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El sexo de mayor a menor: cuando la edad juega en la cama

El Piñero

Los límites del consentimiento y los prejuicios por género en las relaciones con una gran diferencia etárea.

Se dice que quienes salen con hombres y mujeres mayores que ellos buscan un padre o una madre en esa relación. Que las chicas que se involucran con varones que les llevan veinte o más años son unas trepadoras. Y ellos, unos campeones, que “comen muy bien”. Que a los 17 se puede ser una bomba sexual apta para el consumo masivo en los medios y las redes sociales, pero no decidir con quién compartir la propia intimidad.

Las relaciones sexo-afectivas entre personas de diferente edad despiertan todo tipo de prejuicios, muchas veces insuflados por estereotipos de género. Hace un mes, la noticia de que Gastón Pauls (47) salía con una chica de 18 años (Camila Canicoba Jaimes) desató metrallas de tuits críticos. El tema es todavía tabú. Por eso, hay una única forma de romper con los prejuicios: detectarlos y desactivarlos.

Gastón Pauls (47) con su novia Camila (18).

El es mayor, ¿y si ella es demasiado “menor”?

 “Estuve casado veinticinco años con la que fue mi novia desde que empecé la carrera de Derecho. Crecimos juntos en lo personal y lo profesional. Tuvimos dos hijas, pusimos un estudio en sociedad, pasamos buenas y malas. Cuando cumplí 50 tuve una crisis personal muy grande que se llevó puesto todo, incluso mi matrimonio. Ella no estuvo ahí para contenerme: sentí que disfrutó pasarme por encima. Nos divorciamos y encaré una nueva etapa que recién comenzó de verdad cuando conocí a Marina, mi actual pareja que aún no superó la veintena. Ella me devolvió una energía que yo había perdido hacía rato. Y me hace sentir querido de una forma que no experimentaba hacía mucho tiempo. A mis hijas les costó mucho aceptarlo. Y ni hablar a mi ex. Para Marina también es difícil. Sé que recibió comentarios hirientes: desde que está conmigo por interés hasta que tendría que analizar por qué busca un padre”. (Damián, 55, abogado).

Si la pareja de Catherine Zeta Jones (50) y Michael Douglas (75) hizo su ruido en Hollywood por los 25 años de distancia entre ambos, qué decir desde acá del casamiento de Alberto Cormillot (81) y Estefanía Pasquini (33). Al final, tanto en el star system internacional como en el vernáculo son frecuentes las parejas donde ellas son entre 15 y 25 años menores que ellos. “Es el mito del príncipe azul, que salva a la mujer y que le brinda protección: la fábula es determinante, aun hoy”, explica Claudia Quiroga Daldi, counselor especializada en sexualidad y miembro de la Asociación Argentina de Counselors.

Vanesa Springora: autora del libro "El consentimiento".

Pero cuando el vínculo involucra a menores de edad, la cosa toma otro cariz. Actualmente Francia está en modo #MeToo por el caso del escritor francés Gabriel Matzneff, autor del libro Los menores de 16 años (1974), un ensayo en donde reivindicaba el sexo con adolescentes.

La cuestión es que Matzneff (actualmente un octogenario) recibió antes la consagración que la acusación de pederasta. Hasta hoy: este mes vio la luz el libro El consentimiento, de Vanessa Springora. Ella cuenta detalladamente cómo se enamoró de Matzneff cuando tenía sólo 14 y él andaba por los 50. Tardó 30 años de reflexión y análisis en darse cuenta de que eso no era “amor”, sino la forma de hipnotizarla que tenía ese hombre para luego abusar de ella.

En el libro El consentimiento, Vanessa Springora cuenta detalladamente cómo se enamoró de Matzneff cuando tenía sólo 14 y él andaba por los 50. Tardó 30 años de reflexión y análisis en darse cuenta de que eso no era “amor”.

En el libro El consentimiento, Vanessa Springora cuenta detalladamente cómo se enamoró de Matzneff cuando tenía sólo 14 y él andaba por los 50. Tardó 30 años de reflexión y análisis en darse cuenta de que eso no era “amor”.

En la Argentina, fue Sofía Gala Castiglione, en un reportaje a Viva, quien volvió a encender la polémica sobre ese “consentimiento” de una menor que mantiene un vínculo sexo-afectivo con un adulto. A los 15 años tuvo relaciones con un hombre de 40, y todavía hoy insiste con convicción en no considerarlas “abusos” o violaciones.

Gabriel Matzneff, escritor francés hoy en la mira.

¿Y si ella es la mayor?

