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El son y el fandango: La energía que une culturas

El Piñero


Por Paulo Sergio HG / El Piñero de la Cuenca

Para los que no conocen, sin fandango no hay son y sin son no hay fandango. Así de sencillo.  Para la región del Sotavento, el son es la música predilecta que acompaña a las fiestas y celebraciones de los jarochos. Aquí el son viene de abajo, de lo profundo, de los negros, mulatos y mestizos pero también de los blancos e indígenas. El son es crudo como nuestra historia, rústico como nuestras caras y áspero como nuestras manos. Pero también, el son es alegre, fuerte,  delicado y bello como nuestras madres  y juguetón como nuestros hijos. El son es energía pura, cambiante como la vida.

Los orígenes de la fiesta y la música se remotan a los orígenes de la vida misma, pero el fandango y el Son Jarocho se originaron en los tiempos de la colonia donde los negros,  blancos  e indígenas iniciaron el proceso de mestizaje. Posteriormente estas expresiones se volvieron elementos de tradición que ahora identifican a la vida popular del jarocho.

Al caminar por el puerto de Veracruz o las calles de un municipio del sotavento es común escuchar los sonidos de las jaranas al paso de una pareja de “Jarochos”. Podemos también situarnos en alguna plaza pública o en algún restaurante tradicional y de repente escuchar décimas acompañadas por los acordes de una jarana. Se tiene la creencia de que el corazón del Son Jarocho está en los puertos como Veracruz o Coatzacoalcos, lugares por donde llegó el son, pero a la fecha no hay rasgos de vestigios del Son tradicional. Se han extinguido los músicos o las familias soneras tradicionales. Los que hay, son los que han emigrado de los Tuxtlas o de la región del Papaloapan quienes se han asentado en los puertos.  El Son Jarocho en los últimos años se ha vuelto muy popular y ha seducido a habitantes de ciudades como Oaxaca o la ciudad de México, que inclusive tienen un dicho “donde sea que levantas una piedra sale un jaranero.

En la gran mayoría de los pueblos del sotavento a las fiestas se les llama fandango. Para entender mas sobre la tradición y los elementos involucrados acudimos a Casa Sotaventina, un colectivo cultural que se dedica a rescatar y enseñar la cultura del sotavento en donde Jaqueline Acosta nos platica brevemente de ello.

¿QUÉ ES EL FANDANGO?

El fandango es una fiesta, es donde se reúne la música y el baile. Pero en realidad interviene la comida. Si no hay comida no hay fandango. Son muchos los elementos que intervienen en un fandango. Y es que aquí la fiesta la hacen todos. Los participantes comen, bailan, versan y tocan sus instrumentos al mismo tiempo. Todo esto, realizado sobre un instrumento central del cual parte toda la algarabía que es la tarima.

A simple vista pareciera que el son jarocho es solamente tocar los instrumentos, cantar las canciones y bailar sobre la tarima, pero todo tiene un orden, reglas y elementos que lo hacen particular y único.

-El ritual de la tarima

Según nos explica Jaqueline, integrante de Casa Sotaventina, hay dos tipos de sones, sones de mujeres y de montón. Con el tiempo vas aprendiendo que los sones se bailan mujer con mujer y que sones se bailan en pareja, hombre y mujer. Todo lleva un ritmo, en el fandango hay mucha armonía. El zapateado no es solo un baile al azar, el zapateado es parte de la música, si no lleva un orden, la música se pierde, por eso tiene tanta estructura; por decir algo, en los fandangos, para comenzar a bailar debe dejar de cantar el que está cantando. Entonces, mientras alguien está cantando nadie  se sube a la tarima, ya que vas a subir, le tocas el hombro a tu compañero o compañera, se bajan y ya sabes que te toca que subir. Son las reglas no escritas del fandango, no tienes que subir en cualquier momento, tienes que esperar a que el cantador haga su pausa, cuando ya esté la pura música  a esa hora ya puedes subir. Hay varias niñas que son muy pequeñas, tienen como cuatro o cinco años, entonces ellas van poco a poco aprendiendo el ritmo, aprendiendo los descansos, aprendiendo todo el zapateado pero comienzan por aprender toda la estructura del fandango. Donde van los descansos, donde van los zapateados fuertes. Tiene su complicación y dificultad.

