- Ranking de la violencia
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: A partir de cuando en el Veracruz yunista mataron a la primera mujer y asesinaron a los primeros niños (4 un día en colonia popular de Coatzacoalcos), la caja de Pandora, la caja del mal, se abrió y desde entonces, la pesadilla. Pesadilla duartiana podría escribirse.
El jueves 28 fueron las últimas. Un par de mujeres asesinadas en la colonia El Moral, ni más ni menos que en Xalapa, la capital.
Fue en la calle Privada Herraduría. En una casa sin número domiciliario. Es decir, ni siquiera, vaya, tabulada en el Registro Público de la Propiedad. Doble feminicidio fue el titular de la prensa roja.
Una de ellas, Ana Cecilia Quiñones López, de 25 años. La otra, Ana Verónica López Pérez, de 45.
Y como siempre desde el primer feminicidio en el bienio azul, la Policía Ministerial investigando. Que pronto habría resultados, por ejemplo, con los asesinos detenidos.
Así, no obstante, se han ido diecinueve meses cuando faltan 5 meses para el fin del gobernador número 75 en la historia local.
PASAMANOS: José Coronel Urtecho lo escribió en su poema “No volverá el pasado”.
Cierto, todos creíamos que el mundo jarocho sería de otro modo. “Ni siquiera lo que era es ya como era. Ya nada de lo que es será lo que era. Ya es otra cosa todo. Es otra era. Es el comienzo de una nueva. Es el principio de una nueva historia. La vieja historia se acabó. Ya no puede volver”.
Ajá.
Y sin comparar el sexenio de Javier Duarte, desaparición forzada de personas y cadáveres, el bienio de Miguel Ángel Yunes Linares tiene su sello.
El río de sangre en el barco de la muerte sigue distanciando más y más a la yunicidad de la población.
Con todo y que también deseó bendecirse con Sergio Obeso ungido Cardenal.
Por aquí fue asesinada la primera mujer (en el mes de abril Veracruz ocupó el primer lugar nacional en feminicidios), la yunicidad inició “su viaje al pasado y de manera irreversible, y con cada asesinato más, más irreversible aún”. (Sergio Ramírez, La Jornada México, hablando de su ex amigo, Daniel Ortega)
Veracruz, de nuevo en la estadística mortuoria del país.
Este año, por ejemplo, la mayor cifra de asesinatos de mujeres desde el año 2015, y en la numeralia del horror y el terror, “la noche tibia y callada” que soñara “El flaco de oro”.
CORREDORES: A: La yunicidad no pudo con su secretario de Seguridad Pública, apodado “El fantomas” en el chirinismo.
B: El bienio llegó al principio de Peter y el feminicidio (y la incertidumbre, la zozobra y la violencia) lo rebasó.
C: La yunicidad no quiso. Otra era la prioridad.
D: Los malosos siguen ganando la batalla social, policiaca y mediática.
E: Seguir inculpando al Peñismo del estado de cosas en el país, y por añadidura, en Veracruz, resulta procaz. De entrada, ya nadie cree la cantaleta. Y los gobernadores y los presidentes municipales son corresponsables.
F: Si los carteles siguen adueñados de Veracruz, cierto, están mejor armados, pero al mismo tiempo, disponen de mejor equipo humano, estratégico y técnico que el lado oficial.
G: Sea que los carteles hayan corrompido a los jefes policiacos, policías, políticos y alcaldes, anexos y conexos, es decir, síndicos y regidores, el feminicidio está fuera de control.
Y el bienio azul, en el tobogán.
RODAPIÉ: Hay un clamor generalizado por la tranquilidad y la paz.
Los familiares de las mujeres asesinadas (y población en general), las ONG, los académicos, los ministros de Dios (sacerdotes, obispos y arzobispos y hasta el cardenal Sergio Obeso), los feligreses de la iglesia en mítines, los Colectivos en foros nacionales y extranjeros, y ni así, su palabra es oída y escuchada en el palacio azul.
Según el último reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación, el número de feminicidios en el año 2015 fue de 154.
En el 2016, 251.
En el 2017, 280.
En el 2818, mes de abril, 70.
Y en el 2018, mes de mayo, 56.
Y Veracruz, dice la Segob federal, a la cabeza “con 28 de estos hechos de violencia extrema”.
En segundo, Nuevo León. En tercero, el estado de México. En cuarto, Chihuahua y Guerrero. Y en quinto, la Ciudad de México y Sinaloa.
La duda sobresalta el corazón social:
¿Por qué Veracruz en el primer lugar nacional de feminicidios según Gobernación?
Ni modo que sea como ha predicado en su homilía el secretario de Seguridad Pública por la violencia intrafamiliar.
¡Vaya, entonces, el Veracruz de machos!
Y lo peor, de machos impunes.
BALAUSTRES: Lo peor de todo es la impunidad.
En el lado oficial están, digamos, sobresaturados. Mejor dicho, rebasados. El destino, diría aquel, los alcanzó. Y se los tragó.
Un feminicidio, por desgracia, hace olvidar el anterior. Y el nuevo al anterior. Y la cadenita negra y sórdida se multiplica.
Ya nadie habla, por ejemplo, de las 3 edecanes y modelos de Amatlán y Córdoba que fueran secuestradas y desaparecidas.
Tampoco del matrimonio de Paso del Macho que con una amiga de la Ciudad de México y un amigo jarocho desaparecieron en el puerto de Veracruz luego, dijo la yunicidad, de una fiesta swinger con malandros.
La atención se centra, por ahora, en el par de mujeres asesinadas en Xalapa la tarde del jueves 28 de junio.
El feminicidio sigue al alza y con cada muerta, como dice el novelista Sergio Ramírez a propósito de la Nicaragua de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, “el poder público levanta una hilera más en el muro que lo separa de la gente”.