•Córdoba, el infierno
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Córdoba es el paraíso terrenal de los narcos.
La tierra de Jorge Cuesta y la tierra adoptiva de Sergio Pitol encarna el peor infierno de Veracruz.
Por encima, incluso, de Coatzacoalcos, perfilado como el otro infierno.
El paraíso de los malandros, carteles y cartelitos.
El miércoles 15, día de quincena, los malosos asaltaron un motel.
Atracaron a los empleados, pero más aún, a las parejas encerradas en los cuartos del amor y del sexo.
Y huyeron… tan quitados de la pena.
Antes, en Córdoba, el infierno recrudecido:
A: Mataron a un hombre en un balneario un domingo.
B: Asaltaron a comensales en una taquería.
C: Asaltaron a feligreses en una iglesia.
D: Descarrilaron trenes.
E: Mataron a una mujer de 40 puñaladas.
F: La semana anterior, tres ejecutados en el camino de Omealca a Tezonapa el mismito día.
G: Tres taxistas más… desaparecidos en Cuitláhuac y Córdoba.
H: El obispo Eduardo Patiño Leal declaró que “todos los días hay ejecuciones”.
I: El obispo ha encabezado varias procesiones en la vía pública clamando justicia y el fin de la impunidad.
J: Secuestraron y desaparecieron a tres edecanes de Amatlán y Córdoba.
K: Asesinaron a dos niños, uno de ellos, una niña, en una plaza comercial.
L: Además, claro, de los secuestros, desaparecidos y asesinatos.
LL: Además, de las fosas clandestinas descubiertas en la región.
M: Y el infierno sigue, imparable, fuera de control.
Ya lo repitió Miguel Ángel Osorio Chong, el primer secretario de Gobernación de Enrique Peña Nieto y senador electo de la república nombrado coordinador de la chiquibancada priista en el Congreso de la Unión:
Los presidentes municipales (Leticia López Landero) y los gobernadores (Miguel Ángel Yunes Linares) son responsables de la inseguridad.
PASAMANOS: Todos los días hay sangre en Veracruz.
El miércoles 15, por ejemplo, fuego cruzado en Omealca con dos malosos muertos.
En Mariano Escobedo, fue torturado y asesinado un chico y su cadáver tirado en la vía pública.
En Texistepec fue asesinado el hijo de un líder campesino.
Pero por alguna razón, un pretexto, un motivo, fuera de control, los malandros se han concentrado en Córdoba, la tierra adoptiva de Javier Duarte, y el feudo político que fue del general Cándido Aguilar Vargas de los años 1913 a 1920 como gobernador de Veracruz y yerno del presidente Venustiano Carranza.
Los teóricos y pragmáticos dicen que los carteles se movilizan.
Por ejemplo, en el duartazgo entraron a Veracruz por el norte y convirtieron a Pánuco, el feudo del cacique ex priista y ahora panista, Ricardo García Guzmán, en centro de operaciones.
Los peores días fueron aquellos cuando tiraron once cadáveres en el puente que comunica a Veracruz con Tampico, Tamaulipas, y cuando en el norte rafaguearan el primer autobús de pasajeros en el país con el resultado de varios muertos, entre ellos, una niña en brazos de su señora madre.
Después los malandros caminaron hacia el sur de Veracruz y descubrieron el paraíso en Coatzacoalcos, tierra fértil para la violencia que todavía predomina.
En el puerto de Veracruz recrearon y recrearon la fosa clandestina más grande de América Latina en el terreno anexo al Frac. Colinas de Santa Fe.
Ahora, pareciera que Córdoba es la favorita.
En ningún otro municipio de Veracruz han asaltado a los feligreses en una iglesia y a los comensales en una taquería y a los clientes amorosos en un motel.
CORREDORES: Veracruz encabeza el ranking en varias cositas malandrescas.
Primer lugar en feminicidios.
Primer lugar en abigeo declarado, ni más ni menos, que por la secretaría de Gobernación.
Uno de los primeros lugares en robo de automóviles.
Uno de los primeros lugares en secuestros y desapariciones.
El primer lugar nacional en políticos, jefes policiacos y policías aliados, socios y cómplices de los carteles para la desaparición forzada.
El primer lugar en desaparición forzada donde secuestraban a las personas hasta en los retenes policiacos en las carreteras.
El primer lugar nacional en niños asesinados con toda la saña y perversidad del mundo como los 4 niños ejecutados en una colonia popular de Coatzacoalcos y el niño y su maestra ejecutados en Tantoyuca y los niños asesinados en Córdoba.
El primer lugar en edecanes y modelos desaparecidas.
El infierno.
Simple y llanamente, el infierno.
BALAUSTRES: El mensaje de los carteles es claro:
Continúan sembrando el terror y el miedo “y el miedo al miedo” en la población, de igual manera como en la guerra de Independencia los realistas, aliados con las jerarquías eclesiásticas, colgaban a los muertos de los árboles a la orilla del camino para intimidar a la población y frenar, según ellos, su simpatía por los sacerdotes Miguel Hidalgo y su alumno, José María Morelos.
Sólo así puede entenderse el asalto a los comensales en una taquería.
Y el atraco a los feligreses en una iglesia.
Y el asesinato de un hombre en un balneario un día domingo.
Y ahora, el asalto a los clientes en un motel, un lugar sagrado para la vida paradisiaca.
Y aun cuando cada ocho días la yunicidad sostiene cumbres estelares con el sistema de seguridad para combatir a los malandros, los carteles siguen estableciendo la agenda pública y el gobierno sólo ejerce una política reactiva.
Además nadie descartaría que la violencia se ha recrudecido para mostrar el puño y el músculo al gobernador electo, pues así suele ocurrir en cada transición política para que el sucesor sopese el mundo en puerta.
Caray ahora ni en los moteles puede estarse en paz.
En todo caso, y pensando con optimismo, las parejas furtivas bien pueden mirar el posible asalto motelero como juego y rejuego de la emoción trepidante.