Yolanda Portugal Guzmán
Loma Bonita, Oaxaca.- Unos se acuerdan, otros no, sin embargo, es una referencia geográfica de Loma Bonita y también de nuestra historia: “El Mercadito Viejo”. Allí nacieron negocios que hoy persisten en nuestra vida diaria como: “El Alacrán”, la panadería de “Dimas”. Y allí, también, nació la primera etapa de “El Piñero” bajo la dirección de Don Maclovio Amador, en la década de los 70´s, siendo un semanario.
El mercadito viejo es un terreno que se extiende en el cuadrante de las calles Oaxaca, Madero, Tabasco y Cuauhtémoc de “El Barrio Las Flores”, donde pareciera una pequeña ciudad o un fraccionamiento de una gran ciudad con pasillos, iglesia, un mundo donde muchas personas guardan historias.
En palabras llanas fue el Centro de Loma Bonita por varios años porque todo pasaba por allí. Durante gran parte de la segunda mitad del siglo pasado, la gente acudía a comprar sus verduras, pescados, carnes, telas, había neverías “chocomilerias”, siendo los principales clientes las obreras y obreros de la empacadora.
Las señoras Delia y Adela, oriundas de esa zona, nos llevaron en un recorrido por el tiempo y por los cuatro callejones que conforman “El Mercadito Viejo”, hoy por hoy.
Sentadas en la casa de una de ellas, que poco a poco se fue transformando y que abarca al menos cuatro de los antiguos locales que median 4X4, nos contaron qué hubo y cómo ha cambiado.
Doña Adela recuerda que a las dos de la tarde la calle Madero se llenaba de obreras que salían de su turno y acudían a ese sitio para llevar lo necesario para la comida, ahí también ‘aterrizaban’ las personas que venían de los ranchos y comunidades.
La calle Madero era la arteria que daba acceso a todos los pasillos, donde se vendía carbón, pescado y carne. Incluso, refieren, había un área de mujeres provenientes del Istmo, las llamadas “Tecas”, que ofrecían sus productos como quesos, totopos y pescados secos, principalmente.
También había mercerías, tiendas de tela, y el resto de la población llegaba allí para hacer su despensa, junto con otras tiendas de la zona como la de Cristeto Delfín y la Casa Mánica.
Con el inicio de la feria y de las obras de la construcción del parque y palacio municipal, el centro de la ciudad ahora sería ahí. Es por ello que muchos de los negocios comenzaron a mudarse, iniciando la transición de un área habitacional; algunas personas todavía continúan con sus negocios.
En la actualidad, en las inmediaciones del “Mercadito Viejo” viven cerca de 40 familias que compraron uno o dos terrenitos y ahí construyeron; todavía existen algunos espacios donde se puede apreciar el espacio de lo que era un local que contaba con una barra para exhibir su mercancía.
Como muchos espacios de Loma Bonita, el “Mercadito Viejo” hoy manifiesta amplias necesidades, su desarrollo cambió, se estancó en el tiempo; la parada de las empacadoras congeló la economía de muchos hogares de alrededor.
Al interior hay una iglesia donada por una mujer oriunda del Istmo de Tehuantepec que vendió allí por muchos años.
Los vecinos son amables, Doña Adela recuerda que aquí estuvo el primer mercado de Loma Bonita, todos venían a la tienda de don Evaristo Hernández, así mismo a ambas le viene a la memoria que hubo un tiempo que quisieron derrumbar todo y reubicarlas en la colonia “Mencho Pulido”.
La casa de doña Adela fue una mercería y la de doña Delia una nevería. Y desde ahí, desde lo que fue, siguen recordando lo que pasó, cómo iban con sus mamás a comprar en lo que un día se convirtió en su hogar.
Todavía se logra ver desde su interior el humo de la única fábrica que todavía trabaja en esa zona, recordando los ayeres de este municipio.
En la actualidad la zona es tranquila, sin embargo, está rodeada por construcciones abandonadas de negocios como billares y tiendas que dejaron de funcionar debido al cierre de empacadoras.