-El vestido

Para asistir a un fandango hay que cumplir con ciertas normas de etiqueta, si bien no es obligatorio, es el momento perfecto para lucir la mejor imagen, los mejores vestidos y las más blancas guayaberas. Hay que vestirse como Jarocho.

Así también, Jaqueline nos dice: “el vestido es muy particular, por ejemplo, hoy traigo una blusa blanca tejida, esta es la blusa tradicional. Está pegada aquí con camaroncitos tejidos que están hechos a mano. Las faldas generalmente son floreadas y el rebozo va bien ceñido a la cintura. Debajo de la falda está las “”. Los hombres generalmente van de guayabera y el sombrero de cuatro pedradas.

-La comida

-En las comidas nunca faltan los tamales de masa cocida o las chancletas, así como las aguas de horchata o de jamaica o los famosos toritos hechos con alcohol de caña, leche y cacahuate., guanábana o coco.

¿QUÉ ES EL SON?

El son es la música con la que se acompañan los fandangos. Alrededor de la tarima todos los que saben tocar los instrumentos se reúnen para cantar sus versos y bailar. Una de las características que posee el son es que no tiene un sistema de enseñanza reglamentado como ciertos estilos o instrumentos musicales. Los que aprenden lo hacen viendo y los que enseñan lo hacen tocando. Su ejecución consiste solamente en tres notas y la afinación que enseñan es Do, Fa y Sol. Pero el son jarocho tiene sus particularidades. No en todas las regiones se toca por igual y con los mismos instrumentos. Cada pueblo le imprime su propia identidad y le agrega su toque especial. La región del Sotavento está dividida por microrregiones en donde en cada una existe un uso específico de cada instrumento. En la región de los Tuxtlas predomina el violín y es el instrumento principal que dirige a la música. Por otra parte, en la sierra de Soteapan La Leona es el instrumento principal mientras que en los bajos del Rio Papaloapan la guitarra de son es el instrumento base.  Asimismo en la zona de Tierra Blanca el arpa es el instrumento protagonista y también en comunidades indígenas de la zona mazateca y chinanteca, las arpas autóctonas son el instrumento principal.

LOS INSTRUMENTOS

Los instrumentos que intervienen en el son se clasifican en dos tipos: Instrumentos de cuerda e instrumentos de percusión aunque existen algunos que hacen doble función. En el caso de los instrumentos de cuerda existen de diferentes tamaños. Para entender más sobre el tema, Daniel Acosta, fundador de Casa Sotaventina nos da una breve explicación.

 Los instrumentos de Cuerda

Las Jaranas

Las jaranas son instrumentos similares a las guitarras pero de tamaño inferior y con diferencias en el número de cuerdas. Se utilizan tres tipos, jarana primera, jarana segunda y jarana tercera.

– La jarana Primera

Instrumento pequeño de 8 cuerdas.  En un fandango es de los instrumentos que mayor sobresalen por lo melodioso y singular de sus sonidos agudos. Con este instrumento aprenden los niños y en ocasiones vuelve el instrumento predilecto de varios adultos que se acostumbran al tocarlo.

-Jarana Segunda
Uno de los instrumentos más suaves al tocar ya que no se necesita imprimir mucha fuerza sobre sus ocho cuerdas para sacar las notas. Su sonido es intermedio, ni muy agudo ni muy grave y con un tamaño medio. Para muchos jaraneros resulta cómoda para fandanguear.

-Jarana Tercera

Mejor conocida como la tercerola, vozarrón o guitarra tres cuartos. Tiene diez cuerdas que crean sonidos graves y cristalinos que complementan a las otras jaranas.

