- Agustín Lara y las daifas
Malecón del Paseo
Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Hay hombres que entran, primero, a la historia… Y luego, a la gloria… Y después, a la inmortalidad… Uno de ellos es Agustín Lara… Otro más, Jorge Negrete… Otro, Pedro Infante… Otro, José Alfredo Jiménez… Otro, Amado Nervo… Un dato, por ejemplo: el 24 de mayo de 1919, murió el poeta Amado Nervo, aquel de “La amada inmóvil”… “Vida, nada te debo. Vida nada me debes. Vida, estamos en paz”… Y a su sepelio en la Ciudad de México asistieron 300 mil personas… Agustín Lara, por ejemplo, permaneció 18 días en el Hospital Inglés en estado comatoso y murió el 6 de noviembre de 1970, a los 70, 73 años… Fue sepultado en la Rotonda de los Hombres Ilustres y a las honras fúnebres asistieron un aproximado de 250 mil personas… Durante los 18 días de su agonía todos los días la prensa defeña publicaba noticias sobre el estado de salud como también historias de su vida… Y la población, sus fans, sus admiradores, sus seguidores, estuvieron pendientes rezando en la Basílica para que “El flaco de oro” se salvara…
ROMPEOLAS: Hacia 1920, 1930, Agustín Lara apareció en los burdeles del Distrito Federal… En aquel tiempo, la trova yucateca, integrada por Ricardo Palmerín, Guty Cárdenas, Pepe Domínguez, López Méndez y Emilio Padrón, le cantaban a la novia intangible, a la esposa sacrosanta, a la pareja impoluta… En cambio, Agustín Lara cantaba a las trabajadoras sexuales… Según la jefatura de Policía de la época, los antros y las casas de cita estaban llenas de prostitutas, la mayoría menores de edad, incluso, abundaban las de 14 años de edad… Y a todas ellas, Lara les componía canciones y las cantaba y tocaba en un piano que, entonces, tan mal andaba en su economía, lo alquilaba en treinta pesos mensuales… Carlos Monsiváis escribió una crónica sobre Lara y dice que el sexo rentado (para referirse al trabajo sexual) se volvió el quinto poder, luego de que los primeros tres poderes son el ejecutivo, el legislativo y el judicial, y la prensa el cuarto…
ASTILLEROS: Con Agustín Lara se creó la leyenda de la vida nocturna en el Distrito Federal… Incluso, el músico-poeta fue llamado “El bohemio del siglo XX”, ícono del sentimentalismo prostibulario le definió Monsiváis… En 1936, la secretaría de Educación Pública, presionada por la elite eclesiástica, prohibió y desterró de las escuelas su música y sus canciones, porque eran “inmorales y degeneradas”… Entonces, con todos los riesgos, Emilio Azcárraga Vidaurreta, el barón de la radio, lanzó “La hora íntima de Agustín Lara”, y le regaló un piano que sólo podía tocar él… Hacia los años 40, Agustín Lara llegó al cine con películas, todas, de rumberas… Manuel Ávila Camacho y Miguel Alemán Valdés eran presidentes, tiempo aquel en que gracias a Agustín Lara los hombres podían enamorarse de una cortesana… Treinta años transcurrieron bajo la seducción de Lara, un país encanto por su flacura, su cara rajada, su voz, su piano y la ultra contra súper elegancia en su forma de vestir y de ser y de vivir…
ARRECIFES: De México caminó al continente… En la República Dominicana caminaba la dictadura militar de Rafael Leónidas Trujillo, de quien Mario Vargas Llosas, Premio Nobel de Literatura, escribiera una novela llamada “La fiesta del chivo”… Y Trujillo adoraba a un par de mexicanos… Uno era Agustín Lara, cuyas canciones exigía le cantaran, además de que alguna vez lo invitó ex profeso… Y el otro era Salvador Díaz Mirón, cuyo poema inmortal, “A gloria” (“Confórmate, mujer, que hemos venido/ a este valle de lágrimas que abate/ tú como la paloma para el nido/ y yo como el león para el combate/”) solía declamar el dictador a sus mujeres antes del festín carnal en el tálamo… El otro dictador que también proclamaba a Lara era el español Francisco Franco, y más, porque Agustín Lara, sin haber viajado a la Madre Patria, compuso varias canciones memorables, quizá la más conocida, “Granada”…
PLAZOLETA: Alrededor de Lara, la leyenda… Por ejemplo, la fama pública de que cuando aterrizaba en el puerto jarocho, en su Casita Blanca organizaba comelitones para sus amigos… Y a cada amigo lo recibía en la puerta de su casa y le daba una botella de cognac para su consumo personal hasta ver el fondo… La fama pública de que una navidad iba en su coche a la mansión de María Félix a quien llevaba un abrigo de piel y de pronto, en un alto, una mujer pordiosera le pidió una limosnita… Y Lara le regaló el abrigo… Y cuando llegó a casa le contó a María Félix y la diva le contestó así: “¡Ay, Agustín, es la navidad más feliz de mi vida!”… Pero días después le debió comprar otro abrigo más caro… La leyenda de que otro día viajaba en su automóvil y en un crucero se detuvo mirando a unos niños pobres… Entonces cargó a un niño entre sus brazos y le dijo: “Sonríe, niño”… Y el niño le contestó: “Yo no sé reír”… Y Lara le dijo a la persona que iba en su coche: “El niño no sabe reír, pero yo sé llorar”… Y el músico-poeta se puso a llorar ante la pobreza y la miseria según cuenta Monsiváis en su libro de crónicas, “Amor perdido”…
PALMERAS: Agustín Lara, igual que tantos otros (Pepe Guízar, Chabela Vargas, Enrique Loubet junior, Jack London, etcétera) quiso nacer en Veracruz y eligió Tlacotalpan, allí mismo donde filmaron un cuento de Gabriel García Márquez, “La viuda de Montiel”, con Geraldine Chaplin, la hija de Charles Chaplin… El periodista Jacobo Zabludovsky, en su noticiero estelar, “24 horas”, en Televisa, publicó aquella exclusiva que estremeció a Veracruz de que Lara había nacido en la Ciudad de México… Y aun cuando se armó la polémica, de cualquier manera, y en nombre del patriotismo y el nacionalismo jarocho, Lara entró a la gloria y a la inmortalidad como un hijo de “la noche tibia y callada de Veracruz”…