➡ Ahora, sus pasillos respiran otra vez, como si recordaran que alguna vez fueron corredores de un gran palacio
Redacción El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.- Y cuando cae la noche… ¡boom! El Palacio de Tuxtepec despierta. La casa del pueblo ya no es solo un edificio más, no, señor. Ahora brilla, reluce, resplandece con su nueva piel de luz.
Los tuxtepecanos caminan por el centro y ahí está, imponente, con candelabros que cuelgan como joyas, con focos vibrantes que chisporrotean como estrellas enmarcando la arquitectura que había sido olvidada, apagada, dormida. Pero ya no más.
Este palacio ahora sabe lo que es la vida nocturna. Ya no es solo trámites, documentos y oficinas. No. Ahora es un escenario, un espectáculo, un imán de miradas y flashes. El Instagram lo adoptará con orgullo, porque este inmueble—el más importante de todos—ya no es una sombra en la noche.
El gobierno municipal lo sabe. Lo necesitaba. Había que rescatarlo de los años de abandono, de la monotonía gris. Ahora, sus pasillos respiran otra vez, como si recordaran que alguna vez fueron corredores de un gran palacio. Y esta noche, como todas las que vienen, es suya.