Connect with us

EL ORÁCULO DE DELFOS….

El Piñero

Cuando Guillermo la involucró a sus aficiones, la fotografía y la pintura, nunca imaginó que estaba por generar una corriente no sólo del arte sino también de filosofía y forma de entender la vida. Una mañana lluviosa de Junio en Coyoacán, México, Frida Kahlo nació en la casa que su padre construyó unos pocos años antes.

Creció, fumó, bebió, y a menudo usó un lenguaje vulgar en fiestas para escandalizar a sus amigos no importándole distorsionar la verdad para embellecer algunas de las historias que contaba. Ella pintó su propia realidad y viajó por el mundo para mostrar y algunas veces hasta atemorizar a los amantes del arte con sus trabajos creativos. A veces vivió en dos mundos diferentes y se hallaba dividida entre su amor por Diego y su amor por su nativo México.

Era políticamente activa pero no siempre “políticamente correcta” y al final de su vida dedicó sus pinturas a sus convicciones políticas. Sufrió más de 30 operaciones que la dejaron con cicatrices físicas y mentales, pero hubo dolores más profundos que le dejaron cicatrices emocionales. A pesar de los años de pesadumbre y sufrimiento, continuó haciendo lo que le gustaba hacer: Pintar.

Al cumplirse 110 años de aquella lluvia pertinaz que anunciaba la llegada al mundo de Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón y con el correr de los años, la imagen poderosa de “Friducha” sigue generando admiración, tanto por el impacto de su obra como por su propia personalidad. Su nombre permanece ligado al de Diego Rivera sin que se confundan sus rasgos.

Ambos gozan de diferencias esenciales y características que los hacen únicos, y han pasado a ser representantes de una época de formación de la conciencia moderna mexicana. Frida supo asumir ese papel hasta hacer de ella misma un símbolo que nos refiere siempre a lo típico mexicano. Su Casa Azul, incluso, es uno de los Museos más visitados de todo el Continente Americano.

Frida Kahlo y su obra indudablemente forman parte indispensable del legado cultural que todo aquel que pretenda conocer y acercarse a la historia de México no puede evitar, porque metafóricamente con cada una de nuestras acciones diarias, los mexicanos le damos color a nuestros días pintando lo que mejor sabemos y conocemos, nosotros mismos.

OBTENIDO DE: https://www.elpinero.mx/wp-admin/post-new.php

Comentarios

Comentarios

Comentarios

Entradas Relacionadas