Luis Velázquez | El Piñero
17 de agosto de 2021
ESCALERAS: Antes de llegar a la mitad del viaje sexenal, el presidente de la república parece el hombre solitario del palacio nacional.
El politólogo del barrio mira, siente, cree y percibe algunos hechos indicativos y significativos. Por ejemplo:
Uno, el autoritarismo cada vez se recrudece, igual, igualito, o peor que entre los antecesores.
Dos, un autoritarismo que expresa, entre otras cositas, el egocentrismo. La lucha por imponer sus puntos de vista “en el país de un solo hombre”.
Tres, conflictuado con políticos, tribus políticas, empresarios, líderes sociales (el escritor Javier Sicilia le llama “El dictador” en el último número del semanario Proceso) y periodistas, manifiesta la enorme desconfianza en la gente.
Y más, mucho más, en los críticos, pues le molesta, irrita y encabrita lo cuestionen y evidencien y lleven la contra.
PASAMANOS: 32 (treinta y dos) meses después del mandato constitucional (ganado con treinta millones de votos en las urnas), ahora cuando estamos en la Tercera Ola del COVID (montón de muertos cada día en el país y ni se diga, contagiados, entre ellos, niños), resulta difícil precisar si ocupan y preocupan más los estragos del COVID o la degradación de México en todos los órdenes y sentidos.
Más cuando el palenque público está sembrado de la pólvora de la discordia como nunca antes, ni siquiera, vaya, Benito Juárez y Francisco Ignacio Madero, en sus peores momentos y que fueron más duros y rudos que hoy.
CORREDORES: Vamos de desgracia en desgracia, de pesadilla en pesadilla, de infortunio en infortunio.
Casi casi a la mitad del camino, los pobres siguen atrapados en la jaula de la miseria y la pobreza y la terrible y espantosa desigualdad económica y social.
Y de igual forma como en otros sexenios, los programas sociales como paliativo para pasar el día con día, digamos, como cuando Jesús multiplicó los peces y los panes y convirtió el agua en vino para aquella pachanguita de boda familiar.
La fatídica leyenda de que pobre naciste, pobres vives y pobre morirás, cumpliéndose al pie de la letra.
Más cuando de hecho y derecho la sucesión presidencial del año 2024 fue puesta en el palenque y la jefa de Gobierno en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, y hasta el excluido senador Ricardo Monreal Ávila, están metidos en la sucesión, y se ocupan de sus tareas siempre desde la mirada sucesoria para congraciarse más y mejor con el presidente de la repúblcia amorosa.
BALCONES: El autoritarismo se multiplica a partir de que las cosas salen mal. El día cuando Calígula creyó que su primero, segundo y tercer círculo del poder lo estafaban, engañaban y traicionaban, ordenó a los guardias pretorianos que los mataran.
Entre más planes, programas y objetivos fallidos, más autoritarismo.
Y en el fondo, la soledad del poder.
Más cuando casi tres años se han ido sin dignificar y enaltecer la calidad de vida de los pobres y la gente en la miseria y sin lograr la purificación moral y la honestidad valiente, vaya, ni por decreto.
PASILLOS: El politólogo del barrio dice, por ejemplo, que con la Tercera Ola hemos de cuidarnos mucho más para sobrevivir al COVID y tener vida y energía para narrar la forma en que terminará la 4T, con todo y que Porfirio Muñoz Ledo, ex de todo menos de presidente de la república, depuesto como líder nacional de MORENA, crea que la 4T durará dieciocho años seguiditos en el mandato federal.