Luis Velázquez | Barandal
27 de mayo de 2021
ESCALERAS: Las elecciones en Veracruz se efectuarán en medio de un baño de sangre.
Veracruz, primer lugar nacional en la violencia electoral. Presidentes municipales asesinados y candidatos edilicios y a curules, ejecutados, intimidados, hostilizados, agredidos y baleados. Incluso, retirados de la contienda.
Palabras mayores que bautizan “el carácter diabólico del poder” como escribió Enrique Krauze.
Muchos alcaldes, entonces, ascenderán al poder como en los mejores tiempos del siglo pasado.
Por ejemplo, los cien seguidores de José Vasconcelos Calderón asesinados en la masacre de Topilejo, todo porque era candidato presidencial independiente desafiando el poder de Plutarco Elías Calles.
PASAMANOS: De principio a fin de la jornada cívica la tensión cardiaca. Días y noches cuando únicamente se esperaba un muerto más, un secuestrado más, un intimidado más.
Los carteles y cartelitos haciendo sentir su fuerza, igualito que en otras demarcaciones del país.
En el primer tramo del siglo XX, los políticos ascendían al poder en medio de balazos.
Luego, hacia la mitad del siglo anterior el partido tricolor inició la famosa cultura política a base de “los acarreados”, el dedazo, el autodedazo, las urnas embarazadas, la cargada y de todas todas.
CORREDORES: Y cuando la pluralidad electoral llegó y desde el gobierno, Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación, abrieron el abanico a los partidos de oposición para ascender al poder con las curules pluris se creyó en el fin de la violencia.
Ahora, de nuevo. Quizá desde el sexenio del salinista Patricio Chirinos Calero cuando los carteles se establecieron aquí.
Muchos años después, y además de controlar la droga, el secuestro, la extorsión, el huachicoleo, la prostitución, los migrantes, también montón inverosímil de palacios municipales, donde manejan, vaya paradoja, desde las corporaciones policiacas y las tesorerías hasta a los mismitos alcaldes.
BALCONES: Y, bueno, por el jugoso y productivo negocio todos ellos están dispuestos a morir.
Por eso, la secretaría de Seguridad Pública detuvo a los policías municipales de Álamo, en el norte de Veracruz, y Paso del Macho, en el centro, dada sus amistades peligrosas.
El hecho lo repitieron en Playa Vicente, en el sur, donde la fama pública registra que los tentáculos de los malandros son inverosímiles.
PASILLOS: Ningún ciudadano de a pie acepta la versión de que los autores físicos e intelectuales de los políticos asesinados, tiroteados y amenazados son políticos de otros partidos.
Las hipótesis son universales. Atrás de tales enjuagues están los malosos disputando la plaza Veracruz, tan rica y pródiga con la autopista de sur a norte, las pistas clandestinas, los tres puertos marítimos para la carga y descarga de droga y los policías y políticos domables.
Más si se considera que desde hace unos veintiocho años, los carteles y cartelitos “vienen haciendo de las suyas” y ni modo que así nomás se retiren y migren a otras entidades federativas.
VENTANAS: La violencia electoral tiene como objetivo de los malandros, primero, conservar los privilegios. Y segundo, la posibilidad de acomodar a uno de los suyos como autoridad edilicia.
Y como de manera presumible, muchos actores políticos y sociales estarán embarrados y salpicados, entonces, el baño de sangre es más canijo.
Bastaría recordar que hacia el año 1930, la banda de “La mano negra” del latifundista Manuel Parra y al servicio de los hacendados asesinó a cuarenta mil ejidatarios en aquella lucha enconada por la tierra en Veracruz.
Ahora, los hacendados cambiaron de nombre. Son los carteles. El sexenio de la 4T se irá en el año 2024 y como en el cuento de Tito Monterroso, los malosos seguirán ahí…
