Por Yolanda Portugal Guzmán y Paulo Sergio HG / El Piñero de la Cuenca
Loma Bonita, Oaxaca.- La piña es una de las frutas que nunca faltan en nuestras mesas. Para muchos es la fruta reina, la que sobresale por su sabor exquisito y su frescura sinigual. La tenemos al alcance en los mercados de nuestros hogares pero, ¿Acaso sabes todo de todo el trabajo involucrado para que puedas degustar de una jugosa y dulce rebanada de piña?
Un sembradío de piña requiere el trabajo de campesinos jornaleros quienes se encargan de abonar las tierras, sembrar las matas y desyerbar los campos durante el proceso de crecimiento. Este es un trabajo duro, aquí las jornadas laborales inician en la madrugada, donde los jornaleros aprovechan el fresco de la mañana para su jornada de trabajo, si no, sería imposible trabajar en las caluroso clima de esta región. Después de un cuidado y una espera de 8 meses se cosecha. Este trabajo no es fácil, no se utilizan máquinas para la cosecha, si no la fuerza, destreza y experiencia de los poniteros.
La fuerza y destreza de un cargador
A las 5 de la madrugada, los cargadores se agrupan en una de las calles de la población esperando a ser contratados. Con esperanza, acuden todos los días para ver si consiguen trabajo. Llegan en su bicicleta, consigo cargan su morral con el almuerzo y botellas de agua. También llevan sus herramientas de trabajo, El machete y la lima que son indispensables y sus protecciones especiales, mangas de mezclilla para los brazos y guantes; la aspereza de la mata de las piñas lastima las manos y los brazos.
A ellos les pagan solo por cortar la piña y trasladarla hasta los camiones que la llevarán al destino final. Pero lo que desconocemos, es que poseen habilidades que complementa a su fuerza física. Un cargador debe tener la habilidad de seleccionar con precisión el peso y la calidad de la piña. A veces tienen que ser dos o cuatros kilos, a veces con calidad de exportación. También poseen el conocimiento ancestral de cargar un canasto, de saber distribuir el peso de más de 70 kilos a sus espaldas.
Por el lado físico, requieren la resistencia y fuerza para cargar entre 20 y 30 piñas que pesan entre 2 y 4 kilos, laborando bajo temperaturas de entre 35°c y 40° en una jornada de más de 7 horas. En cada viaje cargado recorren distancias de hasta 100 metros y al finalizar llegan a transportar hasta 4 toneladas en sus espaldas.
Una técnica ancestral
Dentro de la cultura piñera se guarda con recelo una técnica milenaria usada por los mesoamericanos: la técnica de cargar; en el México antiguo eran llamados tamemes los cuales eran organizados por los pochteca.
La técnica que se utiliza actualmente es muy parecida a la de los cargadores mesoamericanos aunque con diferencias bastantes significativas como la distancia que recorren. En este caso los cargadores son de corta distancia, quienes recogen las piñas, en distancias aproximadamente de 100 metros. Ellos mismos han desarrollado una técnica para que el fruto caiga en el canasto, también tiene una ligera inclinación, lo que remite a la técnica mesoamericana. Los cargadores usan las primeras piñas, para ponerlas entre el canasto y su cuello, para que este no tenga un movimiento brusco, al ir aumentando el peso de la carga, el peso que pueden llevar estos tatemes modernos, es muy equivalente al de sus antepasados.
La existencia de estos cargadores antiguos puede verse en los códices mendocinos. La importancia del cargador consistía en trabajar para los pochtecas ya que estos organizaban viajes que duraban semanas. Tradicionalmente los tamemes eran sostenidos por el mecapal; una banda de algodón o de ixtle sujeta por sus extremos a dos cuerdas que sirven para sostener la carga. La técnica se puede describir de forma sencilla pero es muy difícil de llevarla a la práctica. El cargador coloca la banda en su frente, al hacer eso todo el peso se distribuye en el cuerpo, para que existiera una distribución equitativa en él.
El cargador contemporáneo que encontramos en los campos de piña es un hombre que usa un mecapal, hecho de una costalillo y en vez de un cacaxtli usa algo que ellos llaman canasta o ponite, que es hecho de otate, en un municipio de Veracruz.
El Pago
Actualmente a un ponitero se le paga 300 pesos por cada tonelada cortada, dentro de la cadena de trabajo es uno de los empleos mejor pagados cuando es temporada, pero mucha veces no es suficiente para cubrir todas las necesidades básicas de una familia. Este tipo de trabajadores, como cualquier otro campesino carece de seguridad social y prestaciones.
El Legado en vida
A pesar del tiempo transcurrido y toda la tecnología que ha venido innovando en los campos, esta técnica sigue viva, tal vez no igual que antes pero si con la misma esencia, con esto podemos comprobar que la continuidad en la historia existe, no de manera pura, pero sí de manera cambiante, el oficio del cargador sigue siendo el sustento de muchas familias, en Loma Bonita, Oaxaca, muchos jóvenes siguen aprendiendo este oficio el cual ha sido muy importante desde los inicios de este país.