Mucho menos frecuente es ese formato de pareja donde él es más joven que ella. Casos resonates en los medios como el de Viviana Saccone (51) y Santiago García Rosa (25) representan la excepción que confirma a regla. No obstante, existe un caso internacional de renombre: el de Brigitte Macron, (66), 24 años mayor que su marido, el presidente de Francia. Si hasta el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, hizo un chiste al pasar en Twitter sobre esta diferencia de edad, al cual Macron respondió enojándose públicamente. Mientras tanto, Brigitte fue al punto: el movimiento neofeminista ya no permite esos chistes. “Los tiempos cambian. Algunos están dentro del tren del cambio… Pero no todos están ahí: algunos se han quedado en el andén”, expresó. ¿Pero por qué este tipo de vínculos –mujer mayor, hombre menor– no es tan común?

Emmanuel y Brigitte Macron. Ella tiene 66 años: es 24 años mayor que su marido, el presidente de Francia.

Los tiempos cambian. Algunos están dentro del tren del cambio… Pero no todos están ahí: algunos se han quedado en el andén.

Los tiempos cambian. Algunos están dentro del tren del cambio… Pero no todos están ahí: algunos se han quedado en el andén.

Una de las explicaciones posibles es que se trata de un modelo que subvierte los esquemas tradicionales, que ratifican que el hombre debería ser siempre más grande (e incluso, más alto) que su mujer.

Otra, es la que aporta el psicoanálisis y que hace hincapié en la “subjetivación de potencia” que caracteriza a la masculinidad: “La potencia requiere de la demostración, del ‘todavía puedo’ por parte de ellos. Por eso es más habitual encontrar relaciones con gran diferencia de edad entre varones mayores con mujeres jóvenes que a la inversa”, aporta la psicoanalista Marina Esborraz. Sin embargo, esta profesional relativiza el prejuicio que sostiene que en una relación de estas características siempre se busca un padre: “También se puede encontrar un padre en un hombre más joven. Pero se supone esto porque la diferencia de edad reaviva los deseos incestuosos reprimidos”, reflexiona.

Este dato de alcance antropológico nos recuerda una categoría del mundo pornográfico que consumen los hombres heterosexuales: MILF. Se trata de un acrónimo que se hizo famoso en 1999 a partir de la comedia American Pie. En inglés sumaría estas palabras: M(om) I(‘d) L(ike to) F(uck), o sea, “una mamá con la que me gustaría acostarme”. Una referencia al incesto bastante explícita: se trata de mujeres con hijos cuya edad supere los 35 años. Ahí la brecha etaria precisamente juega un papel central para su atractivo.

Encantos más “vida útil”

“Cuando cumplí 41 me separé. Tanto mi ex como dos de nuestros amigos divorciados se fueron a vivir rápidamente con mujeres entre 12 y 15 años más jóvenes que ellos. Todos ellos fueron reivindicados en su hombría por haber podido ‘cambiar de modelo’. A los 45 conocí a Martín, un profe de yoga mucho más joven que yo con el que enseguida tuvimos onda. En la intimidad, yo no sentía la diferencia de edad entre nosotros. Sin embargo me costó mucho blanquear ese vínculo con mi gente porque me imaginaba todos los peros que iba a escuchar. Dicho y hecho: desde mi mamá que me dijo que no lo metiera a vivir en casa porque seguro mi nuevo novio era un vividor, hasta amigas que me advertían el conflicto que se iba a venir el día en que él cayera en la cuenta de que yo no iba a poder darle hijos. Me vi venir lo peor y corté la relación antes de que todas esas profecías que me hicieron se cumplieran.” (María Eugenia, 47, médica).

El culto a la belleza y la juventud femenina es un factor que juega en contra de las relaciones: “Esta presión no se ejerce del mismo modo sobre los varones. Es otra situación de desigualdad a tener en cuenta: los estándares femeninos de belleza que imponen los medios de comunicación son imposibles de alcanzar en la juventud, más aún en edades más avanzadas, lo cual se hace más notorio si la pareja es menor”, reflexiona Quiroga Daldi.

El lector (2008), de Stephen Daldry. Esta película cuenta la relación de un joven de 15 con una mujer veinte años mayor en la Alemania de los ‘30.

Si ellas deben acreditar juventud y belleza para ser deseables, a los varones les basta con solvencia financiera y estatus social para estar habilitados en el mercado de la vida sexo-afectiva en cualquier momento de su vida.

Si ellas deben acreditar juventud y belleza para ser deseables, a los varones les basta con mostrar solvencia financiera y estatus social.

Si ellas deben acreditar juventud y belleza para ser deseables, a los varones les basta con mostrar solvencia financiera y estatus social.

