Luis Velázquez | El Piñero
11 de agosto de 2021
EMBARCADERO: Hay fanatismo religioso y es cuando, por ejemplo, alcanzara la sublimidad con el movimiento cristero en el centro del país y cuando la madre Conchita ideara el asesinato de Álvaro Obregón, presidente de la república reelecto… Claro, el fanatismo religioso también suele darse entre los seguidores de Dios y Luzbel… Y desde luego, la Santa Muerte… Y por supuesto, en la lucha irracional por el aborto y el matrimonio igualitario… Pero de igual manera, hay un fanatismo político y en donde la adoración religiosa total y absoluta gira alrededor del político encumbrado en lo más alto del poder y en turno… En México, por ejemplo, el fanatismo a un presidente de la república, gobernadores y alcaldes…
ROMPEOLAS: El fanatismo político es el peor, porque el jefe máximo, el tlatoani, el chamán, el tótem, el mero mero, por aquí toma el poder se transfigura y día llega cuando se cree y siente Dios como solía decir Calígula “en la plenitud del pinche poder” según cuenta Suetonio en “Los Doce Césares”… Además, el político en turno también se cree y siente caudillo, y entonces, reclama que la adoración se multiplique, pues por un lado es un dios, un dios terrenal, pero con ínfulas celestiales, y por el otro, el jefe político…
ARRECIFES: El fanatismo político llega a tanto, por ejemplo, Plutarco Elías Calles adoraba le llamaran jefe máximo… Nada lo hacía tan feliz y dichoso que la prensa impresa lo calificara como tal… Fue el mismo caso de Álvaro Obregón, el otro sonorense que conquistó el poder total, a tal grado que se reeligió y cuando aceptó una comelitona en el restaurante “La bombilla”, de la ciudad de México, lo mataron de un plomazo y su cabeza cayó sobre el plato de mole con arroz y pechuga que había pedido y tanto le gustaba…
ESCOLLERAS: El fanatismo religioso y político se empalmaron en el siglo pasado, por ejemplo, en las redacciones de los periódicos… En todos los medios, sin excepción, tenían prohibido meterse con la Virgencita de Guadalupe, el ejército y el presidente de la república… Las tres figuras eran intocables… Y ay de quienes publicaran una línea por ahí, perdidilla en el texto, en contra, porque los políticos tenían empleados a sueldo para leer con lupa los medios…
PLAZOLETA: Todos los políticos enloquecen con el poder… Se vuelven otros… Porfirio Díaz Mori se reeligió durante treinta y tres años… Benito Juárez García se reeligió durante quince años y una angina de pecho se le atravesó cuando vivía en Palacio Nacional y acabó con su vida… Elías Calles nunca se reeligió, pero impuso a cuatro sucesores… Rafael Leónides Trujillo duró treinta años como presidente y dictador en la República Dominicana, de igual manera que Anastacio Somoza en Nicaragua y Fulgencio Batista en Cuba… El poder vuelve insaciable a quienes lo ejercen…
PALMERAS: Lo peor de todo es cuando el fanatismo religioso y político y social y electoral se cruzan y empalman en un solo político… Entonces, es cuando en la historia suelen aparecer los chairos, dispuestos a ofrendar la vida por el jefe máximo… Y cuando los seguidores y feligreses y fans de su capilla se declaran Siervos de la Nación, casi casi, soldados de Cristo, Adelitas de Pancho Villa, Camisas Rojas de Tomás Garrido Canabal, Narcisos Mendoza del patroncito… El político terrenal, inmortalizado en el altar de la patria… Todos los humanos, súbditos, vasallos, eunucos del pensamiento y la razón… El obradorismo en la plenitud…