Luis Velázquez | Escenarios
26 de abril de 2021
UNO. Reportero encarcelado
El primer reportero encarcelado en Veracruz a partir del año 1969 a la fecha fue Juan Zanoni de la Garza, director y fundador de la revista Basta!
Entonces gobernaba Rafael Murillo Vidal y Aureliano Hernández Palacios era procurador General de Justicia y Rafael Arriola Molina presidente del CDE del PRI y quien tanto influía en las neuronas y el corazón del góber.
Mario Vargas Saldaña era el presidente municipal de Veracruz.
“A tiro por viaje” Zanoni se ocupaba del estilo personal de ejercer el poder de aquel triunvirato.
La revista era publicada una vez cada mes, siempre la portada con color negro y letras blancas en titulares breves, concretos, macizos y lapidarios.
DOS. Un gay asesinado
El director de Seguridad Pública detuvo a Zanoni acusado del asesinato de un homosexual en el parque Zamora de la ciudad jarocha.
Nunca, claro, le fue probado. Pero fue el pretexto.
Detenido, en automático lo refundieron en el penal Allende, donde el alcaide era Felipe Treviño, mil años como director del reclusorio.
TRES. Negociación de por medio
El reportero de sociales, Joe de Lara, era el gerente de la revista Basta!, amigos que se hicieron con Zanoni cuando se conocieron en el periódico “La Nación”, desaparecido desde hace muchos días y noches.
La versión de aquel tiempo fue que el gobernador quiso negociar con Zanoni y Joe de Lara para cambiar la línea editorial.
Pero mientras Zanoni se mantenía en el ejercicio de su libertad, Joe de Lara cedía. Y la ruptura entre los amigos que eran alcanzó su plenitud cuando Joe de Lara renunció a la gerencia.
Semanas después Zanoni era detenido y encarcelado.
CUATRO. Terrible daño sicológico
Muchos meses, más de año y medio, Zanoni estuvo preso.
De nada sirvió, por ejemplo, la protesta estudiantil de la facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, ahora de Comunicación, que iniciara en la calle Arista, esquina Zaragoza, y caminara a la avenida Allende, frente al penal.
Bueno, sirvió para una represión gubernamental, pues Zanoni fue aislado en una mazmorra para que aprendiera el concepto de la sumisión y quedarse callado y dejar de organizar protestas públicas según lo inculparon.
Muchos meses después fue dejado en libertad ante la falta de pruebas y nunca, jamás, pudo recuperarse.
El daño emocional, sicológico, fue canijo, duro y rudo.
Nunca, jamás, volvió a sentarse frente a la máquina de escribir para redactar su famosa columna “Escribiendo la verdad” y que cada día era una especie de Magnum tronando contra la corrupción política.
CINCO. Histórica parranda
El día cuando fuera liberado únicamente lo esperaba su amiga Jovita, dueña, por cierto, de famoso prostíbulo, y Jesús, un contador amigo.
Era mediodía y de inmediato los tres se trasladaron a Los Portales donde agarraron una borrachera histórica, legendaria y mítica.
Pero cosas de la vida, quizá la tensión, nunca en aquel viaje etílico, Zanoni ni Jovita ni Jesús, el contador, se emborracharon.
Ellos se tomaron el licor en vez de que el licor se los tomara a ellos.
SEIS. Murió en la soledad
Luego de su captura, la revista Basta! solo fue publicada en una ocasión y que Zanoni dirigió desde el penal de Allende.
Fue la despedida. Aquel viaje había llegado a su fin.
Durante aquel tiempo carcelario, don Alfonso Valencia Ríos, maestro y amigo de Zanoni, lo estuvo visitando, puntual, puntualito, una vez a la semana, en un gran acto solidario y generoso.
Zanoni falleció en su casa de la calle Vía Muerta, de Boca del Río, solo, sin familia, acompañado de un perrito que vivía a su lado.