 El Requinto o guitarra de son

Instrumento de cuatro cuerdas con un sonido limpio y agudo. Es uno de los más sonoros en los fandangos y se distingue porque sus sonidos son muy marcados ya que no implica el rasgueo de las cuerdas. En la zona de los llanos del sotavento es el instrumento principal de los fandangos.

 La leona

 Es el bajo por excelencia en el son jarocho y su nombre de Leona le hace justicia al sonido grave que crea. Es un instrumento grande de cuatro cuerdas, de similar complexión al guitarrón que utilizan los mariachis. Este instrumento predomina en los soneros de la región de Los Tuxtlas pero desde hace 20 años su uso se extendió a otras regiones del sotavento. Para muchos jaraneros, es un instrumento de respeto; para Daniel A.  es uno de los instrumentos más difíciles se tocar por el volumen de las cuerdas ya que lastiman mucho, “En verdad hay que estar muy preparado mentalmente ya que después de tocar una hora tienes aniquilados todos los dedos; para ejecutarlo se requiere imprimir mucha fuerza y destreza para evitar que los sonidos coincidan con el requinto que está afinado de igual manera”. A simple vista La Leona impone y al tocarla ruge. Tiene personalidad propia, un tanto agresiva, y como bien explicó Daniel, dominarla tiene sus consecuencias.

 El arpa

Muchos consideran que el arpa es un instrumento que llegó para estilizar al son. Su uso le aporta elegancia, velocidad, volumen y armonía. También ha permitido favorecer comercialmente a los grupos que utilizan su imagen. Su uso en los fandangos tradicionales no es común aunque en la población de Tierra Blanca Ver. es considerada como la cuna de los mejores arpistas en la música del son. Existe el conocimiento del uso de arpas de origen indígena, -de una manufacturación mas rústica- en las comunidades mazateca y chinanteca en donde toma el papel de instrumento principal sustituyendo a la guitarra de son o requinto.

LAS PERCUSIONES

 Las percusiones en el Son Jarocho tienen la misma importancia que los instrumentos de cuerda, llegando inclusive a marcar los tiempos y ritmos de los fandangos y presentaciones. Existen percusiones donde se debe de tener conocimiento previo de las jaranas y otras donde se requiere maestría para poder ejecutar un buen sonido.

La tarima

 La Tarima no es solamente un escenario, es el elemento central del fandango donde se desarrolla  el baile y se crea la percusión. Si bien, era un elemento popular de las actividades sonera en el siglo XVI, a través del tiempo evolucionó tomando aspectos particulares de cada región del país. En la región de Tierra Caliente –Guerrero y Michoacán- las tarimas son más pequeñas y más altas, emitiendo un sonido profundo y grave. Por otra parte, en la región de La Huasteca, las tarimas son extensas y muy grandes para bailables concurridos. En la región del Sotavento las tarimas suelen tener el tamaño de una hoja de triplay que aloja hasta seis bailadores. En la Región del Papaloapan se han creado diferentes versiones de tamaños que se adaptan a las necesidades de la presentación, habiendo tarimas hasta para una sola bailarina.

La mandíbula de burro y el güiro, son percusiones que han acompañado al son desde sus inicios y que persisten hasta estos días.

Mandíbula de burro

 Una de las percusiones elementales es la quijada de burro, -que también puede ser de mula o de caballo-. En este instrumento los dientes emiten una vibración al ser rasgeados y al ser golpeados. Según nos platica Daniel, se requiere de u proceso especial para poder ser útil: “Una vez que el caballo muere de manera natural, se extrae la cabeza y se pone en un hormiguero durante varios días y meses para que se coman toda la carne. Posteriormente se blanquea en una solución acuosa de cal y cloro con el fin de quedar blanca completamente; una vez lista, se pone a la venta  en precios mayores a los quinientos pesos”.

