Hasta 1995 los fotógrafos tenían acostumbrados a los clientes de Tuxtepec, que podían cerrar un trato incluso de último minuto al ¡Ahí se va!, debido a que las personas que ejercían este oficio se prostituían literalmente en la calle al mejor postor afuera de una iglesia, de una escuela o de una fiesta; todo sin previo contrato y solamente pactaban el precio segundos antes de la boda, la clausura escolar, el cumpleaños o cualquier evento político o social del cual se deseaba capturar el mejor recuerdo.
