lo sabíamos) gracias a un fraude. No ganaron el poder de manera limpia ni democrática.
El encono que demuestran quizá se explica por la legitimidad con la que gana López Obrador, y de la que ellos carecieron. Si finalmente los dos únicos ex presidentes que surgieron del PAN fueron impuestos en la Presidencia, lo más prudente seria guardar silencio. Confirman ambos que no cualquiera puede ser Presidente. Saben, aunque nunca lo admitirán, que no supieron gobernar porque no estaban preparados para hacerlo. Mientras se dedican a «rumiar” su frustración, los ciudadanos esperan que esta vez, sí llegue el cambio.