El Güiro

 Un instrumento natural, fruto de un bejuco,- una planta trepadora de la familia de las curcubitáceas-. Este instrumento de percusión ha sido usado desde la época precolombina pero recientemente empezó a utilizarse como percusión en el son jarocho. Algunas agrupaciones optan por utilizarlo en sustitución de la quijada al producir un sonido similar. A simple vista es un instrumento fácil de tocar, pero la complejidad radica en que sus sonidos tienen que ir en perfecta sincronización con los sonidos de la jarana. Por lo tanto, es necesario saber tocar jarana para ejecutarlo con maestría. Es por ello, que los que tocan las jaranas o las quijadas son quienes también tocan el güiro.

 

Por otra parte, también están los instrumentos de reciente incorporación que han complementado al son jarocho en las recientes décadas como el Cajón Peruano.

El Cajón peruano

Este es de los últimos instrumentos  de reciente incorporación que ha complementado al son jarocho. Esta percusión al momento de tocarla le otorga un sonido grave con efecto sonoro. Es de los instrumentos que complementan perfectamente al son ya que son sonidos que no se encuentran en la marímbola, leona o en la tarima. En la actualidad, el cajón  se ha vuelto tan elemental para muchos soneros donde inclusive lo utilizan para marcar el tiempo o velocidad de las canciones, convirtiéndose así  en la línea de ritmo.

Así como el son integra elementos de origen europeo o indígena, también hace se hace notar por los instrumentos de origen africano que persisten en los conciertos. Por ejemplo,

El Marimbol

Un instrumento de madera, hueco y con flejes de metal de invención africana. Emite un sonido de bajo y percusión ya que al momento de tocar los flejes se golpea la madera creando así un doble sonido. Fue popular en los tiempos de la colonia pero cayó en desuso.En sus inicios se elaboraba con una especie de calabaza redonda que tenía 4 flejes pero a través de los años, este instrumento ha evolucionado en diferentes versiones y tamaños. Ahora las versiones son más estéticas, más cuadradas, con más flejes y algunos hechos con madera de triplay para facilitar su transporte. Sin embargo, en Oaxaca, en la zona de la sierra mixe existe un municipio que ha mantenido esta tradición viva. Las marimbolas que existen mantienen la estética redonda que distingue a los originarios en África, conservando sus cuatro flejes pero hecho con madera de mango. A pesar del embate de los años, los habitantes resguardan a los primeros ejemplares que llegaron desde África a este continente. Hoy por hoy, mediante el rescate cultural,  es uno de los instrumentos que resurgen para darle más sabor a la cultura fandanguera y su uso se populariza entre los grupos del son.

 EL CANTO Y LOS VERSOS

Otra parte medular que tiene el son es el canto y sus versos.  Estas no son simples canciones, son composiciones poéticas que narran la vida cotidiana del jarocho. A veces son alegres o amargos, de cotidianidades o hasta himnos que celebran la naturaleza y la vida, el amor, el cantar de los pájaros o de los animales. Voces que surgen se la inspiración.  También, en recientes casos, se vuelven formas de protestar en contra de las injusticias, voces que surgen de la inconformidad.  Cuando no se canta, se recita o se improvisa entre las pausas de las canciones. Estos versos se conocían por ser ser pícaros y divertidos, ahora profundizan, cuestionan y reflexionan. Los versos que se cantan son octosílabos, es decir, deben de tener 8 sílabas para que quepan en la estructura de un son. La versada en el son está compuesta de sextillas, quintetas y cuartetas, esto sin obviar la decima.

 A través del tiempo el son va cambiando, va mutando, se va nutriendo y expandiendo al recibir a otros instrumentos  que ahora forman parte de los repertorios tradicionales. Lo que al principio era una celebración local y muy particular de los pueblos del sotavento, en el transcurso de los años ha pasado las fronteras geográficas y culturales de los pueblos de México y el mundo. Y esta es una de las particularidades que vuelven exitosa a  esta expresión cultural. La energía colectiva del fandango permanece, así como desde sus inicios propiciaron que las diferentes culturas convergieran y se integraran ahora lo hacen en cada ciudad del país en donde estas olas jarochas contagian su alegría.

 

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