“Incluso cuando ellos no poseen ningún capital económico, son considerados dignos de esos vínculos con mujeres más jóvenes. Pueden lucir arrugados, gordos o desmejorados y aún ser considerados atractivos, ‘interesantes’. Digamos, la famosa frase: ‘Algo tendrá para que ella esté con él’”, aporta Gabriela Bard Wigdor, doctora en estudios de género.

La creencia de que la mujer tiene una “vida útil” determinada por su capacidad para procrear también es un factor determinante: “Hace poco fue noticia en las redes el hecho de que Keanu Reeves saliera con una… ¡mujer de su edad!”, subraya Esborraz. “E incluso se remarcaba que ella parece mayor que él. Algo totalmente asombroso, pero es lo que ocurre. Esto evidencia que el deseo sexual femenino se juzga de un modo distinto que el masculino: se sigue suponiendo que el deseo sexual de una mujer debe ir de la mano del deseo de ser madre, y que una vez que se superó la edad biológica para eso, o que ya se han tenido hijos, las mujeres ya no deberían tener deseo sexual”.

Prejuicios y doble moral

“Soy la menor de cuatro hermanos y mis papás siempre fueron un poco hippies con nosotros. A los 16 ya había tenido dos parejas sexuales, novios un par de años más grandes que yo con los que salía de noche. Me sentía mucho más libre y madura que otras chicas de mi edad. Cuando estaba en cuarto año de la secundaria, me hice muy fan de una banda. Se me puso en la cabeza que me tenía que levantar a Pablo, el cantante, y no paré hasta conseguirlo. El tenía 35 años, un hijo de dos y era del mundo del rock, y yo, una estudiante de 17. Nos recontra enamoramos. A mi viejo le chocó un poco el tema de la diferencia de edad, pero el escándalo fue cuando se enteraron en el colegio. Las madres destrozaban a mis viejos porque me faltaban límites, y decían que Pablo era un pedófilo. Me terminé yendo del colegio y rindiendo libre. Fue la forma que encontré para preservar una de las historias de amor más lindas de mi vida.” (Marina, 28, diseñadora).

La edad “ideal” para formar una pareja varió a lo largo de la historia. Durante el siglo XIX, eran habituales los matrimonios entre adolescentes con hombres mayores de 30. Por ejemplo, en su época, a nadie escandalizó que Remedios de Escalada, de 14 años, se uniera en matrimonio con José de San Martín, de 34.

Lolita (1955), de Vladimir Nabokov.
En la novela, hay un hombre de mediana edad obsesionado con una chica de doce años. En tiempos de #MeToo resurgió un debate sobre las fronteras morales en el arte.

En el siglo XIX, a nadie escandalizó que Remedios de Escalada, de 14 años, se uniera en matrimonio con José de San Martín, de 34.

En la Argentina, hoy la edad permitida legalmente para otorgar el consentimiento sexual a personas de cualquier edad es de 16 años. Sin embargo, hace poco trascendió que un actor (Gastón Pauls) de 47 años está de novio con una mujer de 18. Esto generó muchos cuestionamientos públicos a priori, aun sin conocer ningún detalle sobre la vida íntima de la pareja.

Se lo criticó a él por involucrarse con una chica que “podría ser su hija” y a ella por “mal gusto” e “interesada”. Quedó demostrado que la legalidad del vínculo es insuficiente para que se lo legitime socialmente: “Lo que está en juego en este debate son sentencias y análisis que pueden hacerse desde diferentes puntos de vista que tienen que ver con nuestra posición de clase, género, racial y también política”, analiza Bard Wigdor.

En una sociedad que desde hace décadas impulsa la figura de adolescentes como símbolo sexual, remarcar la inmadurez de una mujer de 18 años para sostener un vínculo con un adulto suena, al menos, contradictorio: “Creo que existe una doble moral social. Los vínculos sexo-afectivos son motorizados desde la niñez por los discursos sociales, pero luego se afirma que la persona debe tener ‘la madurez suficiente’ para establecerlos”, reflexiona Wigdor.

Y, para cerrar, deja picando algunas cuestiones que, tarde o temprano, merecen seer tratadas por nuestra sociedad sin hipocresía. “¿Cuándo sería madura una persona para amar? ¿Cuándo se puede consentir responsablemente un vínculo? Y me pregunto: ¿Somos las personas adultas más responsables emocionalmente que las adolescentes?”, concluye la doctora en estudios de género.

https://www.clarin.com/viva/sexo-mayor-menor-edad-juega-cama_0_YYcHJ_8o.html

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