Luis Velázquez
Veracruz.- EMBARCADERO: Cada mañana al despertar, el presidente de la república dibuja el paraíso terrenal para la población, donde uno de seis cada jefes de familia llevan el itacate y la torta a la casa con el ingreso derivado del changarro en la vía pública con la venta de picadas, gordas, tacos, tostadas y tortas con refresco de cola… Que a partir de su profecía ya nadie mentirá, robará, matará ni deseará a la mujer de su próximo ni de su próximo… Que los políticos dejarán de ser soberbios y frívolos en la república amorosa y que incluye la austeridad republicana y la pobreza franciscana… Que los obreros elegirán con libertad a sus líderes sindicales sin caer en los Carlos Romero Deschamps ni Napoleones Gómez Urrutia… Que los ninis estudiarán y trabajarán… Que los ancianos que cuiden a los nietos tendrán subsidio seguro… Que los alumnos recibirán becas… Que las madres solteras recibirán mejores ingresos… Que la democracia será enaltecida en las urnas y en la vida cívica…
ROMPEOLAS: Pero en donde AMLO se pasó de chorizo fue cuando la semana anterior aseguró que en los próximos tres años, la población indígenas, campesina, obrera y clase media tendrá un sistema de salud igual, igualito, al de los países nórdicos (Dinamarca y Suecia, donde vive la población más feliz y realizada del planeta) y de Canadá… Además, claro, del más alto decibel de la calidad del sistema de salud, un servicio de salud cien por ciento gratuito, y en donde, vaya profecía, en los hospitales públicos el desabasto de medicamentos será un simple recuerdo en el mal fario de la vida pública… Y en donde el cuerpo médico luego enseguida proporcionará las consultas a los pacientes… Y en donde si un paciente necesita operación de inmediato será atendido, lejos, demasiado lejos de lo que está sucediendo hoy en que programan simple consulta médica hasta dentro de tres, cuatro y cinco meses…
ASTILLEROS: El presidente, claro, “se amarró el dedo”… “Es un proceso, dijo, que debe ir poco a poco”, pero de que “me canso, ganso” que así será, ninguna duda ha de existir… Para entonces, los derechohabientes del Seguro Social y del ISSSTE y de los hospitales de Pemex y la Marina y los hospitales regionales y los centros de salud estarán a la altura de los hospitales de los países nórdicos… ¡Caray, vaya paraíso terrenal!… Y más, porque desde años históricos, el servicio de salud pública ha empeorado sexenio con sexenio, sin que nadie detenga ni frene la ola de descrédito público… Y está muy bien que el obradorismo tenga todas las buenas intenciones del mundo, pero una cosita es anunciarlo y otra la realidad aterrizada… Y más, en un sistema tan viciado y con tanta fama de corrupción como en la conferencia mañanera ha quedado constancia, por ejemplo, con los negocios con la compra de medicina donde altos funcionarios federales han sido protagonistas…
ARRECIFES: Bastaría, sin embargo, el número suficiente de médicos y enfermeras para atender a los derechohabientes y a la gente pobre en los hospitales públicos con la prontitud de la enfermedad… Y el abasta de medicinas… Y de la materia prima en los hospitales para operar… Y el mejor cuerpo médico de cada región del país en el Seguro Social y el ISSSTE y demás hospitales públicos… Y el pago puntual a los médicos residentes… y unas instalaciones dignas, empezando porque los familiares de los enfermos tengan un espacio digno para esperar en el transcurso del día y para descansar en las noches… Y que los hospitales inconclusos fueran terminados… Y que los centros de salud tuvieran médicos, enfermeras y medicamentos…
PLAZOLETA: Y, bueno, si algún día, el sistema de salud llegara a parecerse a los de Dinamarca, Suecia y Canadá, entonces, habrá razones suficientes para que los padres de familia bauticen a sus hijos con el nombre de Andrés Manuel… Incluso, para que en cada navidad el niño Dios que sea acostado tenga la cara de AMLO elevada a la categoría universal por el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra cuando con el aval del senador Martí Batres lo presentaron en sociedad, cargado entre los brazos del presbítero de la Teología de la Liberación… Mientras, prudencia y mesura en la lengua…