Luis Velázquez/ Barandal
26 de julio de 2019
ESCALERAS: La iniciativa de ley para el matrimonio igualitario en Veracruz presentada en la LXV Legislatura es puro rollo. Fuego pirotécnico. Elemento distractor.
Cierto, unos 7, 8 diputados locales de MORENA lanzaron la iniciativa, pero, todo indica, como “El Borras”.
Y como “El Borras”, porque aquí como en la antigua Grecia y Roma una iniciativa de ley se interpone cuando desde antes está cabildeada. Ventilada. Incluso, negociada y aprobada.
Y en el caso, en la sesión de la semana anterior fue una vez más diferida.
PASAMANOS: Los diputados están vendiendo esperanzas como describía siempre Napoleón Bonaparte a los políticos.
Por una sencillísima razón:
Cuando Andrés Manuel López Obrador, AMLO, fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México, la comunidad sexual cabildeó el matrimonio gay y el tabasqueño siempre habló de una consulta a la base, nunca, jamás, efectuada.
Así se la llevó. Así terminó el sexenio. Luego, cuando Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, ascendiera al poder defeño, la iniciativa fue aprobada en la Asamblea Legislativa y desde entonces, un montón de parejas gays de Veracruz casan en la Ciudad de México y regresan tan felices a vivir en la tierra jarocha.
CORREDORES: Y si así fue AMLO en aquel tiempo, ahora, ni se diga.
Primero, por su fe religiosa. Para los evangélicos, el matrimonio gay es una aberración sexual.
Segundo, porque aprobar el matrimonio gay como la adopción de niños y el divorcio significa incendiar a las elites eclesiásticas y nunca AMLO se atrevería… por más y más se hable de una consulta popular.
Tercero, porque AMLO llegó a Palacio Nacional en buenos términos con las iglesias y ni modo las perturbe.
Y más, considerando la elección de gobernadores, presidentes municipales y diputados locales y federales y senadores en el año 2021.
Y, claro, la presidencia de la república en el año 2024.
BALCONES: Por esas razones poderosas está cañón, se mira y siente en chino, tarea titánica, proeza imposible, el matrimonio gay en Veracruz.
Y más, porque muchas cúpulas políticas creen en el cielo y en el infierno y están seguros de ser excomulgados si se atreven como le sucedió al entonces gobernador de Guerrero, el priista Rubén Figueroa Alcocer, quien debió revirar con su iniciativa para la diversidad sexual.
PASILLOS: En diecinueve entidades federativas del país ya legalizaron el matrimonio gay.
Pero fue antes de AMLO en la presidencia de la república.
Y con la fuerza del poder presidencial y un Congreso federal mayoritario de MORENA, ni modo algún gobernador y/o los diputados locales se salgan del huacal.
El jefe del Poder Ejecutivo Federal es la ley, guste o disguste, y más en un país imperial y faraónico.
VENTANAS: De algún modo se está reproduciendo el modelito político y social del país.
Por ejemplo, Adolfo Ruiz Cortines otorgó a las mujeres el legítimo derecho de votar en un proceso electoral, pero al mismo tiempo, les negó el derecho a ser votadas y participar en planillas como candidatas a un cargo de elección popular.
Es el mismo caso, digamos, de los activistas sexuales.
Por más y más lucha social en la cancha pública, la LXV Legislatura se resiste a la boda gay. Así es la orden superior.
Millón de veces quedar bien con las elites eclesiásticas desde católicas hasta evangélicas pues significan más votos en las urnas y ni modo de conflictuarse con las iglesias.
El matrimonio igualitarío en Veracruz no pasará. Los diputados locales, felices, vendiendo esperanzas, agarrando de tonta a la diversidad sexual.