- Nadie lo delató…
- Justicia divina
Luis Velázquez/ Malecón del Paseo
Veracruz.-
EMBARCADERO: Hay en Veracruz un vengador anónimo… Se parece a la vieja película de Charles Bronson, el vengador solitario que toma venganza por sí mismo cuando asesinan a su esposo… Y uno a uno va ejecutando a los homicidas… El vengador anónimo apareció la tarde del jueves 15 de noviembre en el restaurante “La flor”, en la autopista de Acayucan a Cosoleacaque… De pronto, tres hombres armados, tres sicarios, tres pistoleros, tres malandros, entraron al restaurante para robar a los comensales y viajeros de un autobús de pasajeros… El vengador anónimo estaba en el fondo, sentado en una silla en mesa solitaria… Desde el fondo del restaurante miró la forma en que los criminales iban despojando de sus pertenencias a los comensales, todos aterrorizados con el tsunami de violencia que ya dura ocho años, quizá, más… Entonces, desde el fondo de su anonimato, el vengador sacó su pistola y disparó a los malosos…
ROMPEOLAS: Con el primer tiro “hirió de muerte” a un asaltante, y los otros dos en vez de disparar salieron huyendo… El herido quiso retirarse, pero apenas, apenitas, pudo llegar a la parte exterior del negocio y quedó tendido sin vida, boca arriba, mientras sus cómplices huían… Luego, el vengador anónimo, pasadas las 18 horas, unos minutos, quizá segundos, del asalto, guardó su pistola y desapareció del restaurante… Nadie le vio la cara… Nadie recuerda un rasgo físico de su rostro o de su cuerpo, ni siquiera vaya la forma en que iba vestido… Simple y llanamente, desapareció… Se perdió en la tarde que comenzaba a envejecer con las primeras sombras tímidas de la noche… Y cuando los patrulleros de la Policía Estatal llegaron nadie lo identificó o de plano nadie lo quiso identificar, pues en todo caso salvó la vida y los bienes de los comensales… También, claro, de los dueños del restaurante…
ASTILLEROS: ¡Ah!, pero en la huida de los asaltantes, el vengador anónimo tuvo tiempo para dispararles… Y según las versiones, hirió a otro más… Y lo hirió de gravedad, feo, pues al día siguiente, en el Hospital Civil de Minatitlán, donde pidió ayuda, falleció… Una bala se le incrustó en el tórax… Se llamaba Adrián Alberto Canela Martínez… Adrián ingresó al Hospital Civil la noche del jueves, es decir, la misma tarde/noche del asalto fallido en el restaurante… La Policía Ministerial platicó con una hermana de Adrián y les dijo que la tarde/noche del jueves había llegado a casa a bordo de un taxi, herido de un balazo en el tórax… Adrián todavía podía hablar y les confesó que junto con su padre, Alberto Canela Cruz, habían intentado asaltar a los clientes del restaurante “La Flor”, pero fueron baleados por un comensal al que ahora todos en el sur de Veracruz identifican como “El vengador anónimo” y que así, incluso, le comienzan a llamar en las páginas policiacas… Un vengador anónimo para un Veracruz sumido en un río de sangre y en un valle de la muerte y en
donde están asesinando a civiles, cierto, pero también a niños y mujeres… Y por tanto, quizá, todas las regiones de norte a sur y de este a oeste de la tierra jarocha desearían un vengador anónimo…
ARRECIFES: Adrián confesó a su hermana que su padre había muerto en el asalto… Pero al mismo tiempo, reveló que la familia estaba informada de que los hermanos y el padre llevaban el itacate y la torta a casan porque eran asaltantes… Con todo, el vengador anónimo ya está convertido en una leyenda en el sur de Veracruz, y de seguir así, será, digamos, la versión de “Chucho El roto” del siglo XXI, aquel que encarcelado en las mazmorras del castillo de San Juan de Ulúa logró escapar… Por ejemplo, se habla ya de que “El vengador anónimo” es, puede ser, será un trailero de los tantos que caminan en el sur de Veracruz, ida y vuelta, y que en defensa propia habría disparado a los comensales, pues también sabía, estaba seguro, de que sería asaltado… Y, bueno, ante la incapacidad de las fuerzas policiacas para garantizar la seguridad en la vida y los bienes, sólo resta un camino: la defensa propia, armarse, las guardas comunitarias y la vigilancia colectiva…
PLAZOLETA: En la tarde/noche del jueves 15 de noviembre, el vengador anónimo, el vengador solitario, desapareció luego de frustrar el asalto, quitar la vida a un asaltante y dejar herido de muerte a otro, quien falleciera en el hospital al día siguiente… Se le fue un tercer asaltante… Pero al momento, y lo más importante, es que ninguna policía busca al vengador anónimo… El viejito del pueblo le llama justicia divina… En el viejo oeste, hacerse justicia por la propia mano… Casi casi como en algunos pueblos del estado de México, Puebla, Hidalgo y Tlaxcala, donde los vecinos detienen a unos ladrones o violadores y de plano los linchan y los queman vivos… Tal cual como sucediera en el Veracruz de Patricio Chirinos Calero en la sierra de Tatahuicapan cuando los vecinos enardecidos detuvieron a un violador, lo amarraron a un árbol y le prendieron fuego como relata con precisión la escritora Fernanda Melchor en uno de sus libros… Lo extraño, insólito, fascinante y mágico es que ninguno de los comensales delató al vengador anónimo… Nadie lo identificó… Nada se grabó sus rasgos físicos… Nadie lo vio retirarse y subirse, digamos, a su tráiler… Y/o a un taxi para huir… Simplemente, se perdió en la noche, como en los casos de todos los vengadores solitarios… Un hombre así pacificaría Veracruz en un dos por tres, de pueblo en pueblo, hasta sembrar el desconcierto en los malandros… Y como dijo Luis Ángel Bravo Contreras cuando en el duartazgo tomó posesión… “Apenas los malandros supieron que yo llegaba de Fiscal, todos huyeron a otros estados y otros a esconderse en las cuevas de las montañas sureñas”…
