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El góber contra un senador

Staff El Piñero

Luis Velázquez / Barandal

 

PASAMANOS: El senador Pepe Yunes Zorrilla es el único legislador federal que cabildea recursos para los presidentes municipales y productores de Veracruz y que, además, los tramita para entregarse en forma directa, sin intermediarios, y sin exponerse a negocitos.

Presidente de la Comisión de Hacienda en el Congreso de la Unión es el único que tiene relación amical con los secretarios de Hacienda en el Peñismo, sus antiguos condiscípulos en el ITAM, y que ha puesto al servicio de Veracruz.

Es el único reposado y sereno en las horas turbulentas y revolcadas del territorio jarocho que mantiene un discurso crítico, tanto en el sexenio anterior como en el bienio que corre.

Es el único que cabildea de norte a sur y de este a oeste cercano a la población, escuchando necesidades, programando posibilidades, aterrizando proyectos, inaugurando obra pública.

Es el único discreto que apuesta a un bajo perfil como característica de vida, sin pasar en el carril político y mediático, lejos de las candilejas que para nada necesita.

Su amistad invariable desde cuando eran jóvenes, felices e indocumentados, con Luis Videgaray Caso y José Antonio Meade, lo volvió un político clave, pero nunca sin abusos ni excesos del poder.

Pero más aún:

Es el único que con todo y amistades privilegiadas tiene su capital político propio.

Fue presidente municipal, diputado local, fallido candidato a senador, presidente del CDE del PRI, secretario del Medio Ambiente en el PRI de Beatriz Paredes y senador de la república, con luz propia.

Y desde el Senado se reencontró con sus antiguos amigos del ITAM, cuando entraron a Los Pinos con Enrique Peña Nieto.

Y ahora resulta que el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares se habría puesto, digamos, celoso por apellidarse igual, y como está viendo “moros con tranchete” por todos lados, y como Blanca Nieves que solo desea brillar, lo ha acusado con el secretario de Gobernación (Miguel Ángel Osorio Chong), de Hacienda (José Antonio Meade) y el CEN del PRI (Enrique Ochoa Reza) de estar en su contra, digamos, solo digamos, para descarrilarlo.

 

BALAUSTRADAS: El senador es un hombre y un político agradecido. Institucional. Respetuoso de los tiempos de cada quien.

Por ejemplo, inició en política en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, cuando el Yunes azul (que todavía era rojo, rojo intenso, rojo priista) despachaba como secretario General de Gobierno.

Sería acaso una correspondencia del Yunes azul a cuando recién desempacado de la facultad de Leyes de la UV iniciara a trabajar con Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980, y el horizonte se le agigantara cuando don Pepe Yunes Suárez hablara con el gobernador de entonces.

Así, además del mérito académico y su capacidad política, Hernández Ochoa abriendo la puerta a un montón de jóvenes, Yunes desempeñó seis cargos públicos en menos de un sexenio.

Pepe Yunes tuvo la oportunidad de ser lanzado como diputado local, pero el mismo Patricio Chirinos le aconsejó que en la vida pública fuera pian pianito, subiendo las escaleras de una en una, despacio construyendo cada día, cada sexenio.

Y se fue a la presidencia municipal de su pueblo.

Por eso, ahora cuando el Yunes azul ganó la elección de gobernador gracias, entre otras cositas, a los tropiezos y desvaríos de Javier Duarte (prófugo de la justicia desde hace 164 días), el senador es cien por ciento respetuoso, pero al mismo tiempo crítico.

Nunca, intrigante. Jamás, conspirador. Y menos, mucho menos, bloquearlo en perjuicio de Veracruz.

Por el contrario, y hasta donde se sabe si bien se sabe, cuando los diputados locales del PRI, PVEM y los llamados independientes (y MORENA, claro) atajaron la reestructuración de la deuda pública en el Congreso local, en las 72 horas que estremecieron el espacio legislativo, Pepe Yunes cabildeó con discreción, bajo perfil, para que los priistas fueran flexibles y estableciendo algunos candados alrededor de la transparencia y rendición de cuentas, aprobaran la iniciativa yunista.

Todo, por Veracruz. Todo, para evitar un colapso. Todo, para evitar la parálisis de servicios y obra pública como vislumbraba el góber azul.

 

ESCALERAS: Lector y estudioso Pepe Yunes de Enrique Krauze, Krauze dice que en la madurez democrática, una cosita es ser crítico ante el político ganador en una elección, y otra, torpedear y conspirar, pues ha de dejarse en libertad y/o en todo concederse “el beneficio de la duda” para demostrar alcances.

El senador Yunes Zorrilla así lo entiende y sabe como tantos otros que la hora democrática estelar se alcanza en las urnas, donde la población se expresa, suele expresarse, sin ataduras, más allá, claro, de la compra irracional del voto, ya con dinerito en efectivo, ya con despensas, gorras, estufas, ventiladores, computadoras, celulares baratos, y demás chivas.

Yunes Linares fue priista. Pepe lo es aún. Cada quien con su ideología, Yunes Zorrilla es un político tranquilo y mesurado que apuesta como ejercicio de vida, sin pasiones viscerales, sin genes ni vísceras atrabancadas.

Y en su casa en el rancho San Julián le enseñaron el respeto a los demás y a su dignidad y a la civilidad en la vida pública, lecciones de vida que jamás en su caso se olvidan.

Pocos, excepcionales políticos caminan en la vida con tal brújula. El penúltimo fue Juan Maldonado Pereda, QEPD.

En el senador, ni odio ni rencor. Menos, venganza. Menos complots. Menos intrigas. Menos, emboscadas.

Y al mismo tiempo, sin doblarse ni arrodillarse. Firme. Integro. Honesto.

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