Luis Velázquez / Barandal
22 de julio de 2019
ESCALERAS: El ISSSTE en Veracruz en el tiempo de
MORENA y AMLO es así:
Uno: inmensas filas en la farmacia para
abastecer a los derechohabientes. Enfermos en sillas de ruedas. Enfermos
arrastrando tanques de oxígeno. Enfermos oscilando entre la vida y la muerte,
más cerca de la muerte.
Dos: pésimo servicio médico. De pronto, ¡zas!,
el burócrata dice a los derechohabientes en la larga y extensa fila que las
medicinas se acabaron.
Tres: estudios médicos tardados, luego de larga
y traumática espera hasta con el riesgo de la muerte inevitable.
Incluso, el peor de los mundos, el enfermo y los
familiares han de pagar los estudios en clínicas particulares donde, como
siempre, son precios prohibitivos para la precaria economía.
PASAMANOS: Cuatro: de postre, el trato déspota, altanero,
grosero y soberbio de los burócratas, personal administrativo y hasta de los
médicos con un trato a los derechohabientes como si hicieran un favor a cada
uno, estilo personal de ejercer el poder del priismo y el panismo.
Cinco: y más, porque todos son empleados
federales cuyo salario es cubierto con el dinero de los impuestos pagados por
cada contribuyente.
Seis: incluso, en el trato llegan a la
humillación, pues los derechohabientes les hablan y apenas, apenitas, a
tirabuzones acaso, contestan, o en todo caso, ni siquiera contestan.
Lo peor: si contestan, ni siquiera levantan la
cara para ver frente a frente al derechohabiente.
El trato despótico en su más alto decibel,
creyéndose paridos por los dioses, enfermedad incurable de los políticos.
CORREDORES: Desde luego, el mismo trato en el hospital del ISSSTE
se está dando en el IMSS y ni a quién irle.
Es el tiempo de la república amorosa y la
llamada por decreto Cuarta Transformación, “por el bien de todos primero
los pobres” y “los pobres entre los pobres”.
BALCONES: ¡Ah, cosas bonitas de la vida!… Los baños de la
Central Camionera y del ADO están limpios, higiénicos, y parecieran de un hotel
de 5 estrellas frente a los baños del hospital del ISSSTE y que, bueno, manifiesta
la alteza de miras de la administración correspondiente.
Baños sin lavar, desaseados. Malolientes. Sin
agua. Sin jabón. Cero higiene. Cero asepsia. Sin botes para la basura en cada
apartado. Las puertas sin seguro.
Inodoros viejos, negros, llenos de sarro y
mugre.
PASILLOS: Una cosita es la austeridad republicana y más luego
de tantas cacayacas de MORENA en contra de las pillerías y trastupijes de los
gobiernos anteriores.
Y otra cosita, mil años luz de distancia, es el
desaseo administrativo. Mejor dicho, la incapacidad administrativa. Mejor
dicho, una política de derechos humanos en el mejor sentido de la palabra.
Y más, cuando han transcurrido casi 8 meses del
nuevo gobierno federal.
“Vamos bien y vendrán cosas bonitas,
bonitas entre las bonitas” dice aquel en su más profunda filosofía social.