Ciudad de México, 19 de noviembre (SinEmbargo).– Jesús Zambada García, “El Rey”, hermano de Ismael Zambada, “El Mayo” –socio de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”–, testificará esta semana sobre los detalles del pago de seis millones de dólares a Enrique Peña Nieto, Presidente de México, de acuerdo con un extracto de la transcripción de la Corte Federal del Distrito en Brooklyn, Nueva York.
Jesús Zambada, de 57 años y quien durante años fungió como uno de los principales jefes de logística de Guzmán Loera, administrando las operaciones del Cártel de Sinaloa en la Ciudad de México, testificó en la semana de apertura del juicio contra “El Chapo” y probó tener conocimiento sobre las finanzas y las estrategias de la organización para mover droga desde Sudamérica a Estados Unidos, además de la estrategia de sobornos a funcionarios públicos mexicanos de todos niveles.
“Cuando suba al estrado otra vez esta semana, dijeron los abogados de Guzmán, se espera que Zambada confiese un acto de corrupción asombroso: el pago de seis millones de dólares al ‘actual presidente de México’”, planteó The New York Times, en un resumen de los principales sucesos que se revelaron esta semana en la Corte de Brooklyn.
Reproducción fotográfica de un dibujo realizado por la artista Jane Rosenberg donde aparece el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán mientras escucha al inicio del primer día de su juicio el martes 13 de noviembre de 2018. Foto: Jane Rosenberg, EFE
Los periodistas Alan Feuer –quien ha estado dentro de la Corte reportando las principales incidencias– y Emily Palmer –quien se ha especializado en la historia de “El Chapo” y el Cártel de Sinaloa– presentaron un resumen con las principales revelaciones de Zambada durante la semana.
El Gobierno de México, dijo el testigo, tenía su propio nombre para el Cártel de Sinaloa: “La Federación”. Jesús testificó que Guzmán Loera compartía poder y ganancias con su hermano “El Mayo”, en una sociedad “cincuenta-cincuenta”.
De acuerdo con el reporte de Feuer y Palmer, Zambada identificó a otros líderes de esa organización, como Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, quien era propietario de una gran flota de avionetas para transportar droga, y también a Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, quien afirmó fue el maestro y protector de Guzmán.
“El Azul fue quien básicamente apoyó a Joaquín Guzmán Loera para que fuera un gran narcotraficante”, dijo Zambada”, de acuerdo con la información del Times.
Además de los detalles anteriores, “El Rey” Zambada declaró que Sinaloa, plaza natal de “El Chapo”, era importante debido a su proximidad con el Triángulo Dorado, una región fértil donde se juntan los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua. Ahí, dijo el testigo, era donde se cultivava la mayoría de la marihuana y la amapola –usada para fabricar heroína– de México.
El viernes pasado, la Corte de Brooklyn entró en receso este lunes reanudará el juicio con más testimonios de Jesús Zambada.
UNA SEMANA EXPLOSIVA
Cuando el notorio narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán era el prófugo más buscado en México, tras fugarse de la cárcel en 2001, se sorprendió al ver una motocicleta de la policía colocarse frente al automóvil que lo llevaba en los alrededores de la Ciudad de México.
Su lugarteniente Jesús Zambada, quien iba al volante y era leal al capo, le dijo que no había nada que temer: tanto la motocicleta, como una patrulla de la policía que luego se colocó atrás, estaban allí para escoltarlo, no para capturarlo, de acuerdo con un reporte de la agencia Associated Press (AP).
La notoriedad de Guzmán y la corrupción pública que venía con ella fueron descritas el jueves pasado –de forma despreocupada y en ocasiones con detalles casi cinematográficos– por Zambada fueron realizadas en el juicio que se le sigue a “El Chapo” en EU por tráfico de drogas.
En su segundo día de declaraciones en el tribunal federal, Zambada describió el historial de ambición, artimañas y violencia del cártel de Sinaloa a medida que construía un imperio de tráfico de cocaína que ganó miles de millones de dólares al inundar el mercado en las ciudades grandes de Estados Unidos.
En las guerras territoriales que se desataron entre las organizaciones rivales con sicarios armados siempre hubo muchos muertos, dijo Zambada, y luego admitió que estuvo involucrado en tres conspiraciones de asesinatos. También sobrevivió un tiroteo en una calle de la Ciudad de México que lo dejó con una herida: una bala le pasó rozando por el lado derecho de la cabeza.
Zambada, quien ha estado custodiado por la policía desde 2008 y encarcelado en Estados Unidos, es el primero de varias personas que están cooperando con las autoridades estadounidenses y que están testificando contra Guzmán con la esperanza de obtener una sentencia menos dura, de acuerdo con AP.
La defensa alega que tales acuerdos con las autoridades son un incentivo para exagerar el papel de Guzmán, quien se declaró inocente luego de ser extraditado a Estados Unidos el año pasado.
Gran parte del testimonio de Zambada se enfocó en los sobornos, una de sus principales responsabilidades como el lugarteniente de más rango para los jefes del cártel: su hermano mayor, Ismael “El Mayo” Zambada, y el propio Guzmán Loera.
Ubicado en la Ciudad de México, donde supervisaba toneladas de cocaína escondidas en un almacén, Jesús Zambada afirmó que compró a la policía local y federal, a fiscales, a las autoridades aeroportuarias y a las de la capital mexicana con unos 300 mil dólares al mes a cambio de información y de protecciones que mantuvieron la operación de tráfico de drogas funcionando sin problemas.
Zambada testificó que en 2014, Guzmán lo envió a Guerrero para darle a un General del Ejército en ese lugar 100 mil dólares en efectivo.
También recordó que antes de partir hacia Guerrero, Guzmán le comentó que el General era un amigo suyo, que le diera un abrazo y le notificara que iba a estar trabajando en ese estado.
Zambada aún no conocía a Guzmán cuando el capo escapó de prisión escondido en un cesto de ropa sucia en 2001 y permaneció prófugo en el entorno rural de México.
Testificó que su hermano mayor, “El Mayo”, preocupado de que una fuerza especial del Ejército estuviera acercándose a “El Chapo”, consiguió un helicóptero para que lo sacara de la zona y le ordenó a su hermano encontrar una ubicación “semidesierta” en el centro de México donde pudiera aterrizar.
Cuando la nave aterrizó, los Zambada estaban allí para saludarlo, y posteriormente Jesús Zambada lo condujo en automóvil a la Ciudad de México.