- El poder lo engolosinó
- Su república amorosa
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. El padrino de Ricardo Ahued
Miguel Alemán Velasco gobernaba Veracruz. 1998/2004. Estaba fresca la derrota asestada al PRI en la presidencia municipal de Xalapa por Rafael Hernández Villalpando, PRD. Entonces, habló con Reynaldo Escobar Pérez, el alcalde en turno:
–Búscame un candidato fuerte que gane la alcaldía.
Reynaldo barajeó nombres. Sopesó posibilidades. Bosquejó expectativas. Casi casi se fue por un candidato ciudadano.
Era Ricardo Ahued Bardahuil, el rey del peltre y de los plásticos en Xalapa. La Casa Ahued. Y lo invitó a comer. En el restaurante del hotel Fiesta Inn. Se tomaron una botella, dos quizá de cogñac XO. En la penúltima copa, Reynado ya tenía convencido a Ahued de salir del mostrador y lanzarse al carril electoral
A través de Reynaldo, Miguel Alemán financió la primera campaña a un cargo de elección popular de Ahued, con todo y que en la fama pública se aseguraba que Ahued compra(ba) la mercancía de su tienda en Las Vegas, mercado internacional. Y era robada. Y por eso mismo vendía tan barato.
Incluso, en su tiempo de comerciante puro hasta un traidor le salió. Fue, se afirma, su contador. Se le fue con quince millones de pesos.
DOS. Ahued se engolosinó
Ricardo Ahued fue presidente municipal de Xalapa debido, entre otras cositas, a que Reynaldo taloneó el voto popular. Finalmente, era la pasión política. Y era el nombre del PRI. Y Miguel Alemán estaba de por medio.
Y más, porque la señora Cristhianne Magnani era muy generosa con Reynaldo. Por ejemplo, le llevó con su médico en la Ciudad de México para atender una enfermedad.
Estrella con suerte, luego, otro gobernador, Fidel Herrera Beltrán, lo haría diputado federal.
Y otro más, Javier Duarte, diputado local.
Incluso, en aquel tiempo, con el piquete de la víbora de la política hasta el tuétano, Ahued se creyó y sintió candidato priista a gobernador.
Y quiso adueñarse de las neuronas, el corazón y el hígado de Duarte.
Y hasta una cena organizó en su residencia en Xalapa con sus ex compañeros diputados federales para ver si lograba la nominación.
Le falló. Duarte tuvo siete candidatos al trono imperial y faraónico y ninguno le cuajó. Héctor Yunes Landa le ganó la jugada.
Pero Ahued, engolosinado con el poder, quería más y más y más.
TRES. La república amorosa
En el camino había dejado varias cruces. Es más, en el carril priista le llamaban el rey de la traición.
A todos sus benefactores y mecenas había traicionado. Empezando por Reynaldo Escobar. Luego, por Fidel. Más tarde, por Duarte. Y luego, al mismo PRI que lo sacara del mostrador.
Sin formación política es un comerciante tan exitoso que desde su ascenso al poder público, la Casa Ahued encontró vientos cien por ciento favorables. Por ejemplo, en el fidelismo y en el duartazgo le hacían compras millonarias de sus productos para repartir entre la población social, los pobres, los jodidos, los menesterosos.
Egresado de la facultad de Leyes de la Universidad Santo Domingo, cuya sede está en la plaza del mismo nombre en la Ciudad de México, los reflectores le fascinaron.
Entonces, se soñó candidato priista a Senador de la República.
Y cabildeó.
Muchos, como se sabe, y quizá con mayores méritos, tuvieron el mismo sueño, la misma ambición.
Y luego de la presidencia municipal de Xalapa y la curul federal y local, lo dejaron fuera.
Y se encabritó.
Y de pronto, zas, apareció en la república amorosa de AMLO con la candidatura en la bolsa.
Vientos favorables soplaban.
Por ejemplo, de una sola sucursal de la “Casa Ahued” cuando iniciara en política se amplificó en Veracruz y Puebla y tiene 6.
Y ahora, cuando el PRI perdió la gubernatura, la mayoría en el Congreso local y 173 presidencias municipales en menos de un año, simple y llanamente, se bajó del barco y se reinventó como un político, mejor dicho, como un comerciante, en la izquierda delirante.
CUATRO. Ahued conoce Veracruz
Ahued anda en campaña trepado en las valencianas de AMLO y en las faldas de Rocío Nahle, la fogoso y encendida diputada federal de MORENA, candidata al Senado y futura secretaria de Energía si el tabasqueño se mete a Los Pinos.
El ex priista apenas, apenitas, está conociendo Veracruz, pues su vida privada y pública se ha centrado en Xalapa.
Y por añadidura, la población electoral, mejor dicho, parte de la población lo está conociendo.
La marca de MORENA lo puede catapultar. Mide fuerzas con otro comerciante, Julen Rementería, también exalcalde y ex diputado local, peleado con su (ex) socio, el ex panista Rafael Acosta Croda, por el reparto de ganancias como constructores según la versión de su biógrafo.
Y con un profesor, Juan Nicolás Callejas Roldán, acusado por una prima de pedirle “las nalgas” (así lo dijo) a cambio de una plaza magisterial, hijo de un dirigente sindical que fue cinco veces diputado local y federal por la vía pluri, es decir, sin hacer campaña, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota en las urnas.
La política, ni hablar, es así. Llena de componendas.
Además, alguien habría vendido espejitos a AMLO para creer que Ahued le sumará votos.
En todo caso, Juan Maldonado Pereda, QEPD, lo decía de la siguiente manera:
“En política nunca llega el mejor, sino el que más conviene”.
Ya se verá el primero de julio, la hora cumbre de la decisión electoral.