Luis Velázquez | Expediente 2021
22 de mayo de 2021
El gran legado de la 4T en Veracruz son el puñado de amenazas a los partidos políticos y candidatos a un cargo de elección popular.
Además, la estrategia, acompañado de castigos de gran impacto como, por ejemplo, la cárcel para unos y la cárcel durante un año, digamos, para así evitar que fueron nominados y derrotaran a los elegidos de MORENA.
Además, las amenazas, digamos, institucionales, vía la Comisión de Vigilancia de la LXV Legislatura, el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, la Contraloría y uno que otro operador político de la purificación moral, como por ejemplo, el secretario General de Gobierno, el jefe máximo del gabinete político.
Toda su experiencia y mañas y el hígado efervescente y bullendo en contra de los opositores, enemigos y adversarios.
El único objetivo, aplicar la estrategia superior del priismo en el siglo pasado de ganar de “Todas… todas” en las urnas.
Tal cual, la orden superior será, sería quizá, ganar los comicios. Y el góber precioso del obradorismo podría, festivo, declarar ante el jefe máximo, el chamán, el tlatoani federal, que fue el primero en cumplir con la expectativa.
¡Hosanna, hosanna!
Podrán, entonces, los feligreses de la capilla del perredista con su trío de políticos presos que presos políticos se declaran tocar las puertas hasta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos… que nada surtirá efecto.
Los jueces encargados del trío de asuntos ya dictaminaron. Presos un año, 8, 9 meses.
Podrán los opositores documentar y denunciar “el acarreo” de burócratas a los eventos masivos de los candidatos, pero al mismo tiempo, se enfrascarán en una guerra de declaracionitis y en dimes y diretes pasará el 6 de junio y “a toro pasado” los hechos se habrán consumado.
Lo bueno para la 4T es que la disidencia partidista todavía, la pobrecita, está aprendiendo a ser opositora.
De hecho y derecho, como si aún viviera en el limbo sin reponerse de la derrota electoral a mediados del año 2018 cuando perdieron la presidencia de la república y seis gubernaturas, entre ellas, Veracruz.
Y es que con una oposición tibia, la 4T, dueña de las pelotas y las canicas, dueña del presupuesto oficial, dueña de las corporaciones policiacas, dueñas de los poderes Legislativo y Judicial, repite la misma estrategia priista y panista de otros tiempos.
Ellos son los jefes. Ellos mandan. Y si equivocan, vuelven a mandar.
HABLAR CON EL ENEMIGO
Los politólogos, que tanto saben de la gobernabilidad, aseguran que un político ocupando la silla más alta ha de ejercer el poder con la concordia por delante.
Nada de la discordia.
Nada de sembrar el surco de tempestades ni vientos huracanados.
Pancho Villa, quien aprendió a leer a los 14 años de edad, pero tenía de secretario particular al escritor Martín Luis Guzmán y de asesor militar al general Felipe Ángeles, y mucho debatía con José Vasconcelos Calderón, decía que un político ha de hablar siempre, siempre, siempre, con el enemigo para suscribir acuerdos y pactar acciones sociales.
Pero de seguro, el góber jarocho de la 4T nunca ha leído, ni por accidente, las “Memorias de Pancho Villa” escritas por Guzmán, para redescubrir el arte de gobernar de cara al presente y de cara al futuro.
En Veracruz, sin embargo, lástima por el tiempo perdido, en los dos últimos años y 5 meses, el ejercicio del poder político se ha centrado en un puñado de amenazas, castigos y calambres, como si viviéramos en la primera mitad del siglo XX cuando las diferencias públicas se arreglaban en la noche con una matanza sorpresiva.
Una noche, por ejemplo, Plutarco Elías Calles ordenó el asesinato de cien seguidores de Vasconcelos, la masacre de Topilejo, porque el filósofo y maestro de América era candidato presidencial independiente ante el favorito callista.
Muchos políticos de Veracruz, más de cuarenta, entre ellos, par de presidentas municipales, han sido asesinados en la 4T.
Y lo peor entre lo peor, continúan en la impunidad, pues, todo indica, a ningún secretario del gabinete legal le importa la huella social creada y recreada en el alma colectiva.
UNA MAGNUM EN LA MANO
Con amenazas, calambres, castigos, cárcel y asesinatos para los opositores, el góber obradorista se ha reposicionado.
Y como la vida pública así, tal igual, igual, igualito le ha funcionado, entonces, sigue pa’lante, convencido de que si “la vida es así… así es la vida” y logra resultados para el jefe máximo federal.
Los hechos, más allá del discurso encendido y tuitero y de “los golpes de pecho” y “las buenas noticias que vendrán”, constituyen el único aval de un hombre y un político.
Sin los hechos concretos, específicos y macizos, todos los seres humanos estamos perdidos.
Con la 4T en Veracruz, la tribu gobernante tiene una Magnum en la mano derecha y otra en la izquierda y con la cartuchera repleta… por si necesitan más tiros.
Son los iluminados del sexenio. Los Siervos de la Nación se denominan a sí mismo. Incluidos, los priistas, panistas, perredistas, verdes y petistas… que antes eran.